En la secuela de Turma da Mônica: Laços, seguimos a Mônica, Jimmy Five, Maggy y Smudge lidiando con las consecuencias de un error cometido en la escuela. Al mismo tiempo, enfrentan transformaciones de la niñez a la adolescencia y están a punto de descubrir el valor de la amistad....Monica and Friends: Lessons critica: llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Monica and Friends: Lessons
Kenshin Himura (Takeru Sato) es un famoso samurái conocido por su destreza con la katana y su frialdad a la hora de matar. En el pasado estuvo al servicio de los Ishin Shishi, un grupo de patriotas que luchaban para devolver el poder al Emperador, librando cientos de batallas y cobrándose muchas vidas. Pero tras terminar todos los enfrentamientos, jura no volver a matar y decide pasar al anonimato para dedicarse a viajar por el país como un vagabundo ayudando a quien lo necesite, como penitencia por todas las muertes que provocó. Diez años después, en 1878, Kenshin llega a Tokio donde conoce a Kaoru (Emi Takei), quien le invita a quedarse en su dojo hasta que decida volver a vagabundear. Sin embargo, el pasado que Kenshin intentó dejar atrás pronto volverá para cobrarse venganza contra él. Adaptación del manga de Nobuhiro Watsuki. critica: No lo entiendo. De verdad que no entiendo cómo la adaptación de "Rurouni Kenshin" sale bien parada en el aspecto estético, donde Keshi Ohtomo se enfrentó al handicap más difícil al tener que pasar el dibujo a la carne y hueso sin que llegue a resultar una aberración; y en cambio en su guion, que de haberse centrado en sólo una parte de la saga de Tokio, exprimiendo su arco argumental ya escrito, habrían obrado el milagro de hacer un buen filme, la hayan cagado de esta manera. Kenshin, el guerrero samurái De acuerdo, es la carta de presentación de Kenshin fuera del mundo de la animación. Es lógico por tanto, centrarse en su etapa introductoria para que todos los espectadores, conozcan o no la historia de "Battousai el carnicero", vayan a verla. Ya habrán otras entregas en las que centrarse en la saga de Kioto, el plato fuerte por excelencia. Pero me parece absurdo que se haya metido a golpe y porrazo prácticamente toda la saga de Tokio -bastantes capítulos-, dejando una historia confusa para el espectador que nunca haya visto o leído Rurouni Kenshin, y para los que sí, la sensación de haber querido meter con calzador tanta trama en tan pocos minutos. Va a trompicones, y lo que es peor: con bajadas de ritmo fallidas. Básicamente han fusionado las historias de Jinei Udoh -un villano menor que sirvió como telón de fondo para presentar a la pandilla del dojo- y de Aoshi, uno de los villanos más interesantes de todo el manga. La gracia es que este último, el líder de la banda Oni y verdadero némesis de la trama en la que se nos presenta a Megumi, ni tan siquiera aparece. Meten al traficante de opio que a nadie le importa lo más mínimo y ni cómo se llama, y no meten a los otros. Incomprensible. Los que molan son Aoshi y su banda, de la que sólo aparece un amago de Han'Nya en la caracterización más mala del filme. ¿Todo para qué? Para meter a Jinei Udoh y así unir ambas historias a base de unas costuras sacadas de la propia cosecha de los guionistas que hacen más mal que bien en el ritmo del metraje. Evidentemente todo esto cabrea al fan o al que haya visto el Anime o Manga que a los que no; pero como digo, tal experimento no ha beneficiado en absoluto al resultado como película en sí, sin entrar en su valor como adaptación. Le falta ritmo, los hechos suceden de forma abrupta... Son muchas taras para que verdaderamente pase de ser una película pasable para el espectador que se adentre por primera vez en las aventuras de Kenshin. Habrá momentos que le parecerá confuso lo que sucede. Si con tan sólo haberse centrado en el arco argumental de Aoshi tal cual y añadiendo algún detalle sacado de la cosecha como la presentación que han hecho de Sanosuke, suficiente. Entiendo que quieran meter a Saito por el tema comercial, aunque no fuera al caso por la etapa en la que se centra, pero bueno. Una llegada de Kenshin al dojo para conocer a Kouru que sea simple y efectiva, algún flashback de su etapa como Battousai en la que se le vean sus dotes con la katana, la presentación sacada de la manga de Sanosuke... Todo bajo el arco argumental de Aoshi. ¡Punto! No obstante, como digo, el aspecto estético me ha sorprendido para bien. El actor que hace de Kenshin es lo mejor de la película. Es un calco, tanto en su forma de expresarse como en el estilo de lucha. Realmente ahí no hay nada que objetar. El resto de secundarios -a excepción del carnavalesco Han'Nya- bien. Si acaso no me termina de convencer del todo Saito, le falta lago más dureza e ironía al personaje. Las localizaciones son... Si yo pensase en cómo sería el Tokio de Rurouni Kenshin en la vida real, no llegaría a pensarlo tan fiel. ¡Si hasta el restaurante es idéntico! Le casco un 6, porque al menos se nota que le han puesto empeño y ganas de querer hacer algo bien, y no una estafa al nivel de Dragon Ball: Evolution. Espero que para la segunda parte sean algo más fieles en la trama y mantengan ese buen hacer que han tenido para la caracterización del universo de Kenshin. Es como mi crítica. No creo que el resultado sea del todo bueno, pero le he puesto corazón. Kenshin, el guerrero samurái
José, un inmigrante mexicano sin papeles que vive en Brooklyn, olvida todos sus problemas cuando juega al fútbol. Sin embargo, el día en que se disputa el partido más importante le toca trabajar. critica: Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. día Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. día
Kit es una joven que, tras tener que regresar a vivir con sus padres, recibe una misteriosa invitación de una tienda que pondrá a prueba sus ideas sobre el verdadero significado de la madurez. critica: En 2017, la actriz Brie Larson (Capitana Marvel para los amigos) presentó en varios festivales de cine su debut como directora, que no es otro que “Tienda de unicornios (Unicorn Store)”. Tienda de unicornios El film no gustó a casi nadie, y se quedó en un cajón durante dos años, hasta que, claro, ha llegado el estreno de “Capitana Marvel”, y en Netflix (que tendrán bastantes cosas criticables, pero que son más listos que casi nadie) han movido ficha, y han estrenado dicho film a casi un mes después del estreno de la película de Marvel. Estamos hablando de una película que a nadie interesó ni interesaba hasta al momento, y que ahora se ha vendido como un gran estreno en exclusiva de la plataforma, y como el debut de la ascendente Brie Larson, y encima junto a Samuel L. Jackson. Pues bien, la verdad es que la trama y lo visto hasta el momento transmitían cierta incredulidad ante lo extraño de la propuesta. Y una vez vista debo confirmar que los temores no eran infundados, ya que estamos ante una rareza tan inclasificable como boba. La dirección de Brie Larson es de corte independiente y todo es plano y monótono. Cualquier amateur podría haber dirigido la película, sin más. En cuanto al guion, tiene algunos personajes y momentos interesantes (la mayoría con los padres de la protagonista), pero la tontería y la intrascendencia se apoderan del conjunto sin miramientos. En cuanto al personaje principal, es tan entrañable (pocos momentos) como irritante, y cuesta empatizar con ella. Se nota el esfuerzo de Larson por ofrecer una actuación notable, pero hay momentos que se la ve algo exagerada, al igual que a su compañero Samuel L. Jackson, que sale menos de diez minutos y está totalmente desaprovechado. Que no os engañe la promoción del film. Una pena. En conclusión, estamos ante una película que podría calificarse como una soberana chorrada. Entiendo la opinión generalizada que causó hace dos años, y creo que lo que hace Netflix, de rescatar productos independientes que nadie vería en salas, es un arma de doble filo, porque estoy seguro que este producto va a crear más descontento que alegrías entre los usuario de la plataforma. Sinceramente, no sabría decir que público quedará encantado con esta rareza, por mucho que este cargada de buenas intenciones y tenga un buen mensaje (aunque totalmente predecible y visto en muchos otros films, todos ellos muy superiores). Un debut de Larson prescindible y fallido. Vosotros mismos. Más críticas: ocioworld.net Tienda de unicornios
El matrimonio formado por Zhenya y Boris está decidido a divorciarse: el amor se ha acabado entre ellos y lo han encontrado en otras personas. Viviendo aún juntos, las discusiones y la poca comunicación son algo normal en esta 'familia'. Mientras su hijo Ayoshya vive esta situación frente a la pantalla de su ordenador y escondiendo sus lágrimas. Durante una última pelea, el niño desaparece. Unidos por lo que más les importa a ambos, tendrán que luchar por encontrar a Ayoshya en una búsqueda que supone un punto de inflexión en la relación de la pareja. critica: Una pareja en trámite de divorcio vende su piso. Apenas se ven, cada uno ya tiene una nueva pareja y las únicas conversaciones que mantienen son violentas discusiones. Una vez que el nido sea vendido, todo se acabaría y ambos tendrían una nueva vida si no fuera por algo: su hijo. Un hijo que llegó por accidente, que nunca fue deseado ni querido, que se pasa las noches en vela llorando y que ya apenas habla. Un día, el niño sale de casa por la mañana y ya nunca vuelve. Sin amor Zvyagintsev se ha convertido por méritos propios en el cineasta ruso más admirado de nuestros días junto a Sokurov. Ya en El regreso, debut que le valió un León de Oro, trató con maestría el tema de las recomposiciones y descomposiciones familiares con un ritmo pausado y una técnica visual heredada de Tarkovski, evidente en el pasaje de la isla desierta. Pero el director no solo ha conseguido su prestigio por copiar a los maestros, sino que además ha metido el dedo en la llaga del gobierno de Putin al denunciar la corrupción de la Iglesia y el Estado con su anterior film, Leviatán, premio de la mejor dirección en Cannes. Loveless, en cambio, vuelve a centrarse en la familia y en la educación como tema principal, criticando más a la sociedad rusa que al Estado. Eso sí, al situarse la acción en 2012 no dejan de llegar ecos de la invasión de Crimea de las televisiones que los personajes escuchan. La película es un prodigio técnico. Cada plano fijo tiene una razón, cada movimiento de cámara, otra. El despliegue técnico de Loveless deslumbra, convirtiendo cada captura en un fotografía perfecta. Un ejemplo, la imagen fija de un bosque nevado, casi en blanco y negro, tras un leve movimiento de cámara descubrimos unos puntos naranjas al fondo del cuadro que se acercan, son los voluntarios en búsqueda del niño. Otro ejemplo, un hombre se levanta de la cama en penumbras, se acerca a la ventana y abre las cortinas, la luz entra, el hombre avanza hacia la cámara y sale del plano. Silencio, oímos la televisión y en ese plano fijo, las sábanas se mueven, la cámara entonces se mueve hacia la cama y según las sábanas siguen moviéndose la cabeza de la mujer aparece para continuar su historia. Cada movimiento está calculado de manera que es la imagen quien nos cuenta gran parte de la historia. Zvyagintsev consigue así insinuar de manera eficaz aquello que quiere que sepamos sin tener que volverlo evidente con la palabra. La base de la narración de la película es la insinuación, no sólo a través de la imagen, sino también gracias al guión, que nos deja asimilar a nosotros mismos el comportamiento de los personajes. Al hombre, más preocupado por trepar en la escala social que en sus allegados, le veremos repetir progresivamente el mismo esquema de desentendimiento, abandono y frustración con su nueva familia. A señalar la violencia de la escena de la cuna justo al final. La mujer, superficial y agresiva, se entrega sin ningún pudor a su nuevo amor en un monólogo entre sábanas al principio de la película. Su nuevo novio parece distante y despreocupado. Sabremos cómo trata a su nueva conquista con superioridad al ver el tipo de restaurantes al que la lleva. Comprenderemos el vacío que este triunfador intenta llenar cuando conecte vía Skype con su hija en el extranjero, de aspecto físico similar a la mujer. La pregunta que nos viene a la mente es por qué la protagonista necesita el respeto y la aprobación de este hombre, otro más, que no la quiere. La respuesta llegará cuando conozcamos a su propia madre, tirana y fría. Sin amor
Un adolescente problemático es enviado a hacer servicios comunitarios a una ruinosa escuela de karate. Desde allí entrará en un torneo de la MMA para encontrar al hombre que mató a sus padres. critica: Nada, no se dejen embaucar: "Asalto final" es una película mala, pero mala de veras. Un refrito que mezcla a "Karate Kid" con alguna película de Van Damme (me viene a la mente "Kickboxer") pero a lo canadiense, con un guion barato que intenta llenarnos de superación personal a la vez que de venganza. Que un cuerpo escombro llegue a lo que llega en unos días es inconcebible, imbebible e incomible. Asalto final Podría justificarse semejante disparate disfrazando el fracaso del producto como mero entretenimiento, pero ni por esas, porque encima es aburrida a la par que predecible. Prescindible, y lo que hay que decir a los que no la han visto: ESQUÍVENLA. Asalto final