Un estratega demócrata ayuda a un veterano retirado a postularse a la alcaldía de una pequeña y conservadora ciudad del medio oeste americano que suele votar siempre a los republicanos. critica: El mundo de la política: ¿te cansa, te aburre, te provoca náuseas? O por el contrario, eres de esas personas que viven con entusiasmo todo lo que rodea al circo político, incluidos sus entresijos y fauna que vive del mismo. En cualquiera de los casos o bandos en los que te situes, Un plan irresistible puede ser una opción bastante óptima para pasar el rato frente a la pantalla y evadirte de este extraño y angustioso verano del 2020. La película, dirigida por el famoso cómico Jon Stewart, aprovecha los clichés que surgen de su planteamiento inicial: la llegada de un consejero político de Washington a una ciudad perdida en el medio oeste americano. La personalidad y costumbres del urbanita, chocarán con las de las buenas gentes del medio rural, cuya sencillez y hospitalidad descolocan en muchos momentos al protagonista. Asimismo, el personaje interpretado por Steve Carell tiene su némesis, una estratega republicana -Rose Byrne- que se traslada a la pequeña ciudad de Wisconsin para plantar batalla política y personal a su contrincante. De esta forma, el filme se apoya en una guerra de sexos entre ambos personajes, lo que provoca situaciones de cierta comicidad. Algo en lo que Carell ya tiene cierta experiencia. No siendo una gran película, e incluso pudiendo perder fuelle durante la parte central del filme, el buen trabajo de los actores, así como el final con moraleja que Jon Stewart plantea con mucha habilidad, hacen de Un plan irresistible una opción recomendable para aquellos que quieran un rato de entretenimiento sin más pretensiones. Una comedia agradable, que tal y como están las cosas, no viene nada mal. Más datos sobre esta y otras películas en argoderse.com Y en Facebook en la página argodersecine Un plan irresistible
Philippe, un aristócrata que se ha quedado tetrapléjico a causa de un accidente de parapente, contrata como cuidador a domicilio a Driss, un inmigrante de un barrio marginal recién salido de la cárcel. Aunque, a primera vista, no parece la persona más indicada, los dos acaban logrando que convivan Vivaldi y Earth Wind and Fire, la elocuencia y la hilaridad, los trajes de etiqueta y el chándal. Dos mundos enfrentados que, poco a poco, congenian hasta forjar una amistad tan disparatada, divertida y sólida como inesperada, una relación única en su especie de la que saltan chispas. critica: "Intouchables" ha sido la película elegida para clausurar la sección oficial de la edición 2011 del Festival de Cine de San Sebastián y los seleccionadores han hecho pleno: ha sido junto a la fantástica "The Artist" la película más aplaudida por la prensa en su primer pase y es que tiene un algo que se hace irresistible. Aún entendiéndose como una obra sencilla, modesta, que no busca nada más que hacer pasar el rato, el film desprende cierta magia y energía a la hora de retratar a sus personajes principales y realmente existe una gran química entre François Cluzet y Omar Sy, que interpretan a un hombre tetrapléjico de vida acomodada y un inmigrante recién salido de la carcel, respectivamente. La escena inicial es una persecución a toda velocidad en la que se nos presenta perfectamente la actitud de cada uno y pasados unos minutos viajamos al pasado: descubrimos cómo se conocieron y cómo se fue forjando esa amistad a pesar de que provengan de mundos muy diferentes. Intocable El tono, como comentaba, es amable. No hay ápice de manipulación emocional y ese es uno de sus mayores méritos, y tampoco trata el tema de la discapacidad desde un punto de vista dramático sino siempre cómico, con ironía, lucidez y chispa. Sy crea un gran personaje y Cluzet suaviza el tono con su serenidad. El resultado es una película que tiene instantes aislados de gran comedia y que evita caer en lo fácil en casi todo momento, funcionando lo suficiente como para no resultar tediosa durante sus casi dos horas de duración. Poco puede decirse a favor o en contra de algo tan sencillo más allá de que el retrato de la amistad es creíble, así que si queréis una cinta amable con la que pasar el rato y que no os trate como estúpidos, es una buena opción. ¿Una escena? La parte de la ópera. Intocable
Daniel alcanzó el límite de su paciencia con su mujer. La extremadamente temperamental Natalia está siempre protestando. Pero Daniel no tiene el coraje para pedir el divorcio. Así, acepta el consejo de sus amigos de contratar a un famoso Don Juan local para que seduzca a su mujer y sea ella quien lo abandone. Critica: Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Se Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. Se
Una pareja en Quebec se enfrenta a las dificultades y las expectativas de criar niños en una sociedad obsesionada con el éxito y la presencia en las redes sociales. critica: En un intento de mezclar drama y comedia, “El manual de la familia perfecta” desarrolla dos tramas principales que pretenden mantener el equilibrio, si bien el drama, más intenso y adulto, le gana la partida a la comedia más familiar. El manual de la familia perfecta La película muestra muchas de las emociones con las que lidian padres e hijos, cada uno desde su punto de vista. Situaciones que a veces se complican por el exceso de protección de unos padres que quieren lo mejor para sus hijos sin darse cuenta de la presión o la carga que les aportan, y por unas apariencias que hay que mantener para que nadie te mire raro. Así vemos cómo la hija del protagonista, una convincente Bierre, intenta llevar el peso de no decepcionar a su padre, un Morissette que también coescribe el guion, que con su buena voluntad intenta insuflar ánimo y seguridad a la joven. Esta trama dramática está llena de aristas y detalles sobre los que se reflexionar. Y también vemos a la madre supeditada a las reglas sociales, que lidia con las redes sociales y con la influencia de la sociedad para que su hijo haga todo lo que hacen los demás y se sienta también protegido. Una parte de comedia que destensa la parte dramática. La película muestra esas dos formas de protección parental de una forma distendida y amena, en la que más de uno o una se verá reflejado en algún que otro detalle. Con un guion que invita a una reflexión sobre cómo gestionar esa idea de éxito que parece impuesto por lo que vemos en las redes sociales, “El manual de la familia perfecta” explora el vínculo entre padres e hijos y la importancia de la comunicación familiar para evitar graves problemas. El manual de la familia perfecta
En un pequeño pueblo de la Inglaterra de 1959, una mujer decide, en contra de la educada pero implacable oposición vecinal, abrir la primera librería que haya habido nunca en esa zona. critica: Así lo sentí nada más salir de la sala de cine. La librería A priori, una película con elementos que me gustan: la temática, la ambientación, los actores y las actrices. Lamentablemente, bastan cinco minutos para que la decepción empiece a asomar la colita. Quieres pensar que no, que todo va a remontar según avance la trama y la relación entre los personajes se afiance, pero es un aspecto que nunca llega a producirse. Desde mi punto de vista, la película fracasa en el montaje, en la dirección de actores, en la interpretación, en el guion y por un abuso constante de la voz en off. Todo ello da como resultado lo peor que puede ocurrir en el cine: que nada te emocione, que nada te conmueva. El montaje se siente deslabazado sin que haya un sensación de conexión entres escenas y cambios de escena. La falta de ritmo es constante y la estupenda fotografía se queda en eso, en bellas estampas sin solución de continuidad. A esto se le suman las continuas, innecesarias e idénticas gesticulaciones faciales de Mortimer que utiliza en todo momento para toda clase de emociones a quien se le suma un James Lance sobreactuadísimo (el nihilista Mr Thorne) que produce extrañeza y sonrojo en cada escena por su aparatosidad gestual más que ser seña de personalidad. La niña, Honor Kneafsey, sientes en todo momento que está desaprovechada, al igual que Bill Nighy y Patricia Clarkson, dos estupendos profesionales. De los más secundarios y terciarios mejor no hablar. Porque el guion también va a saltos en ese afán de soltar frases lapidarias. No funcionan en casi ninguna ocasión entre casi ningún personaje, y así poco se puede hacer. Al no tener un montaje adecuado ni un guion que defina personajes (además de la cargante voz en off), las interpretaciones fracasan, los sentimientos no llegan. Y el problema es que quieres emocionarte, empatizar, pero es imposible. No entiendes por qué adjudican a la protagonista el adjetivo "coraje" (tienes que adivinar que simplemente por el hecho de abrir una tienda y no hacer caso de la rica del pueblo que está acostumbrada a hacer lo que le viene en gana ya es muy valiente, aunque no haga nada más y luego el coraje brille por su ausencia cuando tiene que luchar de verdad), por qué la mala es tan mala (sí, hace lo que quiere... pero para abrir un centro cultural, carajo, que no va a abrir una tienda de ropa. Además, apenas aparece en la película), por qué se llevan tan bien Nighy y Mortimer hasta el punto del enamoramiento si la relación no está construida bajo ese prisma. Termina la película de una forma incendiaria pero la apatía se ha instalado en mí y ya ni siquiera ese último gesto de resistencia llega al corazón, porque de nuevo ahí está esa voz en off que te dice lo que tienes que sentir, la moraleja. Resoplas, te pones la chaqueta, sales del cine y sientes tanto, tanto, tanto que la película no te haya gustado... La librería
Ambientada en Baltimore. Historias cruzadas sobre el amor y el comportamiento humano: una mujer se siente confusa en una sociedad más obsesionada por la tecnología que por el contacto humano, otra mujer se ve atrapada en un rutinario matrimonio, un hombre intenta conquistar a una mujer que tiene un amante, una joven vive obsesionada intentando propiciar encuentros accidentales con el hombre de sus sueños. critica: Se puede decir que el género femenino a nivel global ha evolucionado bastante desde los tiempos en los que cazar un marido atractivo y con presupuesto era el sueño para toda chica soltera que no llegase a los treinta. Yo diría que ahora somos más fuertes, más activas, más independientes y autosuficientes, pero de alguna manera, el gen cazamaridos no acaba de morir del todo, retransmitiéndose de madres a hijas como una herencia universal que se viene legando, junto con las perlas de la abuela, desde el principio de los tiempos. Dicho gen quizás sea responsable de que, mientras las mujeres cambiamos hacia otras formas mutantes de vida, las comedias románticas sigan dirigiendo el misil pro-boda a la parte más desprotegida de nuestras feminidades. Y la cosa debe funcionar porque así seguimos. Qué les pasa a los hombres Esta pastelada de Ken Kwapis no está demasiado mal. Tomando como referencia el modelo de amoríos cruzados de Love Actually, aunque mucho menos diversa, nos presenta las visicitudes sentimentales de varias parejas WASP de impecable fachada y aún más impecable nivel de vida. Personajes-modelo, que identifican a varios tipos de conflictos o espectadores, pero que no son nada por sí mismos, como es de rigor porque no nos representan a nosotros sino a determinados estados amorosos de nuestras vidas. Qué les pasa a los hombres Están casi todos: el tipo simpático enamorado de su mejor amiga que a su vez está liada con un capullo; la pareja en crisis matrimonial; la que lleva viviendo cien años con su novio y está emperrada en casarse...No queda mucha parcela por cubrir. Qué les pasa a los hombres Entre mucho diálogo relleno de tópico sentimental y literatura chick-lit, tenemos un puñado de conocidísimos actores haciendo lo que pueden sin que esto sirva para mucho. Destacan Scarlett Johansson, que interpreta muy bien ese registro de chica vulnerable-mujer fatal que sólo lleva haciendo tres mil películas y Ginnifer Goodwin, un encanto de chica. En un nivel superior se encontrarían Jennifer Aniston, que vuelve a sorprenderme desmarcándose como una actriz "seria" muy a tener muy en cuenta y Justin Long, un tipo que, además de llevar genial su vacío personaje, por alguna extraña razón me siempre me ha dado un morbo brutal. En el lado negativo, Ben Affleck, que al contrario que el vino, no mejora con los años y Jennifer Connelly a la que al parecer no informaron de que esto era una comedia romántica y no un documental sobre funerarias. Qué les pasa a los hombres La película es entretenidísima y más o menos da lo que se puede esperar de ella, que no es mucho. Pero como estudio psicológico sobre la inmutabilidad de las ambiciones románticas femeninas, es digna de repaso. Aseguro, eso sí, un rato super ameno, un acabado amoroso muy satisfactorio y una evasión más que aceptable. A verla si es posible sin novio que luego sacan ideas raras.