Aunque a Marty McFly todavía le falta tiempo para asimilar el hecho de estar viviendo dentro de la familia perfecta gracias a su anterior viaje en el tiempo, no le queda ni espacio para respirar cuando su amigo Doc aparece de improviso con la máquina del tiempo (mucho más modernizada), e insta a que le acompañen él y su novia a viajar al futuro para solucionar un problema con la ley que tendrá uno de sus futuros hijos. En la tremenda vorágine futurista, con todo lo que ello conlleva, del Hill Valley de 2015, la presencia de tales viajeros temporales causará un efecto mayor que el que iban a arreglar. Un almanaque deportivo y la posesión del secreto de la existencia de la máquina del tiempo por parte del siempre villano Biff Bannett, serán los ingredientes que conjugarán una causa-efecto en el pasado, en el presente y en el propio futuro, que hará que Marty y Doc se tengan que emplear a fondo para poner fin a la catástrofe a la que les lleva el destino. critica: A finales de los 80 llegó esta secuela de "Regreso al futuro" que Zemeckis ya tenía en la cabeza cuando en la primera entrega nos dejó un desenlace que no era sino el comienzo a una nueva aventura de viajes en el tiempo. Y la verdad es que era una continuación que se pedía a gritos dado el buen regustillo que dejó la primera parte. Regreso al futuro II Así que esta nueva aventura comienza donde terminó la prímera, en la que se nos narraba como Doc, Marty y su novia viajaban al futuro 2015 para arreglar los asuntillos de sus futuros hijos. Regreso al futuro II Pero eso no es ni mucho menos el hilo argumental sobre el que se va a sostener la trama, sino una mera excusa introductoria que poco tiene que ver con las aventuras tan trepidantes como inesperadas que nos deparará la historia. Regreso al futuro II La verdad es que yo me esperaba un hilo argumental sencillito pero entretenido y con gracia; algo con el infantilismo, simplicidad e inocencia que tenían las cintas familiares de aquella época (y que parecía presagiarse en los primeros minutos). Pero lejos de ver algo simple, me encontré con una trama compleja y enrevesada, donde los acontecimientos entre pasado, presente y futuro influían continuamente entre ellos, me encontré con algo más y más trepidante conforme avanzaba, con viajes de aquí para allá a contrarreloj entre pasado, presente y futuro, donde todos los personajes cambián de vida y de destino en un santiamén. Me encontré con una cinta de aventuras más interesante de lo esperado para una secuela, algo con muchas incógnitas y que mantiene la atención. Me encontré con situaciones apocalípticas, con un cruze loco entre nietos, abuelos e hijos. Me encontré con un Marty sudando y estresado todo el rato, y con un agobiado Doc (aunque esto sí era ya habitual en la primera entrega). Regreso al futuro II Así que el entretenimiento está asegurado, las risas... algo menos. Digamos que esta continuación no tiene tantos momentos divertidos y memorables, pero sí más intriga. Sería algo así como más aventura desbordada pero menos cachondeo. Regreso al futuro II Aun así no quiero decir que no haya momentos curiosos (a destacar todo lo que pueda envolver a ese monopatín volador que se desliza imantándose a cualquier superficie)... solo que menos. El desparpajo y la chispa de los dos protagonistas siguen intactos, y sus conversaciones de ritmo acelerado y desquiciado se mantienen. Doc sigue igual de loco, hiperactivo e histriónico. Y los continuos guiños a su predecesora son bien introducidos. Regreso al futuro II Muy recomendable si te gustó la primera, ya que no decepciona e incluso sorprende por ser más entretenida de lo esperado. Yo de momento espero a que el rayo vuelva a caer sobre el Delorian en la tercera parte, a ver que pasa... Lo mejor: Doc. La inesperada complejidad de la trama. Lo peor: Que esta vez sus curiosas situaciones ya no resultan tan originales y divertidas.
Cuando el durante mucho tiempo perdido padre de Po aparece de repente, el dúo ya reunido viaja a un paraíso secreto de pandas para conocer a montones de nuevos e hilarantes osos. Pero cuando el villano sobrenatural Kai comienza a recorrer toda China venciendo a todos los maestros de kung fu, Po deberá hacer lo imposible: aprender a entrenar a una comunidad repleta de divertidos y torpes hermanos para formar el equipo definitivo de Kung Fu Pandas. critica: Es un hecho de Kung Fu Panda es uno de los productos más rentables de DreamWorks Animation, también es un hecho de que a lo largo de su historia, la principal competencia de Disney y Pixar ha tenido altos y bajos en cada uno de sus nuevos proyectos que sacan. Kung Fu Panda 3 Se han visto metidos en problemas debido a películas que no han sido del agrado del espectador y vaya que son varias: Origen De Los Guardianes, Pingüinos De Madagascar, Monstruos Vs, Aliens, por mencionar a algunos. El punto de esto es que con el estreno de Kung Fu Panda 3, es casi seguro de DreamWorks tiene una franquicia que no puede darse el lujo de echarla a perder. Las secuelas de DreamWorks mejoran con el paso de tiempo, lo vimos con Kung Fu Panda 2, que se arriesgaron más con el guion, además de aumentar el dramatismo y explorar un poco más a sus personajes. ¿Mejora esta tercera parte respecto a las demás? Vayamos por partes. El apartado técnico es espectacular, tiene colores vivos, secuencias de pelea sublimes y escenarios con gran detalle y con gran interacción con los personajes. Lo que me gustó de la animación fue que se dan mucha libertad para explotar el mundo espiritual (ojo, no es spoiler, así empieza la película) donde las leyes físicas se desafían y logran secuencias de acción magistrales. Los personajes se mueven bien, sus expresiones son excelentes y la banda sonora como es costumbre, cumple con creses. Aquí el 3D si cumple con muchas escenas y si recomendaría verla en ese formato. En términos de trama y guion, ya es otra historia. La película divierte, te hace reír bastante y la hora con treinta que dura la cinta se pasa volando. Pero su principal falla es que la película no arriesga nada y la regresión si se siente bastante. Tenemos por un lado el tema de que Po tiene que lidiar con la idea con su padre perdido y no lo explota lo suficiente, todo se soluciona con gags. Los otros 5 furiosos, ya llevamos 3 películas y casi no se sabe nada de ellos, los nuevos personajes apenas si los presentan. Básicamente la película es gags divertidos tras gags y realmente hacen reír, pero la película no desea ir más allá, todas las sub-tramas se suprimen al mínimo, las pocas escenas sentimentales y dramáticas se suprimen con escenas cómicas, a veces muy descaradamente. DreamWorks se fue a la seguro, no quiso arriesgarse profundizando en la historia y mejor lo sustituyó con un montón de escenas cómicas. No estoy diciendo que la película sea mala, al contrario, la pasas muy bien en el cine y la lección que da al final (sobre el conocimiento de uno mismo) es buena, pero tenemos a Intensamente / Inside Out, tenemos a Colarine y a La Gran Aventura Lego; incluso Disney tiene a Zootopia, películas igual de divertidas pero que profundizaron mucho más en los temas que querían exponer. Espero que la crisis financiera de DreamWorks no afecte demasiado a su parte creativa y se arriesguen más sin perder su esencia, sería lo mejor para que salieran del hoyo. Kung Fu Panda 3
Vladimir y Hector, dos agentes secretos de carácter diferente, intentan recuperar un material secreto robado por unos intrusos. critica: ¿Por qué híbrido? Porque se sube al carro de dos películas mucho mejores: "Zootrópolis" (2016) -a la que no llega ni a la suela del zapato- y "Espías con disfraz" (2019), de la que intenta copiar la relación entre sus dos colegas, sin conseguirlo ni llegar a nada de cierto fuste. Spycies: Dos espías rebeldes ¿Por qué sin alma? Porque es una simple historia de malos y buenos como hay tantísimas, sin mayores atractivos. De tan tontorrona es inofensiva. No he apreciado la más mínima crítica, ni agudeza. Ni ningún detalle que le proporcione algún interés. En fin, vale para distraer a los niños y poco más. Los adultos pueden aprovechar para hacer la siesta mientras tanto. Spycies: Dos espías rebeldes
JJ es uno de los agentes más reputados de la CIA que cuenta con una rutina predeterminada: cumplir la misión y no dejar cabos sueltos. Todo cambia cuando Bobbi, una niña de 9 años, le graba confesando que es miembro de uno de los Servicios de Inteligencia más reputados del mundo. Ahora, el veterano agente deberá enseñar a Bobbi cómo convertirse en una espía de primera si no quiere ser descubierto, recorriendo un camino que enseñará a ambos lecciones que no esperaban. critica: Una sencilla comedia familiar, con poca acción y poca sangre, que gira toda en unos simpáticos personajes con buen sentido del humor y riéndose un poco este genero cinematográfico. Sobresale el carisma y desparpajo de la pequeña Sophie interpretado por Chloe Coleman. Juego de espías Dave Baustista es JJ un agente de la CIA que después de fastidiar una misión de venta de uranio en Ucrania, es relegado a una operación de vigilancia de una mujer y su hija. Al poco de comenzar las escuchas, la niña que es muy resabiada descubre todo el pastel y ante no volver a quedar mal ante sus superiores JJ se ve obligado a continuar una farsa por el chantaje de la pequeña... A todo esto le asignan par trabajar una nueva e ingenua compañera, que es experta en ordenadores llamada Bobbi, interpretada por la simpática Kristen Schaal. Pronto descubre que la pequeña Sophie de 9 años es una excelente espía que quiere aprender rápidamente las técnicas de este grandullón agente. El director Peter Segal, conocido por comedias como "Ejecutivo agresivo" o "50 primeras citas", se centra más en contar una historia casi sin violencia, dedicando más tiempo a la comedia y al romance. No es un film sobresaliente, pero como "placer culpable" funciona bien y consigue lo que pretende que es que el público pase un buen rato sin complicaciones. Destino Arrakis.com Juego de espías
Cuando unos invasores alienígenas capturan a los superhéroes de la Tierra, sus hijos tienen que aprender a trabajar en equipo parea rescatarlos... y salvar el planeta. critica: Como ya he indicado en varias ocasiones, el incombustible Robert Rodriguez es capaz de lo mejor, como la sensacional Abierto hasta el amanecer (aunque parte del mérito es de su amigo Tarantino) o la reivindicable The Faculty (de la que la película que nos ocupa coge algunos elementos), y de lo peor, como su insufrible saga de Spy Kids. Y es que, desde que fue padre, decidió que quería contentar también a sus hijos, una decisión muy loable, aunque los resultados fuesen poco menos que ridículos, en una cruzada que no ha hecho más que manchar su variopinta filmografía. Superniños Sin que nadie se lo pidiese, el director ha decidido traernos una especie de spin-off o continuación de Las aventuras de Sharkboy y Lavagirl (que admito que no he visto… ni pienso hacerlo), en exclusiva para Netflix (con un gusto por los productos de baja calidad que da que pensar…) y rodeándose de un gran elenco de populares actores, no vaya a ser que nadie quiera ver su nueva bobada. Porque eso es exactamente lo que es Superniños/We Can Be Heroes, un atentado al buen gusto que no merece llevar en su título original la letra de la mítica canción (Heroes, para los despistados) y que supone una de las mayores pérdidas de tiempo de este terrible año 2020. Y eso, amigos míos, es decir mucho. Jamás entenderé la necesidad de Rodriguez de encargarse de la dirección, el guion, la fotografía, la banda sonora, los efectos especiales y todo lo que se le ponga por delante, cuando ha dejado bien claro que es incapaz de desenvolverse con buen hacer en todos esos apartados, ofreciendo, en no pocas ocasiones, trabajos mediocres. Su última película no es una excepción, con unos efectos visuales que son impropios hasta de la década de los 80, feos y chirriantes a más no poder, notándose que el estudio detrás de esta tontería no ha sido demasiado generoso con el presupuesto. Repito, ¿quién ha pedido esto? Tampoco ayuda el libreto, demasiado estúpido hasta para los niños a los que se supone que va dirigida, con unos giros de guion supuestamente sorprendentes pero que se ven venir de lejos o un final que es la guinda del pastel (de lo idiota que es), y con unos personajes que no conocen lo que es el carisma, ni se espera que lo aprendan. Obviamente, la película está dirigida a los más pequeños de la casa (los adultos la van a sufrir, ya que parece escrita por unos alumnos de preescolar…), pero dudo que ni éstos la disfruten, en un cóctel sin sustancia y con poco que ofrecer. Sí, hay un gag inspirado (el momento “Carros de fuego“), pero nada más, en una hora y media que te hace plantearte el sentido de la vida. Aviso a los fans de Sharkboy y Lavagirl: su presencia es testimonial, rozando el cameo, al igual que sucede con los populares intérpretes, secundarios de lujo que apenas aparecen cinco minutos, y que han sido aprovechados de forma sucia en el material promocional, con el único objetivo de intentar enganchar espectadores que de otra forma no se hubiesen acercado a esto ni a punta de pistola. Porque sí, sin la presencia de Pedro Pascal, dudo que me hubiese acercado a esto, y total, para que aparezca dos minutos… Y es que da mucha pena ver a actores de la talla de Christian Slater, Boyd Holbrook (protagonista de Narcos junto a Pascal) o el actor de moda, Pedro Pascal (protagonista de The Mandalorian y villano en Wonder Woman 1984), pasearse por esta memez, aunque sea en pocos minutos, con el único objetivo de llamar la atención de los incautos espectadores, como ha sido mi caso. Una estafa, se mire por dónde se mire. Los niños tampoco están demasiado inspirados (salvo alguna excepción), y menos la protagonista, poco creíble y sobreactuando a cada momento. Lo de Priyanka Chopra ya ni lo menciono… En conclusión, estamos ante un subproducto bobalicón, al que no se le hubiese hecho el mismo caso sin ese director, estrenándose en otra plataforma menos conocida y con otros actores menos conocidos, siendo un despropósito que cuesta digerir, en lo que es una de las mayores tonterías de los últimos años, y creo que me quedo corto. El Cats del cine infantil. Mira que ya tenía confeccionado mi top de lo peor del año 2020, pero Superniños se cuela sin esfuerzo alguno. Otro bodrio para un año lamentable. Gracias, Robert Rodriguez… Más críticas: ocioworld.net Superniños
En los años 70, un variopinto grupo de exploradores y soldados es reclutado para viajar a una misteriosa isla del Pacífico. Entre ellos están el capitán James Conrad, el teniente coronel Packard y una foto-periodista. Pero al adentrarse en esta bella pero traicionera isla, los exploradores encontrarán algo absolutamente sorprendente. Sin saberlo, estarán invadiendo los dominios del mítico Kong, el gigante gorila rey de esta isla. Será Marlow, un peculiar habitante del lugar, quien les enseñe los secretos de Isla Calavera, además del resto de seres monstruosos que la habitan. critica: La historia de King Kong se ha convertido, a través de sucesivas versiones, más en un "clásico" que en una verdadera "historia". Conocemos su fondo de bella y bestia con Ann Darrow, su colorido grupo de cineastas llegando a una isla misteriosa, el primer avistamiento del temible mono, la imprescindible escalada al edificio más alto de Nueva York... trozos de leyenda que las diferentes versiones han ido recolectando, con mayor o menor fortuna. El gigantesco simio ya es casi un conocido, una figura salvaje pero bondadosa que no guarda misterios para nosotros. Kong: La isla calavera Por eso, lo primero que 'Kong: La Isla Calavera' establece es que estamos ante un monstruo, tan antiguo como el planeta y el doble de terrorífico. Y después, justo después, nos lleva de vuelta en inquietante viaje, a aquella isla de leyenda olvidada por el tiempo, donde la evolución no se plegó a las leyes del hombre. El gozoso resultado es una magnífica aventura, tan encantada de reverdecer el mito del Rey Gorila como de rendir tributo a sus clásicos (que el duro héroe del relato se apellide Conrad no es solo un guiño simpático, sino una pista de quién ha dado la principal inspiración para esta renovada inmersión en el corazón de las tinieblas). El año es 1971: la guerra de Vietnam, las revueltas por los derechos humanos y un país en progresivo cambio dibujan una realidad deprimente, donde una agencia gubernamental buscando mitos está a un alto el fuego de irse a pique. Nadie va a invertir en viejos cuentos, cuando la verdadera guerra se libra en el alma de una sociedad que empieza a despertar al desencanto. Jordan Vogt-Roberts aprovecha ese espectacular contexto para hacer algo insólito: mimar sus tópicos personajes, cuidando de que te importen. Un agradecidísimo detalle, de un director que sabe que la fascinación por la aventura viene tanto de los peligros monstruosos como de la gente que va a enfrentarlos. Así, conocemos a un explorador sin nuevos territorios a recorrer, una reportera sin historia que le dé el Pulitzer, y un coronel sin guerra que luchar. Tres personas necesitadas de algo concreto, a las que solo un lugar como la Isla Calavera podría fascinar, todavía misteriosa y atrayente cuando ya está todo descubierto. Tras un macizo de tormenta en el Pacífico llegan a esa nueva tierra, con las justificadas dudas aplastadas bajo el peso de la expectación. La misma que tenemos nosotros cuando pensamos "ajá, ahora explorarán el territorio, y se darán cuenta de que pasa algo raro, de que hay algo en la jungla"... la misma expectación que es aplastada bajo la sorprendente velocidad con la que Kong aparece, recortándose sobre un sol crepuscular, dando la particular bienvenida a los extranjeros que desprecian la paz de su reino. Como ya he dicho, esta historia sabe qué ha venido antes que ella, y su primera necesidad es establecer la ferocidad de su gran estrella, para que no nos quepa duda de por qué es el Rey. No hay tiempo para el misterio, sino para la acción: estos marines y geólogos han cometido la osadía de entrar en el infierno como si fuera suyo, y su condena va a ser intentar sobrevivir en él. Un sinfín de planos para el recuerdo retratan ese lugar, aterrorizándonos ante cada nueva muestra de desatada naturaleza, pero también dejando espacio, según Conrad, para "la belleza que habita en cada territorio hostil": una libélula equiparada a un helicóptero dejando claro su mutua insignificancia, la gigantesca mole de Kong recuperándose solemnemente en el lecho de un río, una mítica sociedad de nativos enfrentados a monstruos ancestrales, la neblina que inunda los valles de la isla... estampas ante las que la humanidad no tiene posible cabida. Un pensamiento que el grupo de Conrad parece aceptar sin reparo, mientras que el Coronel Packard lo ignora: para él, la magnitud de Kong es la oportunidad de demostrarse su valía en una guerra, para olvidar el fantasma de otra que nunca pudo ganar. La humanidad desheredada redefine su lugar en esa isla, y todo pasa por la mirada de encendido odio que Packard sostiene al gran simio, o el dulce tacto de comprensión que la fotógrafa Mason Weaver le dedica a la misma criatura. Se trata de un magnífico trasfondo que engrandece esta historia, el cual Vogt-Roberts hace valer en cada momento de tranquilidad, pero que a la vez sustenta un magnífico viaje, de esos en los que los buenos persiguen las causas justas, y sus pequeñas victorias saben igual de bien que Kong repartiendo puñetazos a terrores sin nombre. Como si alguien hubiera cogido los argumentos mediocres y los disfraces de goma que constituían anteriores versiones, y los hubiera convertido en una realidad tan fantástica que desearías vivir mil aventuras en ella. Kong se ha vuelto a coronar Rey, y te invita a su reino. Adéntrate en su territorio de grandes peligros y nostalgia bien asumida. Lo mínimo que te puede pasar, es que acabes temiendo de nuevo a ese inolvidable gran gorila. Kong: La isla calavera