Lo mejor para ella

6.8
Un viudo (Kevin Costner) se ve de repente obligado a cuidar de su nieta mestiza. Cuando aparece la abuela paterna (Octavia Spencer) de la niña, ambos se enfrentarán en una feroz batalla legal por la custodia de la pequeña. (FILMAFFINITY) critica: Pues la crítica podrá decir lo que quiera, pero os aseguro yo que «Lo mejor para ella» es una delicia de película. Una obra inspirada en hechos reales que nos cuenta las tribulaciones entre dos familias por la custodia de la pequeña Eloise. La cuestión no tendría mayores repercusiones si no fuera porque Eloise es mulata, hija de una madre blanca y de un padre negro. Lo mejor para ella He de confesar que a mí esta historia me emociona, no puedo evitarlo. Es que es muy duro lo que le pasa a Elliot, interpretado por un buen Kevin Costner, un abogado de prestigio y de alta posición social que pierde a su única hija a la edad de diecisiete años al dar a luz. Esto ya es trágico de por sí, pero si a eso le unimos un novio seis años mayor (aprovechado el tipo, ¿eh?), drogadicto, que no se responsabiliza para nada y que abandona a su propia hija, junto con una familia paterna que tiene parte de responsabilidad en todo ello; entonces es muy fácil imaginar que Elliot se dedique a beber para olvidar y que sienta una gran frustración dentro de él. Es lo humano, lo comprensible, y la raza aquí es lo de menos. Pretender hacer pasar a Elliot por un racista es un golpe bajo de la abuela Rowena y su sobrino para quedarse con la preciosa Eloise. Porque Elliot no lo es, y en mi opinión demuestra una paciencia de santo y una capacidad de perdón admirable. Entre el juicio por la custodia, las escenas con Eloise, que es un encanto de niña; las reflexiones sobre lo correcto y lo incorrecto, entre blancos, negros, padres y abuelos; y la diferencia entre la desigualdad y el prejuicio, «Lo mejor para ella» te llegará al corazón. A mí por lo menos me ha llegado. Lo mejor para ella
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Pacto de fuga

Drama Suspense
7.7

La noche del 29 de enero de 1990, poco antes de iniciarse la reconstrucción democrática en Chile, medio centenar de presos políticos se fugaron de la cárcel pública de Santiago por un túnel que 24 militantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) habían excavado durante 18 meses, 80 metros de longitud con herramientas tan rudimentarias como cucharas, tenedores y un solo destornillador; escondiendo 55 toneladas de tierra dentro del centro penitenciario. Ni los presos comunes de las celdas cercanas ni los gendarmes que los vigilaban a diario descubrieron el plan que llevaría a 49 reclusos a alcanzar la libertad en uno de los escapes más sorprendentes de la historia penal chilena. critica: Película circunscrita al género de las fugas carcelarias, destinada al consumo del espectador que busca entretención de su visionado. Lejos del espesor dramático de cintas como Fuga de Alcatraz (Don Siegel), Papillon (Franklin Schaffner), Sueños de Fuga (Frank Darabont), El Gran Escape (John Sturges) y Expreso de Medianoche (Alan Parker), la chilena Pacto de Fuga toma prestado el cascarón de este tipo de películas (planificación, estrategia para reducir escombros y un póster de chica desnuda para despistar a los gendarmes). En la anécdota es demasiado similar a Sueños de Fuga (1994), aunque su reconstitución de época sea sobresaliente, situándose a la altura de producción que se espera de este género. Pacto de fuga La tensión por ser descubiertos está bien lograda y la claustrofobia permea mucha de las escenas que básicamente transcurren al interior de una celda de presos políticos de la dictadura de Pinochet. Hay espacios de la ex Cárcel Pública de Santiago reconstruidos fielmente y vemos presos confinados en una sección especial del penal, en cuyos tejados recibían las visitas de sus familiares. Los personajes principales pertenecen a las filas del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) y la cinta insinúa su participación en el atentado al general Pinochet y en el desembarco de armas en Carrizal bajo, ambas operaciones fallidas que determinarán la permanencia de los reclusos en el mencionado recinto carcelario. León Vargas (el ingeniero) liderará la operación, no tiene nada que perder, su esposa e hija fueron asesinadas por los militares, vistazos recurrentes a su fotografía recuerdan el dolor. La cinta hace hincapié en los ideales de estos reclusos y en la pérdida que debieron afrontar para oponerse a una de las dictaduras más crueles del continente (se refiere a muertes de familiares o al rompimiento de lazos conyugales). El 29 de enero de 1990 se produjo la mayor fuga de la historia carcelaria de Chile: 49 presos políticos vieron la luz, cuarenta días antes de que asumiera Patricio Aylwin a la presidencia de la República, luego de haber triunfado en las elecciones posteriores al Plebiscito de 1988, donde la opción por el NO (a la continuación de la dictadura) allanara el camino al retorno de la democracia. Esta película chilena se enfoca en el suspenso y resta épica a los personajes. Si bien hay guiños al FPMR, no hay imágenes que permitan diferenciarlos de los presos comunes. El guion es unidireccional: no muestra escenas paralelas que caractericen a los reclusos como miembros de la lucha armada contra la dictadura. Nada de imágenes reveladoras, salvo breves explicaciones sólo entendibles para los chilenos y que hacen muy difícil la lectura para un espectador extranjero. La banda sonora incluye algunas canciones de la época (Los Prisioneros, Aparato Raro), pero es la versión moderna de “Libertad” de Ana Tijoux, la canción elegida para hacer una suerte de video clip de imágenes yuxtapuestas que dan cuenta del conflicto interno de los personajes. Es bien extraña esta última elección de montaje que emparenta más con el mundo de la música, dejando de lado las elipsis más propias del lenguaje cinematográfico. Hay otras escenas, por el contrario, hermosas y metafóricas como una vista general al túnel con los presos avanzando hacia su libertad, o la escena de Rafael Jiménez (el otro protagonista) quedándose a bordo de una micro, sentado en el último asiento y con todo el porvenir por delante, sabiendo que acaba de escapar de una condena de muerte. Hace mención del CODEPU (Comité de los Derechos del Pueblo), organismo gestado en 1980 y presidido por Fabiola Letelier, que defendió a militantes partidarios de la lucha armada, como apoyo fundamental a los presos políticos, pero insisto, sólo está insinuado en una película más enfocada en la acción trepidante. Mejor es el trabajo sobre personajes como los gendarmes, el alcaide y sobre todo el fiscal Andrade, exhibiendo este último la mejor muestra de brutalidad y excesos que caracterizaron a la dictadura de Pinochet. Pacto de fuga

Fragmentos de una mujer

Drama
7.1

La vida de Martha y Sean Carson, una pareja de Boston, cambia radicalmente tras perder a su hijo durante un parto casero por una negligencia cometida por una matrona a la que posteriormente denuncian ante los tribunales. Comienza entonces un largo vía crucis para Martha, que además de tener que superar el dolor por la pérdida de su hijo tiene que hacer frente a una compleja relación con su marido y a su madre, una mujer dominante por naturaleza. critica: Esta película dramática narra el parto casero de una joven, que termina de forma trágica. Está dirigida por Kornél Mundruczó y protagonizada por una sobresaliente Vanessa Kirby. La actriz interpreta a Martha Weiss de forma que es capaz de sumergir al espectador en su estado mental y sentir la ira, la confusión y la desolación por la que atraviesa su personaje. Asimismo, considero que tanto Ellen Burstyn como Shia LaBeouf han realizado unas actuaciones impecables. Fragmentos de una mujer La escena del parto, rodada majestuosamente en forma de plano secuencia en tiempo real, impacta de tal forma que encoge el corazón, entristece y duele hasta hacerte gritar en silencio. Es totalmente desgarradora. De esta manera, se muestra la pérdida del bebé en el parto, que se convierte en el foco central del relato. A partir de ahí, observamos como se derrumban los cimientos de la vida y el equilibrio emocional de los personajes, que no saben como enfrentarse a la tragedia. Sin embargo, durante el transcurso del filme, he estado sintiendo una paulatina pérdida de interés. Cada revelación me parecía predecible, la trama se va volviendo algo tediosa. Probablemente, el prólogo tan intenso elevó mis expectativas y, con comienzos tan potentes, se hace complicado mantener esa intensidad durante el resto del filme. A pesar de que Mundruczó no ha sido capaz de conseguir que el resto de la película estuviera a la altura de la primera media hora, logra que mantengas tu atención en la evolución del estado mental de Martha y de las relaciones con las personas que la rodean. Cabe destacar el uso de alegorías, como el puente en construcción o las semillas de manzanas, que pueden resultar demasiado obvias para algunos pero, desde mi punto de vista, ayudan a sostener la carga dramática de esta devastadora experiencia. Fragmentos de una mujer

La conquista de Siberia

Acción Drama Historia
6.4

Cuando en 1708, las relaciones comerciales entre Rusia y China están prohibidas. Es entonces cuando Pedro el Grande de Rusia decide mandar un grupo de soldados expedicionarios para buscar oro en la salvaje Siberia y compensar todo el dinero que están perdiendo. critica: Esta película la pasaron por televisión hace poco y no le pude ver entera, así que me la dejé pendiente. Las relaciones comerciales ruso-chinas atraviesan un momento tenso a comienzos del siglo XVIII y el zar Pedro decide enviar una expedición a Siberia para desenturbiarlas. Allí, las cosas no irán del todo como estaban previstas. La conquista de Siberia Como ya he observado en otras producciones rusas de carácter histórico, el diseño de producción y la puesta en escena están muy cuidados. Se nota cuando ponen mimo y dinero en una producción cinematográfica. Otro asunto es el guión. En esta ocasión, la historia transcurre deslavazada y a velocidad de vértigo, ocurriendo que están en un momento y lugar concreto y en la escena siguiente han pasado meses y están a miles de kilómetros. Las elipsis son bruscas y brutales y restan credibilidad a la historia. Los personajes tampoco ayudan mucho, no habiendo ninguno que destaque por su carisma o su presencia, y las tramas románticas son forzadas y con momentos que rozan el ridículo. La trama presenta a los rusos como una suerte de pacifistas que solo quieren la paz de una manera un tanto naif e ingenua, y solo al final se pueden destacar algunas escenas de batalla. En fin, que es una película atractiva desde el punto de vista del contexto histórico que describe, pero como obra cinematográfica es otra muestra de cuanto tienen que aprender el cine ruso para terminar de cuadrar un buen espectáculo. Entre Tarkovsky y esto hay términos medios que tendrían que explorar. La conquista de Siberia

La llegada

Ciencia ficción Drama Misterio
7.6

Unas misteriosas naves espaciales aterrizan por todo el mundo. Un equipo, liderado por la lingüista Louise Banks, intenta descifrar el motivo de su visita. A medida que la humanidad se tambalea al borde de la guerra, Louise y su equipo luchan contra el tiempo, llegando a poner en peligro su vida y, muy posiblemente, la del resto de la humanidad. critica: Pocas experiencias hay en el cine más gratificantes que acudir a la sala con una idea predeterminada de lo que nos espera en su interior y salir descolocados, traspuestos, por la imprevisibilidad de la propuesta. Porque si uno espera con Arrival una buena historia de ciencia ficción, con la garantía de un director infalible como Denis Villeneuve y estimulado por un tráiler que lleva a engaño, terminará embaucado por un relato mucho más rico en matices que una mera invasión alienígena, por un alud de planteamientos vitales, plenamente filosóficos, desde una perspectiva innovadora e intimista, sin alardes de inteligencia no alcanzable para todos los públicos. Una experiencia mucho más placentera que la que nos hayan podido proporcionar otros grandes exponentes del género. La llegada Villeneuve demuestra que no hay reto que se le resista. Porque sin alterar las reglas de la ciencia ficción, demostrando un sumo respeto por el método científico, consigue perfeccionarla con una gran dosis de sensibilidad. El arranque de la película, en el que parece que la trama personal de la protagonista se cruzará de forma chapucera con la extraterrestre, ya advierte que el principio y el final de las historias nunca son claros. Lo que sí es evidente es que un planteamiento sugerente, la llegada de doce naves alienígenas al planeta Tierra, se desarrolla con sumo tacto, sin pasos en falso, con un control absoluto del ritmo y del objetivo que se quiere alcanzar, uno de los climax finales más poderosos de la historia del cine. Esta vez el punto de vista no corresponde ni a un militar ni a un policía ni a un agente de la CIA. Esta vez es una experta lingüista la que se enfrenta a un reto global, demostrando que resulta más fácil la comunicación con seres extraterrestres que entre seres humanos. Amy Adams representa a la perfección a una protagonista que, en esta ocasión, no es heroína. Es tan sólo una científica, amante de su trabajo y ambiciosa en su carrera, que acepta el reto de intentar mediar entre la clase militar y los recién llegados. Su espíritu curioso, la prudencia con la que sólo una investigadora podría trabajar, se transmite durante buena parte de un metraje que busca crear atmósfera, que sumerge al espectador en un clima de incertidumbre y misterio absolutamente hipnóticos. Sin recurrir a giros imposibles, a resoluciones aceleradas, Arrival basa su solidez en la fuerza de los sentidos, el de imágenes poderosas, que perdurarán durante largo tiempo, sonidos envolventes, revestidos con una banda sonora impecable, a cargo de Jóhann Jóhannsson y con la delicada aportación de Max Richter, incluso a lo más parecido al tacto que una película en dos dimensiones nos haya podido emular. Un planteamiento cautivador que no sólo emociona y conmueve, también sitúa al espectador en una disyuntiva moral de lo más interesante. Posiblemente, con permiso de Kubrick, la obra de ciencia ficción más redonda y completa. La llegada

Aquí y ahora

Comedia Drama Romance
6.6

Basada en una novela de Tim Tharp, cuenta la historia de Sutter Keely, un estudiante juerguista que un día conoce a Aimee Finicky, una tímida e inadaptada adolescente. Sutter se propone entonces realizar un experimento social con el fin de comprobar si es capaz de influir en la vida de las personas, y la cobaya será Aimee. critica: Una de las películas más aclamadas del cine independiente norteamericano de este año que está llegando a su fin ha sido 'The spectacular now', una adaptación de una novela homónima escrita por Tim Tharp cuya trama gira en torno a la figura de Sutter, un adolescente simpático, divertido y “fiestero” que, tras ver rota su relación con Cassidy (la típica rubia atractiva y “guay” del instituto), conoce a Aimee, una buena estudiante, tímida, seria y muy responsable pero no precisamente llamativa. Sin saber muy bien cómo, ambos congenian inmediatamente y, aunque Sutter no parece darle mayor importancia al principio, su relación va ganando en fuerza y profundidad rápidamente y pasa de la amistad al amor casi sin pretenderlo. Aquí y ahora Seguramente os suene a historia ya vista “varias” veces en otras películas, y puede que sea así, pero lo cierto es que es una de esas pequeñas y encantadoras historias que enganchan desde el primer momento, básicamente por la simpatía que despiertan sus protagonistas. Los dos jóvenes actores que los interpretan, Miles Teller y Sheilene Woodley, tienen toda la “culpa” de ello ya que su trabajo derrocha toneladas de carisma y naturalidad. Y eso que sus personajes no son planos en absoluto (siendo adolescentes llenos de dudas y a punto de ser adultos, ¿cómo iban a serlo?), lo cual hace más difícil su labor, pero ambos resultan totalmente convincentes en todo momento, tanto en las escenas graciosas como en las más emotivas, las más dramáticas o las más reflexivas. Mención especial para ella que, saliéndose totalmente del prototipo de actriz joven y atractiva, ya dio buenas muestras de tener talento para esto de la actuación en la recomendable Los descendientes y que aquí lo confirma de forma sobresaliente. El resto de secundarios (con “veteranos” como Kyle Chandler, Jennifer Jason Leigh o Saul Goodman, digo, Bob Odenkirk al frente) tampoco desentona, pero sus apariciones son breves y quedan eclipsadas por la historia principal. Pero las actuaciones no son, ni mucho menos, el único punto fuerte de la película. El guión que han escrito Scott Neustadter y Michael H. Weber para trasladar al cine la novela en la que se basa también es magnífico. Ambos fueron los guionistas de esa imprescindible joya que es '(500) días juntos' y aquí vuelven a demostrar que saben hacer bien su trabajo. A través de unos diálogos creíbles y ágiles pero a la vez profundos y reflexivos, nos muestran perfectamente todos los miedos, inseguridades, esperanzas e ilusiones que se entremezclan a esa edad en la que se deja (o “se tiene” que dejar) de ser niño para dar el paso a la vida adulta. Además, tejen una historia que fluye con sencillez, combinando hábilmente los momentos cómicos con los dramáticos y sin forzar los acontecimientos prácticamente en ningún momento. Las distintas subtramas ayudan a dotar de mayor complejidad a los protagonistas de la historia, y tan solo me ha parecido un tanto descafeinada la del padre de Sutter, ya que a pesar de su transcendencia es la parte que más aburrida y predecible se me hizo. El joven director James Ponsoldt sabe aprovechar todos estos buenísimos ingredientes que tiene a su disposición y logra crear un filme muy interesante, entretenido y de tono realmente agridulce, entre melancólico y optimista, que durante buena parte de su metraje nos habla del manido “aprovecha el hoy, vive el presente” pero que al final nos recuerda que pese a ello tampoco hay que descuidar el futuro, contagiándonos así una especie de “entusiasmo realista” y dejándonos un gran sabor de boca cuando termina. Lo mejor es que en ese momento tienes la impresión de haber visto algo trascendente, no un mero entretenimiento sino una historia que te va a dejar cierto poso, y eso es algo que cada vez menos películas consiguen. Aquí y ahora

Y a Dios que me perdone!

Drama

Y a Dios que me perdone! (2017), La esposa de Toribio ha sido diagnosticado con leucemia después del parto. Acorralado entre la falta de planes de salud confiables y su bajo ingreso como oficial de policía, Toribio toma su arma y va a hacer todo lo posible para salvar a su esposa. Critica: Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Y a Dios que me perdone Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. Y a Dios que me perdone