El prestigioso guardaespaldas Michael Bryce recibe un nuevo cliente: un asesino a sueldo, Darius Kincaid, que debe testificar en un juicio en La Haya contra un cruel dictador. critica: Ryan Reynolds encontró en Deadpool el personaje de su vida, y mientras se llega la segunda entrega de su personaje, actúa en una comedia de acción en la que retoma el humor de su personaje icónico, logrando una gran química con Samuel L. Jackson, en una película que consigue ser efectiva y muy divertida El otro guardaespaldas Reynolds es Michael Bryce, un guardaespaldas que pierde todo su prestigio cuando es asesinado su cliente, a partir de ahí se ve condenado a cuidar a clientes de poca monta, hasta que se le encomienda cuidar a un asesino a sueldo (Jackson), a quien debe resguardar y llevarlo a La Haya para declarar en contra de un dictador bielorruso (Gary Oldman). Bryce decide hacerlo para quedar bien con su ex, una agente de Interpol, y a pesar de tener viejas rencillas nunca cerradas con Kincaid, juntos resuelven el deber llegar a tiempo al juicio y enfrentarse a todos los que les siguen. La película se sostiene en el talento y carisma de sus dos protagonistas, tanto Reynolds como Jackson, tanto cada uno por su lado como cuando interactúan, consiguen llevar al relato más de allá de la simpleza de su propuesta, donde ambos lucen naturales y disfrutando lo que hacen. Si bien el guion resulta ser ordinario y poco sorpresivo, las escenas de acción y las persecuciones están bien resueltas, pero todo es llevado a buen puerto gracias a sus estrellas, quienes consiguen elevar el nivel de la película, inclusive también por las breves participaciones de Salma Hayek, pero no consigue amalgamar las dos tramas que corren paralelas, por un lado la del guardaespaldas y el asesino a sueldo queriendo librarse de sus perseguidores y por otro lado Gary Oldman como un represor dictador siendo juzgado, en un tono mucho más serio que no empata con el resto. La película de Patrick Hughes está lejos de ser una buena película pero entrega todo lo que promete, y consigue ser divertida y efectiva, y sobre todo, tremendamente entretenida. http://tantocine.com/duro-de-cuidar-de-patrick-hughes/ El otro guardaespaldas
Con la determinación de lograr el éxito profesional sin comprometer su ética, Lucy se embarca en un despiadado juego de superación contra su frío y eficiente némesis Joshua, una rivalidad que se complica por su creciente atracción por él.... Cariño, cuánto te odio critica: apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Cariño, cuánto te odio
Una mujer que se dedica al mundo de las agencias deportivas se siente menospreciada por los hombres en un mundo que considera machista. Cuando un día adquiere la habilidad de escuchar sus pensamientos, descubre cómo manipularlos para beneficio propio. critica: Es imposible ver ésta película y no acordarte de la de Mel Gibson, im-po-si-ble. La diferencia es que con la primera nos sorprendió el tema en el cual se basa. Que alguien pueda leerte los pensamientos que no formulamos a través de las palabras y aquí el factor sorpresa no existe, pero hay algo que la mejora, la interpretación. ¿En qué piensan los hombres? Taraji P. Henson es muchísimo más graciosa que Mel Gibson de aquí a Lima. Y para colmo se aprovechan de situaciones a su favor, empresaria, mujer sóla entre hombres y negra, todo en uno. Esto la margina laboralmente y en una fiesta de colegas le ocurre un hecho inesperado que le sirve para poder escuchar esos pensamientos en silencio, pero solo en los hombres. A partir de ese momento la historia es algo más divertida, sin nada para volvernos locos, pero con ese aliciente que la vuelve más interesante. Lo dicho, entretenida sin más. Como curiosidad, un cameo de Shaquille O`Neal. ¿En qué piensan los hombres?
Biopic sobre el boxeador panameño Roberto "Manos de Piedra" Durán, quien es mundialmente reconocido como el mejor peso ligero de todos los tiempos, y también catalogado por muchos como uno de los más grandes boxeadores latinoamericanos y uno de los mejores libra por libra de la historia del boxeo. critica: Se basa en la vida de nuestro más grande gloria panameño Roberto Duran. Voy a ser algo subjetivo en esta crítica ya que soy panameño y desde niño he visto combates Roberto Duran aka Manos de Piedra. Manos de piedra La película empieza de adelantes hacia atrás, narrada por el Ray Arcel (Robert De Niro), nos muestra El Chorrillo lugar donde creció Duran, en los años 60 y hace algo de historia con respecto a las relaciones que hubo con Estados Unidos en ese tiempo. La película para mi siempre te deja a la expectativa y la trama, a pesar de que decae por momentos, no es aburrida. Aunque tengo que decirlo, tiene un lenguaje tan coloquial que muchas personas no panameñas, les va a caer bien o la van a entender. La banda sonora, como panameño, me encanto, Ruben Blades es tan conocido como Roberto y esto y la misma lucha panameña con el canal hace que la película tenga un toque panameño que para mi tiene mucho que ver con la crítica que está recibiendo en especial de Estados Unidos que no le gusta para nada que quede documentado en la película que son los malos de la película. Por otro lado, los paisajes de la película estuvieron bien montados, me encanto la escena del Puente de las Américas, los paisajes del casco antiguo, del barrio del Chorrillo, etc. Las actuaciones para mi todas correctas, la relación con de Duran con todos los personajes de la película estuvieron bien contada. La que más me llamó la atención fue la Chaflan, personaje muy importante en la vida de Cholo y bien caracterizado por Oscar Jaenada. Las escenas en donde había lucha cuerpo a cuerpo (boxeo) estuvieron muy bien filmadas y reales. No sentí que hubo ni mucha sangre ni exageraron tampoco. En cuanto a las escenas de más, esa es las dejo al criterio de Jakubowicz que quiso personalizar la película poniendo énfasis en algunas relaciones. En definitiva es una película buena que todo panameño y aficionado al boxeo debe de ver y tener una copia en la videoteca de sus casa. No puedo hablar de lo malo sin contarles la película, así que esta parte va a en la sección con Spoilers Manos de piedra
Aidan Bloom, un joven padre de familia, se encuentra al borde de una crisis existencial provocada por la desaprobación de su padre y por las responsabilidades de la edad adulta. Cuando su situación financiera empeora, toma la decisión de hacer algunos cambios para mejorar su vida. critica: Zach Braff, dirige, protagoniza y co-escribe (con su hermano Adam), esta película financiada a través del crowdfunding de sus fans. Conocido por protagonizar la exuberante serie Scrubs y luego aplaudido entre la escena independiente americana por “Algo en común” (Garden State, 2004), ahora se presenta con más de lo mismo. Ojalá estuviera aquí Braff interpreta a Aidan Bloom, hombre juguetón y poco responsable, a quién la vida (o la de su padre) le invita a reflexionar sobre aquello que es lo más importante: el dinero. El dinero para pagar la escuela judía de sus dos en-can-ta-do-res hijos. Luego de la posterior y obligada charla con su mujer decide algo grande y responsable. Y responsable. Ocuparse de sus hijos. ¿Lo primero? Sacarlos del aburrido colegio y luego ¡a pasárselo en grande! Su hermano, por su parte, incapaz de despedirse de su padre en el lecho de muerte, le dará el toque dramático al film. ¡Que no juzgo inadecuado! si no que participa de una estética seriéfila que gustará a muchos y hará chirriar a unos pocos. La simpatía del protagonista juega un papel fundamental a la hora de sumergirse en el proyecto. La ecuación es fácil. Si Zach te cae bien, la película te gustará. Si Zach te cae mal, vas a dormirte a ritmo de Bon Iver, con sus atardeceres en el desierto y planos a cámara lenta típica de spot publicitario to guapo guapo. Promete ser un sueño agradable. No lo niego. Eso si, serieadictos del mundo, vais a gozar reconociendo caras de la pequeña pantalla. Empezando por Sheldon Cooper (Jim Parsons), genio interpretativo hecho para un solo papel, Mandy Patinkin quien interpreta un hombre sereno y lúcido muy cerca del Saul de Homeland, o Joey King, la hija de moda, de gruesos labios en Fargo y pelo corto en este film. Ashley Greene de la saga Crepúsculo, Kate Hudson y Josh Gad terminan con el reparto. La trama se sustenta en la capacidad del espectador de no mirar de frente. Dicho de otra manera, no es ficción, es fantasía. Pero de la peor calaña. Fantasía americana. Esa que con un “por favor” sincero, puedes saltar los controles de cualquier aeropuerto para alcanzar a tu amor antes de que suba a “ese maldito avión”. Esa fantasía de musical. Esa de panaderías francesas y abuelos bailarines. Ese infierno de Truman donde el vecino te sonríe por las mañanas mientras termina de regar su jardincito y grita “¡buenos días!”. Esa donde un padre puede probar con su hijos “como ruge esa buga nuevo descapotable” por las carreteras con planos aéreos porque el vendedor de coches piensa “¡que carajo! ¡un día es un día! ¡vamos muchachos! ¡subid, aprisa!”…ese rollo, ¿si? Pues si uno entra en ese estado de embriaguez norteamericana guiñando el ojo y sin mirar atrás, pasará un muy buen rato. Porque, al fin y al cabo, no hay mucha diferencia entre esquivar y andar haciendo eses. Y si uno puede esquivar algunos gags desafortunados por aquí, cierta fijación judía por allá, y dichas licencias fantásticas, se encontrará con una historia sencilla que habla de la vida, la muerte, la relación con el otro, la familia, el trabajo, la salud, los hijos y un montón de elementos de lo más emotivos que consiguen dar con cierta diana. No nos engañemos. En cierto momento del film, el protagonista en un alarde de madurez, decide llevarse a sus hijos al desierto donde, cuenta, que tuvo un momento de epifanía. Se preocupa para describirnos su significado y se lo agradecemos. Pero aquellos espectadores cazadores de epifanías cinematográficas o aquellos que busquen alguna forma de manifestación luminosa en el cine, solo van a encontrar sombras y algún que otro fugaz halo de luz. Ojalá estuviera aquí
La propietaria de una galería de Nueva York, Brooke, y su marido Owen tienen ciertas tentaciones, pero esto desemboca en algo inesperado...Trust critica: esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia..... Trust