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Torrent | 1080P | Español Latino | 2.10 GB | Descargar |
Cuando cuatro tipos fuera del sistema descubren que los grandes bancos, los medios de comunicación y el gobierno se niegan a reconocer el colapso de la economía, tienen una idea: 'La Gran Apuesta'… pero sus inversiones de riesgo les conducen al lado oscuro de la banca moderna, donde deben poner en duda todo y a todos... critica: La película se resume en estas pocas palabras que Ryan Gosling, uno de los actores que la protagoniza, ha declarado a raíz del éxito del filme y que valen más que mil otras que yo pueda colocar aquí. Dice así Ryan Gosling refiriéndose a la enjundia esencial o meollo del filme: «Mucha gente escucha la jerga financiera y desconecta racionalmente ante la terminología dizque ”económica“, una terminología creada con la idea de hacer sentir estúpido a quien la escucha y no preguntar nada para que ellos hagan lo que les dé la gana con nuestro dinero.» La gran apuesta Esa jerga económica y financiera es la que emplean los banqueros y bancarios, los profesores de la pseudo ciencia llamada economía, los altos funcionarios estatales de Hacienda o del Estado, los periodistas conchabados con todos ellos, etc., y siempre es igual, la emplean para engañar, para tergiversar, para estafar, para dar gato por liebre, para vivir como casta derrochadora a costa de lo que sustraen a las clases medias y gente que le da su confianza. Ya lo dice el refrán: «No es el asesor financiero el que expone el dinero». El dinero quien lo expone es usted y todo quien confía en ellos para que maniobren con sus ahorros. Pero descuiden, que los policías al servicio de los órdenes estatales y de los mandamases no perseguirán al presidente del Banco de España que diera su visto bueno para que a usted le robaran con la citada jerga, ni perseguirán a los directores de bancos como ocurre actualmente en España, por cobrarle en lugar de pagarle intereses una vez usted les confía sus ahorros o, lo que es más canallesco aún, por domiciliar o tener su sueldo a través del banco, cosa que encima no nos dejan recibir de otro modo que no sea irremediablemente a través de una entidad financiera; no, ellos no persiguen a los grandes ladronazos, ellos prefieren perseguir, como actualmente están haciendo los funcionarios de Hacienda en España, a una simple maestra jubilada por haber dado y cobrado unas clases magistrales una vez pensionada, unas clases extras por las que ganó poco más de mil euros, y por las que la han multado abusadoramente con más de treinta mil euros. Contra los débiles de la clase media es contra los únicos que se atreven (salvo poquísimas y ocasionales excepciones bien dispuestas para hipnotizarnos) ésos que ocupan jefaturas y dicen ser servidores nuestros y de la justicia social. Para frenar y asfixiar a los pobres mileuristas son la más de valientes los responsables del «Orden y la Civilización», pero verán ustedes como a la presidenta del Banco Santander, entre otros, no la frenan en su insaciable codicia; todo lo contrario, ha sido nombrada asesora por políticos o gobernantes de la «Gran Bretaña y la madre que la parió» precisamente por eso. En consecuencia: ojo con ellos y sus ladronazas tarjetas bancarias, atentos al simple ritmo de 1,2,3, pues le atracan o le quitan su dinero a la vez que le envuelven con una jerga según la cual usted va ha salir ganando. Fej Delvahe La gran apuesta
Mikey Saber es una estrella del porno pasada de moda que vuelve a su pequeño pueblo de Texas, aunque nadie le echa de menos. critica: Sean Baker es, sin duda alguna, una de las mentes más prometedoras del cine, independiente por ahora, de los últimos tiempos. Red Rocket sigue la estela de un actor porno en decadencia. Mikey Saber vuelve al hogar de su exmujer y exsuegra. Vuelve a una ciudad de Texas de la era Trump y busca cobijo tras abandonar la industria adulta. Destrozado, apaleado, pobre, sucio, pero gracioso, llama a la puerta y promete encaminar su vida a cambio de un techo y comida. Ahí empieza la película. Red Rocket La idea de Red Rocket era una guardada en el cajón maestro de las ideas, pues el equipo de Baker tenía pensado hacer otra película. Llegó la pandemia y tuvieron que cambiar de dirección. Red Rocket es una película con pocas localizaciones- pero muy bien elegidas-, unos actores principales profesionales rodeados de un elenco de secundarios primerizos en la actuación, y con una trama llena de diálogos electrizantes por parte de Simon Rex. La puesta en escena es simplemente espléndida. Sean Baker te transporta a esa ciudad rancia y pobre donde los paseos en bicicleta del gracioso Mikey Saber se convierten en momentos de auténtica libertad visual. Te sientes libre, sientes el viento en la cara, pero también el humo de las fábricas y la mugre impregnada en el comportamiento de Saber. Porque Sean Baker, que venía de hacer The Florida´s Project, donde metía al espectador en la piel de niñas pequeñas buscando un futuro esperanzador, aquí tu reflejo es Saber. Un reflejo de la industria del porno mainstream. Dolorosa, triste y muy de terror por momentos. Todo está rodeado de un humor bastante único que Simon Rex aporta a la película, pues viene de películas como Scary Movie. Es de las mejores películas del año porque Sean Baker hace un estudio minucioso y detallado de personajes, del arquetipo de actor porno y retrata el Texas de la era Trump a través de la moral de Mikey Saber. Red Rocket
Tras varios fracasos sentimentales, una mujer decide encontrarse a sí misma a través de un viaje por Italia, la India, Bali e Indonesia. Liz Gilbert (Julia Roberts) tenía todo lo que una mujer puede soñar, un marido, una casa y una brillante carrera, pero se encontraba perdida, confusa, insatisfecha. Una vez divorciada, y tras un periodo de reflexión, decide abandonar su acomodada vida y lo arriesga todo, emprendiendo un viaje alrededor del mundo. La historia se basa en el best-seller autobiográfico de Elizabeth Gilbert. critica: Se trata, probablemente, de una de las peores películas del año. Previsible, tópica y con una voz en off insoportable que regala perlas de sabiduría extraídas del peor libro de autoayuda. De esa forma, la protagonista nos hace perder 140 minutos de nuestro tiempo para asistir cómo, a golpe de American Express, supera una supuesta crisis existencial gracias a un idílico viaje que nos hace pensar que la película no es más que un publirreportaje de alguna oferta vacacional. No faltan todos los tópicos esperables sobre los países y sus gentes, a través de la la mirada prejuiciosa de la protagonista: la indolencia de Italia, la espiritualidad de mercadillo de la India y el paraíso vacacional en Bali, con un emotivo y pasional latin lover incluido, personificado en un Javier Bardem que, a pesar de todo, es el único que imprime un poco de realidad en este viaje espiritual de cartón piedra. Come, reza, ama La película trata algo habitual en las películas románticas americanas: la búsqueda personal no es más que una excusa para que la protagonista encuentre un hombre que la defina. Realmente, una puede llegar a perder la cuenta de las veces que se repite la frase "necesitas un marido". Me llama la atención la presencia de unos personajes secundarios que, ante su situación personal, los problemas de Liz Gilbert parecen tan ridículos como efectivamente son. Resulta preocupante pensar que, si lo que se necesita para superar un pequeño bajón emocional (¿alguien puede creer realmente que a la protagonista le importa su matrimonio o su divorcio?) es regalarse unas vacaciones a cuerpo de rey durante un año, difícil lo va a tener el común de los mortales para enfrentarse a auténticos problemas. Come, reza, ama Además de los tópicos y de las reflexiones presuntamente profundas y trascendentales, lo peor es que, bajo un aparente envoltorio feminista, se esconde una visión muy tradicional de lo que necesitan las mujeres para encontrar su propio equilibrio: el episodio de la India es muy revelador al respecto. En conclusión: una película mal escrita y peor desarrollada, interminable en su colección de tópicos e imposible de empatizar por lo vacío de su propuesta. Los primeros cinco minutos de la película, en los que lo primero que oímos es la voz en off de Liz Gilbert, ya auguran que no nos espera nada bueno. Y así es. Come, reza, ama
Finley, una talentosa y aspirante a violinista, conoce a Beckett, una famosa joven estrella de cine, de camino a su programa de semestre universitario en el extranjero en un pequeño pueblo costero de Irlanda. Un romance inesperado surge cuando el rompecorazones Beckett conduce al tenso Finley a un despertar aventurero, y ella lo anima a hacerse cargo de su futuro, hasta que las presiones de su estrellato se interponen en el camino. critica: Irlanda y sus paisajes, su música y su reconocido encanto rescata otra vez una película. Por lo demás, la trama es sensiblera y llena de tópicos, con una historia de enamoramientos que resulta forzada y repetida y con unos protagonistas que no convencen al espectador ni tienen química entre ellos. Es una película de amor adolescente poco convincente para los adolescentes de hoy en día y nada para los adultos que sentirán que el guión es manido y la historia es excesivamente predecible, vista cien veces antes. Allí me encontrarás
Tres jóvenes atletas se enfrentan a la opresión cultural, la intolerancia y la pobreza mientras persiguen el mismo sueño: competir en los Juegos Olímpico... Los caminos a Olimpia critica: Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras.. Los caminos a Olimpia
Maxi, el superviviente de un ataque terrorista, se une a Karl, un encantador estudiante, para formar parte del movimiento europeo juvenil cuyo propósito es - nada menos - que hacerse con el poder. critica: Lo de siempre. Marca de la casa: Europa está llena de ataques terroristas y la culpa de todos los males es el supuesto "extremismo de la derecha" (calificativo que engloba a todo el que no esté de acuerdo con las actuales políticas de inmigración basadas en el buenismo y "el todo vale" con tal de aparentar lo buenos que somos y el complejo de mesías de muchos). Je suis Karl Guión prefabricado, malos creados con todos los estereotipos Netflix que se han visto en otros cientos de productos de la casa, ¿cuál es el objetivo de todo esto? Porque de calidad artística cero y de concienciar a los espectadores, consigue el efecto contrario. Je suis Karl