Una joven pareja viaja al Europa del Este para realizar una cirugía plástica. La mujer desea una reducción de pecho, mientras que su madre, que acompaña a ambos jóvenes, anhela un estiramiento facial. En un momento del viaje, mientras el novio está dando un paseo por una zona abandonada del hospital, descubre accidentalmente a una mujer atada y amordazada a una mesa de operaciones, ella es el resultado de un tratamiento experimental de rejuvenecimiento. Él la libera, pero no se da cuenta de que acaba de causar el brote de un virus que transformará a los médicos, pacientes y su suegra en zombis sedientos de sangre. critica: Una clínica de cirugía plástica, zombis y una suegra. Si lees la sinopsis y luego la ves, es muy posible que te guste y te haga pasar un rato divertido y entretenido, es así de sencillo. Un tipo bastante patoso y con mala suerte en todo (genial una escena en la que fabrica una bomba casera) va con su novia para una reducción de pecho, y además, con su suegra para una operación más en su historial. La clínica no parece muy normal, sumando un celador algo proclive a medicamentos y estupefacientes varios, y no hay que decir mucho más. Bien ejecutada, buenas escenas dentro del género, buen ritmo, bastante divertida en ocasiones, pero sin abusar, no es de las que encadenan una escena de gracietas con otra, y con un final sorprendente, que parece en principio la escenita habitual pero al menos a mi me dejó... bueno, hay que verla. Yummy Lo dicho, si la sinopsis hace que te pique la curiosidad, y eres habitual dentro del género, esta es la buena entre las que has visto en unos meses. Wolf. Yummy
Policías de otro mundo persiguen a espíritus monstruosos quienes intentan escapar del juicio final escondiéndose entre los vivos. Cuando descubren un plan que podría acabar con toda la vida, ellos deben trabajar para restaurar el equilibrio cósmico. critica: Aburrida, tediosa, sin gracia, repetitiva, vista hasta la saciedad... y podría seguir, pero supongo que con el uno que le he puesto (porque no hay cero) queda el concepto claro. R.I.P.D. Departamento de Policía Mortal Para empezar, estamos ante una copia bastarda de "Men In Black", pero sin la gracia y la chispa de la saga marciana, esto es, poli novato (Ryan Reynolds) que tiene que trabajar con poli entrado en años con malas pulgas (Jeff Bridges) cazando muertos que pululan por el mundo terrenal intentando evitar el juicio en el purgatorio. No hay más. Bueno, sí, hay una especie de sub-trama en torno al "incidente" de Reynolds que deviene en amenaza gigantesca que ambos policías deberán detener. Vamos, lo mismo de siempre, pero peor. Porque no tiene sentido del ritmo (no se aclaran ciertos conceptos para entrar rápidamente en el tema caza de muertos), ni tiene sentido de trama trabajada (la investigación sobre el tema del robo de oro es tediosa y aburrida hasta decir basta), y los personajes son ridículos y tópicos, Ryan Reynolds lleva una cara de desnortado constante durante todo el metraje y Jeff Bridges raya entre lo pasado de vueltas (la caída del edificio montado sobre Reynolds) y lo Tommy Lee Jones en MIB (repitiendo sus gestos, ticks y formas de caza e interrogatorios). El guión es estúpido y carece del humor negro característico de una película así, sustituyéndolo por un humor infantil (flatulencias, disparos en el culo y "gracias" por el estilo), que solo hacen disminuir aún más el nivel cinematográfico de la película. Una película que degenera aún más cuando trata de dotar de dramatismo a sus personajes (Reynolds intentando contactar con su mujer) y que carece de un sentido del humor más loco y ácido, que le hubiera ido estupendamente. Sobre todo en lo referente a diálogos, porque las pullas constantes entre Reynolds y Bridges no hacen gracia ni dan juego y se limitan a ser exabruptos contra exabruptos sin más sentido que alargar minutos (bueno, claro, cuando no se trata de enseñar a la tía buenorra que sirve como imagen terrenal de Jeff Bridges). Kevin Bacon está muy desaprovechado y su papel (sobre todo en lo referente al plan final) resulta de lo más ridículo; Mary-Lousie Parker daba para más juego como esa sexy gerente del RIPD con mal humor constante; a Jeff Bridges tuvieron que pagarle un cheque brutal para estar en esta cosa y Ryan Reynolds... bueno, Ryan solo pasaba por ahí. Y la verdad es que, en general, hay una sensación de ramplonería que se deja ver en los gestos y expresiones del reparto como diciendo: ¿Pero qué miserable película estamos haciendo? Y ya, el remate final, son los efectos digitales que resultan mediocres para una producción de este estilo. Bastan solo dos ejemplos (la... "caída" de Reynolds al principio y ese muerto gordo y seboso), para dejar claro que esta película no juega en la misma liga que la mayoría de blockbusters actuales. Vamos, que son deficientes y carentes de cualquier tipo de lujo visual. En definitiva, para mí, estamos ante la peor película del año (sé que quedan aún unos meses para que acabe el 2013, pero dudo que haya alguna peor) y de ahí que le ponga un cero (el uno es porque no hay cero). Y aunque algunos espectadores más jóvenes me han dicho que es de las mejores películas que han visto, opinión que respeto, por supuesto, mi consejo es que no merece la pena perder el tiempo con semejante basura. En el spoiler, preguntas sin respuesta con spoilers. R.I.P.D. Departamento de Policía Mortal
Aidan Bloom, un joven padre de familia, se encuentra al borde de una crisis existencial provocada por la desaprobación de su padre y por las responsabilidades de la edad adulta. Cuando su situación financiera empeora, toma la decisión de hacer algunos cambios para mejorar su vida. critica: Zach Braff, dirige, protagoniza y co-escribe (con su hermano Adam), esta película financiada a través del crowdfunding de sus fans. Conocido por protagonizar la exuberante serie Scrubs y luego aplaudido entre la escena independiente americana por “Algo en común” (Garden State, 2004), ahora se presenta con más de lo mismo. Ojalá estuviera aquí Braff interpreta a Aidan Bloom, hombre juguetón y poco responsable, a quién la vida (o la de su padre) le invita a reflexionar sobre aquello que es lo más importante: el dinero. El dinero para pagar la escuela judía de sus dos en-can-ta-do-res hijos. Luego de la posterior y obligada charla con su mujer decide algo grande y responsable. Y responsable. Ocuparse de sus hijos. ¿Lo primero? Sacarlos del aburrido colegio y luego ¡a pasárselo en grande! Su hermano, por su parte, incapaz de despedirse de su padre en el lecho de muerte, le dará el toque dramático al film. ¡Que no juzgo inadecuado! si no que participa de una estética seriéfila que gustará a muchos y hará chirriar a unos pocos. La simpatía del protagonista juega un papel fundamental a la hora de sumergirse en el proyecto. La ecuación es fácil. Si Zach te cae bien, la película te gustará. Si Zach te cae mal, vas a dormirte a ritmo de Bon Iver, con sus atardeceres en el desierto y planos a cámara lenta típica de spot publicitario to guapo guapo. Promete ser un sueño agradable. No lo niego. Eso si, serieadictos del mundo, vais a gozar reconociendo caras de la pequeña pantalla. Empezando por Sheldon Cooper (Jim Parsons), genio interpretativo hecho para un solo papel, Mandy Patinkin quien interpreta un hombre sereno y lúcido muy cerca del Saul de Homeland, o Joey King, la hija de moda, de gruesos labios en Fargo y pelo corto en este film. Ashley Greene de la saga Crepúsculo, Kate Hudson y Josh Gad terminan con el reparto. La trama se sustenta en la capacidad del espectador de no mirar de frente. Dicho de otra manera, no es ficción, es fantasía. Pero de la peor calaña. Fantasía americana. Esa que con un “por favor” sincero, puedes saltar los controles de cualquier aeropuerto para alcanzar a tu amor antes de que suba a “ese maldito avión”. Esa fantasía de musical. Esa de panaderías francesas y abuelos bailarines. Ese infierno de Truman donde el vecino te sonríe por las mañanas mientras termina de regar su jardincito y grita “¡buenos días!”. Esa donde un padre puede probar con su hijos “como ruge esa buga nuevo descapotable” por las carreteras con planos aéreos porque el vendedor de coches piensa “¡que carajo! ¡un día es un día! ¡vamos muchachos! ¡subid, aprisa!”…ese rollo, ¿si? Pues si uno entra en ese estado de embriaguez norteamericana guiñando el ojo y sin mirar atrás, pasará un muy buen rato. Porque, al fin y al cabo, no hay mucha diferencia entre esquivar y andar haciendo eses. Y si uno puede esquivar algunos gags desafortunados por aquí, cierta fijación judía por allá, y dichas licencias fantásticas, se encontrará con una historia sencilla que habla de la vida, la muerte, la relación con el otro, la familia, el trabajo, la salud, los hijos y un montón de elementos de lo más emotivos que consiguen dar con cierta diana. No nos engañemos. En cierto momento del film, el protagonista en un alarde de madurez, decide llevarse a sus hijos al desierto donde, cuenta, que tuvo un momento de epifanía. Se preocupa para describirnos su significado y se lo agradecemos. Pero aquellos espectadores cazadores de epifanías cinematográficas o aquellos que busquen alguna forma de manifestación luminosa en el cine, solo van a encontrar sombras y algún que otro fugaz halo de luz. Ojalá estuviera aquí
Los protagonistas de la cinta, Robert Downey Jr. y Zach Galifianakis, son dos inusuales compañeros que se embarcan en un viaje por carretera que termina siendo tan transformador para sus vidas como extravagante. En la película también intervienen Michelle Monaghan y el oscarizado Jamie Foxx.Downey interpreta a Peter Highman, un expectante padre primerizo a cuya esposa apenas le quedan cinco días para salir de cuentas. Cuando Peter se apresura a coger un vuelo que le lleve a su hogar en Atlanta para estar junto a ella en el parto, sus buenas intenciones se van al traste cuando un encuentro casual con el aspirante a actor Ethan Tremblay (Galifianakis) obliga a Peter a hacer autostop con Ethan en el que resulta ser un viaje por carretera a través de todo el país acabará con varios coches, algunas amistades y los nervios de Peter. critica: El especialista en comedias Todd Phillips vuelve a probar fortuna en dicho género aprovechando que el buen sabor de boca que dejó su anterior película, Resacón en las Vegas, permanece todavía fresco en la memoria. Y lo hace sin devanarse demasiado los sesos, recurriendo a una mezcla de los tópicos, simples pero efectivos, de las road movies y de la buddy movies (pelis de coleguillas), y repitiendo también en el reparto con el actor greco-estadounidense Zach Galifianakis, el mejor, con diferencia, de aquel y de éste film. Salidos de cuentas Así pues, no es difícil imaginar que Salidos de cuentas es, ante todo, un carrusel de los enredos, torpezas y despropósitos sufridos en ruta por R. Downey Jr por culpa del extravagante carácter del citado Galifianakis. Y que, a causa de la gracia de éste último, la comicidad del film mantiene su tono pese a su falta de originalidad y su tendencia final a la exageración. Salidos de cuentas Las apariciones estelares (Juliette Lewis, Jamie Foxx y el rapero RZA) y la BSO (Wolfmother, Rod Stewart, Cream, Neil Young) sirven con eficacia para apuntalar un interés que va en descenso. Film que va a menos pero que evita, in extremis, la colisión. Salidos de cuentas
Gargamel descubre la aldea mágica de los Pitufos y provoca con sus malas artes que la abandonen y se dispersen por el bosque. Por desgracia, Tontín se equivoca de camino y, junto con otros pitufos, entrará en una ruta prohibida. La luna azul y un portal mágico los transportarán a Central Park, en Nueva York. Sin embargo, Gargamel sigue persiguiéndolos, por lo que los Pitufos buscarán refugio en casa de un matrimonio... critica: Hace unos meses, cuando dejé aquí mi crítica sobre la película "El oso Yogui" (2010) escribí lo siguiente: "Digamos que ir a ver esta película es una de esas aburridas obligaciones que cualquier padre de niños de menos de 8 años debe acometer de vez en cuando. Es una producción orientada específicamentepara el público más infantil, así que huelgan críticas sesudas o comparaciones odiosas con los dibujos animados originales (...) que distrajeron las meriendas de nuestra tierna niñez." Los pitufos Pues suscribo lo arriba dicho pero aplicado a "Los Pitufos" (2011) de Raja Gosnell. Si le he puesto un 3 y no un 1 es porque mi hijo, que tiene sólo cinco añitos, salió encantado de la sala, pero para mí fue insufrible y encima ni siquiera conseguí descabezar una plácida siestecita, como me ocurriese en la también soporífera "Gnomeo y Julieta" (2011). Ni que decir tiene que el guión es de una simplicidad estomagante y la trama tan infantil (a ese sector del público se dirige el film, al fin y al cabo) que no despierta el más mínimo interés en el público adulto fuera de algún que otro "gag" afortunado. Y si los personajes animados tienen un cierto pase (por aquello de la nostalgia), la actuación del elenco humano roza el despropósito y el ridículo, dando auténtica vergüenza ajena, en especial el bochornoso Gargamel encarnado por Hank Azaria. Claro que tampoco se quedan muy atrás la cursi parejita formada por Neil Patrick Harris y Jayma Mays: el papel de ella es de una ñoñez insoportable y él parece directamente idiota. El aspecto técnico tampoco se salva de la quema. La película la vimos en 2D, no en 3D y me alegro de no haber pagado el correspondiente "extra" por semejante "valor añadido", pues si la calidad de imagen en 2D era pésima, falta de brillo, de definición y de colorido, repleta de escenas "de acción" borrosas, no quiero ni imaginarme lo que habría sido en 3D. ¡Qué cosa más mala! ¿sabéis qué? Pues que le bajo la nota: se queda en un 2. Los pitufos
Tres personas dispares que están aprendiendo a enfrentarse a un mundo difícil y a menudo confuso a medida que luchan juntos contra un demonio común: la adicción al sexo. critica: No siempre serán películas palomiteras, de gran éxito, alguna vez hay que dejar espacio para alguna de aire independiente. El caso es que hoy le ha tocado el turno a Amor sin Control. No sé quién o quiénes fueron los que decidieron ponerle este título español a la película, pero yo lo veo como que va con segundas. De todos modos, está muy bien pillado. El título original es Thanks for Sharing o lo que es lo mismo Gracias por Compartir. La historia de tres personas adictas al sexo y sus respectivas tramas a lo largo de casi dos horas de duración. A Mark Ruffalo y Gwyneth Paltrow están muy bien salgan dónde salgan, aparezcan en los films que aparezcan, tanto en una de la Marvel (él como Bruce Banner alias Hulk en Hulk y Los Vengadores, ella como Pepper Potts, la algo más que amiga del personaje de Tony Stark en las tres entregas de Iron Man) como en una independiente, se desenvuelven muy bien. Tim Robbins y Joely Richardson correctos como una pareja con sus propios problemas personales en el que se les añade el regreso de su hijo, y Josh Gad (es un actor que siempre que le veo me recuerda a un doble de Jonag Hill, pero de segunda, aunque aquí se trabaja a un buen personaje) que, junto a Alecia Moore (nombre real de la cantante y actriz ocasional Pink) también intentan sacar adelante sus complicadsa vidas. La cinta nos llega con unos nueve meses de retraso respecto al estreno en Estados Unidos. Aunque, allí se estrenó de forma limitada. No es una película sobresaliente, pero todo lo que explica, el tema que toca me ha parecido interesante, la selección musical muy correcta junto a la partitura de Christopher Lennertz (recordado compositor de la serie de The CW Supernatural) y las interpretaciones de todos los actores me han resultado muy realistas. Amor sin control Un tema, el de la adicción al sexo en este caso, que no es que esté a la orden del día, pero es algo que existe. Y al parecer tiene sus consecuencias, aunque no es que haya visto muchas películas hablando de él. Un drama con sus toquecitos de humor. Y bien que se merece un visionado. Así lo veo yo, y la verdad es que estoy contento de su resultado final. Mi nota final es de 8/10. Amor sin control