Malcolm sobrevive en un barrio difícil de Los Angeles mientras manda solicitudes a universidades, realiza entrevistas académicas y se prepara para la selectividad. Pero una oportuna invitación a una fiesta clandestina le llevará a él y a sus amigos a una aventura que jamás imaginaron. critica: Wow, Dope sin duda es una película refrescante. Ojo, no estamos ante la quinta esencia de la originalidad, de hecho Dope bebe mucho de películas juveniles de los 80 y 90, pero sabe traer de nuevos estos tropos y hacerlo de forma refrescante. Dope Las interpretaciones de sus actores van más allá de lo simplemente correcto, la dirección y apuesta visual es magnífica, y la fotografía y música son vibrantes. Puede que su guión nos suene un poco a visto y que todo eso de los "bitcoins" está demasiado cogido con pinzas, pero sin duda Dope es una de las películas más entretenidas que he podido ver este año. Dope
Un famoso pianista que intenta superar su miedo escénico al final de su carrera encuentra una nueva inspiración en una crítica musical de espíritu libre. critica: El miedo escénico nunca está relacionado con el público sino con uno mismo -como la mayoría de los miedos-. La realidad es que nuestra cabeza lo produce y, por tanto, las causas son ajenas a esas cientos, o miles de personas sentadas frente a un escenario. Coda nos presenta a un pianista anciano, maduro y experimentado, que intenta superar un trauma que le está provocando un pánico a la interpretación pública; la mente en blanco, la partitura desapareciendo y las teclas cambiando de posición. Una joven crítica musical llega en el momento más indicado para ayudarle a superar, gracias a su espíritu libre, el miedo a tocar el piano. Coda *El Romanticismo alemán “Los compositores alemanes son una buena compañía” es la frase que se repite e intuye en varias ocasiones. Schumann, Bach y Beethoven son los protagonistas indirectos de Coda, o, más bien, es su música quien protagoniza esta película, sus piezas suenan constantemente dentro de la cabeza de un músico atormentado. Cuando se alcanza la mitad del metraje y, tras pasar el punto culminante del filme, aparece una escena en la que se representa El caminante sobre el mar de nubes de Caspar David Friedrich, pintor emblemático del Romanticismo. El poder de la naturaleza, los paisajes de grandeza, el canto a la vida y a la individualidad del músico como intérprete en solitario frente a la gran masa. *Conclusiones En música, la palabra coda es un fragmento de tamaño variable que se añade al final de la composición. Este fragmento toma motivos que ya han sonado con anterioridad, desarrollándolos y exponiéndolos nuevamente debido a su importancia; la metáfora es magnífica: el final de una obra y el final de una vida. Coda es una película elegante, simple y cautivadora. Igual que la música de Schumann, que suena en bucle manteniendo hechizado al protagonista. Además, hay una subtrama de romance que, aún pasando desapercibida, está hilvanada de forma espléndida; menos siempre equivale a más, en música y en la vida. Escrito por Soraya Unión Álvarez Coda
Lori y Doug se separan justo antes de la boda de la hermana de Lori y deciden fingir que todavía están juntos durante el fin de semana para no interrumpir la diversión.... We Broke Up critica: porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ ...We Broke Up
1969. Chen Zhen es un joven estudiante de Pekín al que envían a Mongolia Interior para educar a una tribu de pastores nómadas. Pero el que realmente aprende es Chen: sobre la vida en esa tierra infinita y hostil, la libertad y la responsabilidad, y la criatura más temida y reverenciada de esos lugares, el lobo. Sin embargo, la relación de atracción existente entre esas criaturas complejas y casi místicas con el ser humano se ve amenazada cuando un oficial del gobierno central decide por todos los medios eliminar los lobos de esta región. critica: Hay algo especial en las películas que, desde una perspectiva seria, tratan el comportamiento de los animales en un estado salvaje. El último lobo coincide con esta consideración puesto que, desde una perspectiva histórica, nos narra un bello relato sobre la relación entre seres humanos y lobos. En concreto, es el realizador francés Jean-Jacques Annaud quien está detrás de las cámaras, un tipo al que le conocemos por obras como Enemigo a las puertas o la adaptación cinematográfica de El nombre de la rosa, pero que también ha trabajado mucho todo este tema de la naturaleza y la fauna en otras películas, especialmente la bien valorada El oso. Aquí intenta trasladar a la pantalla la conocida novela Wolf Totem, escrita con algunos tintes autobiográficos por el chino Lü Jiamin bajo el seudónimo de Jiang Rong. El último lobo Argumentalmente es muy básica: en la China de los 60, el estudiante Chen Zhen es enviado a la Mongolia profunda para, según el agente del gobierno, enseñar a leer y escribir a la gente de la zona. Pero pronto el joven queda cautivado por el comportamiento tan noble como férreo de los nativos y, especialmente, por la relación que mantienen respecto a los lobos. Generalmente, temen a esta especie, puesto que existe el riesgo serio de que pueda atacar a su ganado, una de las principales fuentes de ingresos que tienen. Sin embargo, con la ayuda de los más veteranos, saben cómo usar el instinto depredador de los lobos para beneficio propio. Zhen descubrirá, empero, que no todo es de color rosa: cuando una loba tiene lobeznos, es necesario sacrificarles (de una manera bastante cruel, todo sea dicho) para que así no aumente la manada. Algo que impacta a cualquier persona que desconozca tal cuestión y, dada la emotividad con la que está narrada esta escena, seguro que también al espectador. El propio Zhen se queda bastante tocado, por lo que decide que tiene que hacer algo para intentar cambiar el curso de los acontecimientos. Conviene no contar nada más de la trama aunque, como decimos, la fuerza de El último lobo no se encuentra en su guión. Esta opinión hay que circunscribirla únicamente al desarrollo de la trama en sí misma, que por momentos resulta quizá algo previsible, pero no al mensaje que intenta transmitir, a todas luces honesto, necesario y en consonancia con la ambientación en la que nos sumerge. Annaud dota a su obra de una poderosa fuerza visual, merced no sólo a la hermosa fotografía conseguida por Jean-Marie Dreujou, sino también a su habilidad para saber captar el momento justo de la naturaleza en que las imágenes poseen más fuerza. No tan impactante es el efecto 3D del filme que, si bien no estorba (cosa que ya sufrimos varias veces en la fiebre estereoscópica post-Avatar), al final uno tiene la sensación de que, sin su presencia, la película conseguiría llegar al espectador de manera prácticamente idéntica. Consideraciones técnicas a un lado, el cineasta francés sabe tejer un relato que no deje agujeros por el camino, siendo particularmente reconfortante que evite sumergirse en historias de amor o amistad demasiado profundas y pastelosas, sendero al que por momentos parecía que se podía encaminar la película. También es cierto que, al tomar como referencia una obra basada en hechos reales, Annaud no podía desencaminarse en exceso de la senda marcada por el texto originario, pero en cualquier caso hay que agradecer que haya optado por un desarrollo de los acontecimientos efectivo por mucho que pueda pecar de intrascendente para un espectador más exigente. Y es que, aunque sea caer en la evidencia, la realidad indica que los protagonistas de la película son los lobos y no las personas, cosa que se va haciendo más palpable conforme avanzan los minutos. El último lobo reúne en su realización varios aspectos interesantes y otros que generan algunas dudas, pero en su conjunto termina por alzarse como una película muy recomendable para todo aquel que guste disfrutar del cine ambientado lejos del mundanal ruido. Aquí, Annaud logra lo más importante: hacernos partícipes de ese entorno natural, gracias no sólo al fuerte matrimonio que mantiene con la parte técnica sino, principalmente, al respeto con el que se dirige a los nativos del lugar y a la figura del lobo. El resultado final arroja una película muy en consonancia con el resto de su filmografía, fácil de disfrutar por todo el mundo y que arroja diversas consideraciones sobre las que uno, a poco que le haya seducido lo que ha visto, sin duda reflexionará una vez lleguen los créditos finales. El último lobo
Finley, una talentosa y aspirante a violinista, conoce a Beckett, una famosa joven estrella de cine, de camino a su programa de semestre universitario en el extranjero en un pequeño pueblo costero de Irlanda. Un romance inesperado surge cuando el rompecorazones Beckett conduce al tenso Finley a un despertar aventurero, y ella lo anima a hacerse cargo de su futuro, hasta que las presiones de su estrellato se interponen en el camino. critica: Irlanda y sus paisajes, su música y su reconocido encanto rescata otra vez una película. Por lo demás, la trama es sensiblera y llena de tópicos, con una historia de enamoramientos que resulta forzada y repetida y con unos protagonistas que no convencen al espectador ni tienen química entre ellos. Es una película de amor adolescente poco convincente para los adolescentes de hoy en día y nada para los adultos que sentirán que el guión es manido y la historia es excesivamente predecible, vista cien veces antes. Allí me encontrarás
Una joven encuentra un camino hacia el estrellato en Internet cuando comienza a hacer videos con un extraño carismático. critica: El planteamiento es muy bueno, como crítica social de la estupidez que vivimos hoy en día, sobre los "me gusta o no", y sobre los "seguidores", esos cientos, miles o millones de personas sin vida propia que ven la de otros sin saber que es un negocio y casi todo es mentira, como los viejos viendo el "Sálvame" año tras año, pero ahora en el móvil y en ocasiones haciendo coreografías. Popular Bueno, me he "quedao" a gusto, ahora comento que tanto Garfield como Hawke hacen unos papelones, pero estropeados por un guión mal llevado, y no me refiero a la historia, no.., me refiero a la celeridad para algunas cosas (grabo una pollada y ya estamos en la cima) y a la lentitud en otras (relleno para una buena idea mal desarrollada). Es interesante, como una apología a la imbecilidad del siglo XXI, pero no acaba de precisar (Spolier*). Ahh..., los colorinesy efectitos visuales se los podían haber metido donde no brilla el sol. Wolf. Popular