Martin Behrens es un experto en Medio Oriente para la agencia de inteligencia alemana BND. Obtiene información que conduce a un ataque con aviones no tripulados de EE. UU. Contra un terrorista buscado en Zahiristán. Unos días más tarde, hay un ataque terrorista contra un restaurante: el video que reclama responsabilidad lo llama venganza por el ataque con aviones no tripulados. La periodista independiente Aurice, con quien Martin estaba teniendo una aventura, está entre las víctimas: estaba investigando la corrupción en el corazón del BND. Martin pronto debe darse cuenta de que en un mundo donde las grandes corporaciones se benefician de los tratos de armas y de los contratos de seguridad nacional, el bien y el mal a veces son difíciles de distinguir. critica: No es algo habitual encontrarse con un film político-thriller-acción en el cine alemán, durante los últimos años sólo se producen títulos dramáticos o comedias. "El final de la Verdad" consigue llevarnos a un cine muy similar al que se hace en Estados Unidos, pero sin el grado de heroísmo que suelen darle a estas películas los americanos. El final de la verdad Ronald Zehrfeld es Martin Behrens habla árabe y trabaja para el servicio de inteligencia alemán, tiene un lío amoroso con una periodista Aurice Köhler (Antje Traue), algo que mantiene en secreto por ser bastante problemático por su trabajo. Cuando sufre un ataque por miembros de la jihad, justificado como represalia por la participación alemana en el asesinato de Al Bahadur con un dron. Martin empieza a investigar y encuentra algo muy turbio en el tráfico de armas en aquel país. Parte de la película se rodó en las islas Canarias emulando un país ficticio (Zahiristán), similar a Afganistán donde transcurre parte de la trama. El director Alexander Fehling consigue darle la factura técnica que requiere este tipo de films y un ritmo muy interesante, mostrándonos bien los grados de corrupción existentes en los gobiernos aprovechando el terrorismo internacional. El guión resulta bastante emocionante y también lo firma el director de la cinta Philipp Leinemann conocido por la película de 2014 "Cuando fuimos reyes". Ronald Zehrfeld hace un gran papel como un personaje, frío, serio y muy comprometido con buscar la verdad. El resto del reparto cumplen perfectamente con los roles escritos por Leinemann. La película es bastante real, con situaciones muy creíbles, por lo que se torna en un film serio y comprometido, un thriller sólido muy aconsejable que tendrá distribución en España a lo largo del año y que pudo verse en el Festival de cine Alemán 2019. Destino Arrakis.com El final de la verdad
Una pareja estadounidense que no está pasando por su mejor momento acude con unos amigos a un festival de verano que se celebra cada noventa años en una aldea remota de Suecia. Lo que comienza como unas vacaciones de ensueño en un lugar en el que el sol no se pone nunca, poco a poco se convierte en una oscura pesadilla cuando los misteriosos aldeanos les invitan a participar en sus perturbadoras actividades festivas. critica: Creo que Ari Aster tiene talento, también creo que Ari Aster es consciente de ser consciente de tener talento y también pienso que esta metacognición puede ser perjudicial para la futura carrera de este director. Espero equivocarme. Midsommar Para empezar, creo que la duración de la película es absolutamente excesiva para lo que cuenta y para la previsibilidad de los acontecimientos que nos están contando y que ya sabemos desde que entramos en la sala. Creo que esto, Aster lo sabe y que además le importa un bledo. Creo que hay ciertos directores con lenguaje propio y con cosas que contar, pero que prefieren ser “autores” en el sentido más peyorativo del término que “directores de cine” en el sentido más positivo del término. Creo que Aster con esta película se está posicionando con los primeros, para babeo de algunos y decepción de otros, como es mi caso. Creo que a Midsommar le faltan un par de esos elementos que algunos consideramos imprescindibles cuando vemos una película: Capacidad de sintetizar sin que eso implique simplificar y, por supuesto, ese concepto tan obviado por el esnobismo de arte y ensayo: Pulso narrativo. Y eso que los primeros 30 minutos de película son de lo mejorcito que he visto en los últimos años, porque Aster tiene talento (creo que me estoy repitiendo). La presentación de los personajes y la relación entre ellos está dibujada de manera quirúrgica. Gracias a ella, aguantamos todo lo que viene después, porque tengo la impresión de que toda la parte de la secta druida es un gigantesco McGuffin, probablemente uno de los mayores de la historia moderna del cine. Y tengo esa intuición porque, a partir de un cierto momento (en spoiler), el comportamiento de los personajes protagonistas no tiene ni pies ni cabeza, y eso creo que a Aster le da lo mismo porque lo que nos está contando no es una historia de terror, con los códigos del género, sino más bien una especie de autopsia de todas las miserias del mundo actual y de la generación millenial en particular: Relaciones que se debaten entre la obligación y la culpa, el egoísmo exacerbado que no entiende de amistades ni de vínculos, la lealtad como hashtag pero no como un valor a seguir, un postureo de militancia ecologista que no admite disensiones ni reflexiones… Y todo esto Aster, lo hace con una maldad, una ironía y un sentido crítico brutal, de ahí mi puntuación. Pero también creo que Aster abusa del engolamiento, o la mera contemplación de postales técnicamente virtuosas que, sin embargo, no aportan nada a la narración. En definitiva, creo que Aster tiene mimbres para ser uno de los grandes o para convertirse en un competidor habitual de la Palma de oro del festival de Cannes junto con directores de nombre impronunciable y películas insufribles. Sólo de él depende. (En spoiler continúo con detalles del argumento). Midsommar
Dos mujeres solteras que se han quedado embarazadas por accidente y que están a punto de dar a luz coinciden en una habitación de hospital: Janis, de mediana edad, no se arrepiente y es feliz; Ana, una adolescente, se siente arrepentida y asustada. critica: Parsimoniosa, flemática, incluso indolente, carente del brío, de la fuerza emocional que caracteriza su cine. Una película impropia del enorme talento que atesora Almodóvar, aunque se ve con interés gracias a su gran oficio, a su dominio del lenguaje, del medio cinematográfico. Y gracias a una extraordinaria Penélope Cruz, que parece imposible que saque adelante a un personaje tan vacío, tan contradictorio, tan disonante (ver spoilers). Madres paralelas Y la historia resulta increíble, además de disfuncional, con unos personajes que no saben ni quienes son ni hacia donde van. O peor aún, que caminan en dos direcciones contradictorias emocionalmente, que son una cosa y la contraria dos secuencias más adelante. Poco más puedo decir sin spoilers (ahí me explayo), salvo que es una película (o más bien dos, porque parece un sandwich, que empieza y acaba con un tema metiendo otro distinto, el meollo, en medio) que le hace un flaco favor a la causa que defiende, por maniquea, porque se nutre de emociones negativas. Madres paralelas
Una joven estudiante que se hace llamar Lady Bird (Saoirse Ronan) se muda al norte de California para pasar allí su último año de instituto. La joven, con inclinaciones artísticas y que sueña con vivir en la costa Este, tratará de ese modo encontrar su propio camino y definirse fuera de la sombra protectora de su madre (Laurie Metcalf). critica: De qué va 'Lady Bird', no tengo ni idea. Es un conjunto de trozos vitales, efervescentes y caóticos, que a veces duelen hasta lo más hondo mientras otras tantas descansan, ansiando demostrar que existen. Es vida, es impulso, es incomprensible, pero por encima de todo eso, es adolescencia. Lady Bird A Christine le va muy bien en el instituto. O no, o quizás sólo le va bien a ratos, cuando le mira Danny en las audiciones de teatro o se ríe por lo bajo de la misa con su amiga Julie. También quiere mucho a sus padres. O puede que sólo soporte sus sermones porque son los que ponen la comida, y autorizan los avales económicos de becas futuras. De todas formas, es muy probable que Christine, perdón, Lady Bird, esté contenta con lo que hace, aunque a veces explote, se lleve todo por delante, y no esté saliendo de una para meterse en la siguiente, gritando con tanta rabia que a veces se confunde con júbilo. Lo bello de esta historia suya es que se nos ahorra la inútil necesidad de empatizar fácilmente: su madre Marion repite que es la villana de la casa, pero nunca me parece que alce la voz sin motivo, porque tiene cierta razón y, además, (en un hermoso detalle de verosimilitud) tan pronto puede echar la bronca como abrazar una hija que la necesita. Greta Gerwig sabe que su criatura es descuidada, obscena, maleducada y otras tantas lindezas, pero nunca elige ennoblecerla, hacerla víctima o heroína, y mucho menos pedirla que actúe con inteligencia. Porque nunca fuimos buenos o malos a su edad, siempre estuvo el caos del momento, empujándonos a hacer lo que nos parecía "correcto", ya fuera dejar una amiga en la estacada o llegar a casa a las tantas de la madrugada, todo por un beso. El querer retratar todo eso deja significados: ¿la escayola del brazo representa una cáscara que deja atrás, la que todos tenemos que romper cuando nuestras ilusiones se rompen también? ¿tachar novios en las paredes de una habitación atestada de verdad marca todo lo que tú eres o puedes ser? ¿el plumaje de la señorita pájaro brillará más al elevar un vuelo que nunca se ha atrevido a iniciar? Las sutilezas no importan tanto en verdad, y pronto se esfuman porque, en esta vida real, nadie tiene tiempo para seguir una ruta en la que no se vaya a equivocar. Lady Bird, Christine, en sus mentiras y gritos, desenvuelve una búsqueda de identidad, de apariencia, una que no le gusta y que cree que podrá cambiar si se lanza de cabeza a todo lo que la asusta, sin mirar nunca más de lo necesario. Y ahí quedan las primeras traiciones a las mejores amigas, las mentiras piadosas que no tienen sentido sobre una "casa de los sueños" en la que se vive, y sobre todo, el primer contacto con el masculino sexo, en la edad en que una alcachofa de ducha ya da todo lo bueno. Lo duro, lo triste en realidad, es que cuesta todos los errores del mundo darse cuenta de lo que uno quiere de verdad. Y lo difícil no es saberlo: es decirlo. Saber que una canción te encanta aunque todos los que se hacen llamar tus amigos la odien. Darte cuenta de que prefieres irte a otro sitio que no suponga una felicidad obligatoria. Y salir en las fotos riendo de verdad, porque no había ninguna sonrisa que preparar. Seamos sinceros, a nadie le arregla la vida saber dónde no quiere estar, y a dónde quiere ir. Seguimos siendo manojos de nervios, impresiones y arrepentimientos, que a veces salen bien. Hay que conformarse con entrenadores de fútbol dirigiendo teatro, amigas que decepcionar y estar en alguna lista de espera, sin poder entrar. Pero eso está bien, es lo normal, Lady Bird. Ojalá alguien me lo hubiera dicho, y me lo siguiera recordando, como a ti, querida Christine. Lady Bird
30 de marzo de 1924, Beechwood (Inglaterra). El matrimonio Niven, perteneciente a la aristocracia inglesa y que ha perdido a sus hijos en la guerra, se prepara para celebrar el Día de la Madre y el compromiso de Paul, el hijo de sus vecinos, con Emma Hobday. Los Niven han dado el día libre a su criada, Jane Fairchild, huérfana de nacimiento y, durante siete años, amante de Paul. Con la casa vacía, Paul y Jane se encontrarán por primera vez en el dormitorio de Paul. La joven pareja dará rienda suelta a la pasión clandestina sabiendo que la aventura llega a su fin y que será su último día como amantes...... Amores prohibidos critica: La directora francesa Eva Husson nos presenta en su tercer largometraje una historia sensible, triste y melancólica que se desarrolla en Inglaterra tras la primera guerra mundial y tiene como protagonista a una joven criada que lleva desde los 14 años sirviendo en las casas de las familias más adineradas, por lo que se ha acostumbrado a observar esa vida de lujos y poder siempre desde un segundo plano. Todo cambia cuando conoce al joven Paul, el hijo de unos vecinos y también el único superviviente de las bajas de una guerra brutal que ha roto muchas familias para siempre. Entre ellos se desarrollara una relación amorosa que culminara el 30 de Marzo de 1924 (el día de la madre), poco antes del compromiso de este, ese día Jane y Paul se encontraran en la casa del chico como iguales y vivirán sus últimas horas como amantes. En esas escasas horas no habrá estatus ni clases sociales. Solo dos jóvenes que deben despedirse de forma apresurada debido a la diferencia de clases y las convenciones sociales de la época. Aunque el argumento puede parecer simple en un primer vistazo, la historia no deja de evolucionar ni un solo segundo, mostrándonos como Jane afronta su vida en diferentes momentos (la adolescencia, la madurez y finalmente la vejez). El pasado y el presente van mutando con el propósito de explicarnos los sucesos que marcaron la vida de Jane hasta hacerla convertirse en una escritora de prestigio. Aquí la literatura juega un papel importante ya que se define a la obra creadora como un espacio intermedio entre la vida y la muerte, del que debemos obtener un significado si queremos sobrevivir. Para que la Jane escritora naciera tuvo que morir una parte de sí misma. La destrucción está estrechamente vinculada a la creación, en este caso a la creación literaria. También la figura femenina cobra fuerza como creadora de vida. La belleza del cuerpo y la juventud vencen a la desolación y el sinsentido de la muerte.... . Amores prohibidos
Un joven músico y padre soltero lucha todos los días por comunicarse con su hijo autista a través de la música, hasta que un día la madre del niño, se luce tras ocho años de ausencia, solo para revelar una verdad que cambiará su vida tal como la conocía..... La vida en el silencio critica: Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... La vida en el silencio