El pianista

8.4
Varsovia, 1939. El pianista polaco de origen judío Wladyslaw Szpilman (Adrien Brody) interpreta un tema de Chopin en la radio nacional de Polonia mientras la aviación alemana bombardea la capital. El régimen nazi ha invadido el país, y como hace en otros países invadidos, lleva a cabo la misma política con respecto a los judíos. Así Szpilman y toda su familia -sus padres, su hermano y sus dos hermanas- se ven obligados a dejar su casa y todo lo que les pertenece para trasladarse con miles de personas de origen judío al ghetto de Varsovia. Mientras Wladyslaw trabaja como pianista en un restaurante propiedad de un judío que colabora con los nazis, su hermano Henryk (Ed Stoppard) prefiere luchar contra los nazis. Pero tres años más tarde, los habitantes del ghetto son trasladados en trenes hacia campos de concentración. critica: Te vi, Vladek, alma ingenua y romántica, cuando grababas a Chopin en el piano del estudio radiofónico y estallaron los cristales. Entonces el Ruido empezó a adueñarse de esta parte del mundo. Por doquier el Ruido: las bombas y las armas, pero también las voces estridentes, las risotadas zafias, los pisotones marciales que lo jaleaban, preparando el camino. El pianista Te vi, Vladek, cuando quedaste incluido en el ghetto y tocabas en la kawiarnia donde se ventilaba en trapicheos de estraperlo el dinero que todavía quedaba. En aquel rincón tus dedos se deslizaban por el teclado y durante unas horas neutralizaban el sordo retumbar de la matanza que se estaba fraguando. El pianista Te vi en la estación, cuando escapaste in extremis del tren en que, como ganado, los vecinos eran enviados en masa al exterminio tras compartir en silencio briznas de un caramelo pagado a precio de oro. El pianista Te vi, cara triste, escondido de piso en piso, amparado por la Resistencia, que no te dejaba colaborar y te encerraba en apartamentos y buhardillas para salvar tu vida. ¡Cómo te estremecías al oír las notas de la suite de Bach que una protectora tocó una vez al violoncello! Te alimentabas de notas porque tu espíritu de artista inocente fue siempre pura y solamente musical, incapaz de pensar en buenos y malos. Y porque, pobre Vladek, no siempre podían llevarte comida. El pianista Te vi sentado junto a la mesa días y días, fumando y tomando té y apenas las migas raspadas en la despensa vacía o diez alubias que ibas racionando. Y tocar mudamente en el piano el concierto que llegaba de una radio vecina a través del tabique. Una radio no judía, mientras el ghetto era aniquilado. El pianista Te vi, Vladek, delirando febril en el invierno de hielo, vagando por las ruinas de Varsovia devastada, hecho un ecce homo, entre balas perdidas y obuses tercos, sobreviviendo tú también terco y perdido, como un robinsón, un náufrago de la Humanidad torpedeada. Y te vi cuando, siendo ya un doliente desecho, llegaron a ti las notas del “Claro de Luna” y con ellas la misteriosa cofradía de los melómanos, una escotilla a la vida, para que de tus despojos emergiera El Pianista y, tiritando y exhalando un vaho agónico reanudara, reanudases el duelo contra el Ruido mortal que llevaba años atronando el continente. Con desgarro, transportado por el artificio portentoso de un compatriota tuyo, yo te vi durante todo ese tiempo, Vladek, y no pude evitar que se me escaparan las lágrimas, por ti y por todos nosotros, hermano mío. (9,5) El pianista
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Danny Boy

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6.7

Toby Jones y el joven Anthony Boyle protagonizan este drama basado en la historia real de un soldado inglés que pasa de héroe en Iraq a presunto criminal de guerra.Brian Wood (Boyle), un soldado condecorado por la reina de Inglaterra por su valentía en el conflicto iraquí, es acusado de crímenes de guerra tras la investigación pública del abogado de derechos humanos Phil Shiner (Jones). Wood es uno de los soldados británicos inculpados por el supuesto asesinato, mutilación y tortura de los combatientes apresados tras la Batalla de Danny Boy, que tuvo lugar en mayo de 2004 en el sur de Iraq.Las acusaciones ponen en tela de juicio hasta los propios recuerdos de Wood, que se ve obligado a reexaminar todo lo que ocurrió aquel día y a plantearse si en algún momento cruzó la delgada línea que separa los actos de guerra del asesinato. critica: Es un drama bélico, cuya historia de base es la investigación de un incidente en Irán. Danny Boy Aceptable producción, buenas actuaciones pero un guión demasiado lento y un director poco talentoso dan cmo resultado una película que se hace muy larga, demasiado larga, larga hasta el hastío aunque dure en realidad menos de 90 minutos que parecen cuatro horas. Si te quieres entretener, buscar otra película. Danny Boy

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Raquel lleva toda la vida loca por Ares, su atractivo y misterioso vecino. Lo observa sin ser vista y es que, muy a su pesar, no han intercambiado ni una palabra. Raquel tiene muy claro su objetivo: conseguir que Ares se enamore de ella. Pero ella no es una niña inocente y no está dispuesta a perderlo todo por el camino, y mucho menos a sí misma... critica: Es absurda, increíble; pero me trasladó a cuando era un adolescente y en las tardes de siesta de verano, tocaba a mi primo, mayor que yo, del que estaba secretamente enamorado. A través de mi ventana Julio Peña es un aperitivo apetecible, Clara Galle, un exquisito manjar. Se ofrecen con una gran carga sexual que tarda en culminar, y es ahí donde encontramos, su mayor incentivo de seducción. Banda sonora de tonos monocordes, muy adecuada para remarcar secuencias concretas. Mantiene una estructura naif, de adolescentes sin barreras; de búsquedas, de amores y enamoramientos incomprensibles. No es una obra a valorar por lo que cuenta, tampoco por lo que evita. Es limpia y honesta con lo que expone y detalla, algo muy escaso en el cine actual. No tiene complejos al sugerirse... A través de mi ventana

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Tres familias se enfrentan a una experiencia que amenaza con cambiar sus vidas para siempre. Este inusual evento se produce un día de vacaciones en la región de Sintra, en Portugal, una ciudad histñorica conocida por sus densos jardines y sus palacios y edificios que parecen sacados de un cuento de hadas. critica: Si se planea un viaje a Lisboa, pasar un día en Sintra es obligatorio. En un viaje en tren de 50 minutos pasas de la belleza decadente de la capital portuguesa a una pequeña villa en las montañas con un majestuoso circuito de jardines, palacios y murallas. Sin embargo, como pasa con todo lugar de alto valor turístico, la experiencia puede resultar un tanto agotadora dada la cantidad de gente que se concentra allí, sobre todo en verano, y a las atenciones recibidas; nada más salir de la estación de tren, sientes el acoso de los conductores de tuk tuk que ofrecen sus servicios para que evites el autobús y caminar por las empinadas cuestas. Con todo, Sintra tiene un encanto peculiar, bucólico y arraigadamente portugués del que se impregna 'Frankie', el último trabajo del director Ira Sachs. Frankie Isabelle Huppert, quien hace tres años asistió como homenajeada a un festival de cine que se celebra entre Sintra y Lisboa, encarna en la película a su álter ego, la Frankie del título, una célebre actriz que reúne a su familia para unas vacaciones en Sintra con motivo de una devastadora noticia que acaba de recibir. Hasta que llegue la hora de la tarde en los que los ha citado a todos, cada uno va explorando la ciudad por su cuenta, coincidiendo y separándose cada dos por tres. La película es así de sencilla: encuentros, desencuentros, paseos y conversaciones a través de los cuales se revalúan los vínculos que los unen, y el amor es mostrado desde su concepción más pura hasta cuando ya no da más de sí. 'Frankie' entraría en esa categoría de “films en los que no pasa nada”, y lo cierto es que su levedad, la escasa trascendencia de la historia y lo poco que tiene que añadir a los temas que aborda complican el poder sacarla de ahí. No obstante, la película de Sachs tiene dos grandes puntos a su favor: uno es la ubicación, pues Sintra es un escenario muy vistoso que apenas ha sido visto en el cine, y el director lo filma sin excederse en el afán de promoción turística. Las largas carreteras, los senderos, los recovecos de sus callejones, su arquitectura, los bosques… todo está plasmado de forma natural, sin vanidad alguna. El otro punto fuerte de 'Frankie' no es Huppert por increíble que parezca, sino Marisa Tomei. Huppert, al fin y al cabo, interpreta un papel muy similar pero menos memorable a lo que ha hecho hasta ahora. En cambio, Tomei, que encarna a una amiga maquilladora de la protagonista, aparece en Sintra un tanto desubicada, con un novio cineasta con el que no termina de encajar (Greg Kinnear), y está tremendamente encantadora, visceral y sí, muy humana, por muy ridículo que suene. Ella se recorre Sintra de una punta a otra con su vestido de flores y calzada con sus Vans y son sus escenas las que prevalecen en esta pequeña y curiosa película que se contagia de la característica melancolía portuguesa. Frankie

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