Biopic sobre Phineas Taylor Barnum (1810-1891), un empresario circense estadounidense que fundó el "Ringling Bros. and Barnum & Bailey Circus", conocido como "el mayor espectáculo en la tierra". critica: Este es un musical con más virtudes que defectos. No tiene las ínfulas de La La Land, ni la espectacularidad de Moulin Rouge, ni las canciones de Sonrisas y Lágrimas, ni el dramatismo de los Miserables, y sin embargo funciona razonablemente. Para empezar tiene una duración limitada, lo que frente a todas las citadas le da una ligereza muy atractiva. El guion es muy simple y lineal, lo que facilita su digestión. El gran showman Su principal baza es Hugh Jackman. En mi opinión, este tipo es el mejor actor-showman de su generación. Es muy carismático, canta con estilo muy eficaz y transmite múltiples emociones, particularmente la alegría, de una manera contagiosa. No llega al nivel de su Jean Valjean (qué vergüenza que no le dieran el Oscar) pero es un chute de vitalidad para toda la audiencia que se agradece mucho. A su lado, el resto de actores no desentona. Los números musicales posiblemente no pasarán a la historia, pero están muy bien. Más efectivos los temas corales que los románticos, pero en general pasan todos el corte con holgura. Esta dirigida a un público familiar. Eso supongo que la hace perder puntos para muchos, pero para otros como el que escribe la hace una película muy interesante en estas fiestas navideñas. Resumiendo, película musical, familiar, de duración limitada, de guion simple y con protagonista carismático que derrocha simpatía. No se ganará a la crítica ni arrasará en festivales, pero intuyo que dejará muy buen recuerdo en los espectadores que acudan a verla sin grandes pretensiones. El gran showman
Con su vigésima reunión, Dan no puede desprenderse de sus inseguridades del instituto. Intentando sin éxito demostrar que ha cambiado, Dan reaviva una amistad con el chico popular de su clase y vive una noche salvaje que toma un giro inesperado. critica: O algo por el estilo podría ser la traducción del título en cuestión. Jack Black me cae bien; no es que sea un gran actor pero, como un buen artesano que se dedica sólo a fabricar un mismo tipo de producto de calidad, ha sabido mantenerse a flote. La peli en cuestíon es quizás la menos Jack de su carrera. La crisis de los 40 pega duro en las sociedades occidentales y bajo la excusa de la tan americana(y bastante creciente en nuestro país) moda de las reuniones de antiguos alumnos para refregarse por la cara las miserias de la vida; nos trae un comedía bastante ácida sobre las pulsiones insatisfechas de la vida adulta. Poco te vas a reír, la verdad, y más de uno se va a ver identificado con alguno de los lamentables personajes que pueblan esta desconcertante historia. No estar satisfecho con lo que se tiene, la fama, popularidad, la paternidad como paso inevitable en la vida más que como estado deseado...esto y más es lo que vas a encontrar en este 'vagoneta' que no alcanza más nota por lo manido de alguno de sus pasajes. Recomendable para curiosos interesados en el funcionamiento de los mecanismos de la vida adulta. The D Train
Un jockey envejecido está decidido a ganar un último campeonato, pero su sueño se complica cuando aparece un joven novato que dice ser su hijo. critica: Me encantan las películas deportivas. Sobre todo las que colocan el deporte mismo a la vanguardia de la trama. Sin escatimar fisicidad y espectáculo. Con la actividad en cuestión funcionando como el duelo de un western. Jockey 'El buscavidas' (billar), 'The Cincinnati Kid' (poker), 'Junior Bonner' (rodeo), 'Hard times' (peleas), 'Cockfighter' (gallos), 'Rocky' (boxeo), 'White men can't jump' (basket), 'La fuerza del viento' (vela), 'Over the top' (pulsos), 'Dreamer' (bolos), 'The Wizard' (videojuegos)... Dios, qué gran subgénero. 'Jockey' no entra en esa categoría. Es más como 'The Rider', 'The Wrestler' o 'Moneyball': se sumerge al espectador en las entrañas del mundillo, mostrando sólo retazos de competición pura. También aprecio este segundo escalón del cine deportivo. En su debut como director, Clint Bentley aplica un pulso indie que da lugar a planos de gran belleza. Los llena un pletórico Clifton Collins Jr. que cabalga, fuma, bebe, baila, miente, se derrumba, le hace una peineta a la báscula y observa el cielo sentado en la puerta de su caravana. Los jockeys sufren lesiones continuas. Destruyen su físico por pasión, para seguir a lomos del caballo, animal esclavizado y amado por el humano desde la noche de los tiempos. Sin embargo, llega un momento en el que la edad y la salud exigen dejar de ser un centauro. La película tiene otro rasgo que armoniza con mi gusto personal: es minimalista y directa. No fuerza instantes lacrimógenos o subidos de tono. Yo la habría desnudado más incluso, limando una música a veces demasiado efusiva y algún diálogo un poco grandilocuente. A mí no me interesan los guiones enrevesados ni las piruetas de centro comercial. Prefiero síntesis, franqueza y naturalidad. Prefiero 'Jockey'. Jockey
La reunión, aparentemente casual, de tres viejos amigos en un taller de reparaciones alejado de la ciudad esconde una agenda oculta, alimentada por la llegada de un joven yuppie privilegiado. critica: Película vendida como una comedia negra a la que le cuesta muchísimo arrancar. Tres amigos de la infancia ya en la cuarentena tienen altibajos en su relación. Tras meses sin verse, uno de ellos hace que se reúnan con un propósito concreto que no revela al resto. El taller ¿Que si le cuesta arrancar? Prácticamente dos tercios de metraje son idas y venidas de los tres paletos, con sus neuras de cuarentón fracasado de la América profunda, la berborrea alcohólica consecuente y absolutamente ningún punto de interés. No hay análisis de personajes, solo que uno tiene problemas de control de la ira y los otros son una suerte de comparsas. Todo este tiempo se termina haciendo muy largo, tanto que nos preguntamos por qué demonios estamos viendo esto y por qué me tienen que interesar estos personajes. Al comienzo del último tercio la cosa da un vuelco, se guardaban un as en la manga. La cosa se pone turbia y, ahí si, por fin se desliza algo del humor negro anunciado. Pero como estamos en el acto final no tiene mucho recorrido, no da para profundizar en lecturas de calado. A ver, las podemos entresacar, pero el trabajo que tenía que hacer el guión lo tiene que hacer el espectador. El libreto solo deja entrever los temas pero no cierra nada, pierde demasiado tiempo en mostrarnos la relación entre los amigos que termina siendo cargante. John Pollono dirige, escribe y protagoniza, y quizá el trabajo actoral sea lo mejor. Que lo sustancioso se condense en menos de media hora es todo un bluff. El taller
Iniciándose con la invasión aliada a Normandía el 6 de junio de 1944, los miembros del segundo batallón de asalto, bajo las ordenes del capitan Miller, luchan por ganar el control de la playa. En el combate dos hermanos resultan muertos. Un poco antes, en Nueva Guinea, un tercer hermano muere también. Su madre, la señora Ryan, va a recibir tres telegramas de defunción el mismo día. El jefe del ejército estadounidense, George C. Marshall, ve la oportunidad de aliviar el sufrimiento de la señora cuando se entera de la existencia de un cuarto hermano, el soldado James Ryan, y decide enviar a 8 hombres (el capitan Miller y un grupo selecto de su batallón) a buscarlo y devolverlo a casa de su madre. critica: Dia D; desembarco de Normardía; playa de Omaha. Salvar al soldado Ryan La historia de ese grupo de hombres que arriesgarán sus vidas para buscar y poner a salvo al soldado Ryan, que ha perdido a sus tres hermanos en combate, pone en evidencia el discurso más patriotero, militarista, gratuitamente burdo y patético del peor Spielberg. Salvar al soldado Ryan -Un film que se abre con un plano de una gran bandera americana ondeando al viento y se cierra con otro similar… no es patriotero; tan solo es víctima de las malas lenguas. Salvar al soldado Ryan -Un film que se pasa más de dos horas y media de metraje ensalzando el valor, el sacrificio y ciertos códigos de honor… no es militarista; tan solo es víctima de injustos prejuicios. Salvar al soldado Ryan -Un film que muestra el horror de la guerra explicitando visualmente el mismo, con la enfática visión descarnada de los efectos de las bombas en los cuerpos mutilados y destrozados de soldados anónimos… no es gratuitamente burdo; tan solo es víctima de manipulaciones ópticas. Salvar al soldado Ryan -Un film que empieza con una secuencia de un sentimentalismo lacrimógeno de pena, y acaba con el lamentable, y aun más penoso, epílogo de la misma secuencia… no es patético; tan solo es víctima de percepciones erróneas de espectadores de mente corta. Salvar al soldado Ryan Que técnicamente sea apabullante; que esté bien rodada; que sea espectacular; con una brillante fotografía; un trepidante montaje; unos espectaculares efectos especiales; un sonido impactante y una notable banda sonora, no es suficiente para hacer de ella una buena película. Un guión de una pobreza de recursos alarmante, con personajes y situaciones dibujados con trazo grueso, una dirección de Spielberg más efectista que efectiva y unas interpretaciones que no pasarán a la historia del séptimo arte, hacen de “Salvar al soldado Ryan” una de las grandes decepciones de los últimos tiempos. Salvar al soldado Ryan Lo mejor es, sin duda, la cuidada puesta en escena, -de estilo “quasi” documental-, y la impecable planificación de las secuencias de acción, que nos permiten asistir, -casi como protagonistas-, a la cruenta batalla por la defensa de ese puente, de gran importancia estratégica; casa a casa; metro a metro; palmo a palmo y cuerpo a cuerpo. Lo otro ya se había hecho: -La angustia y el miedo de los combatientes en el momento del desembarco ya quedó reflejado en los inolvidables fotogramas en blanco y negro de “El día más largo”. Salvar al soldado Ryan -El horror de la guerra ya fue perfectamente plasmado, sin un solo disparo, en unas pocas líneas de guión de “Patton”. Claro que el guión era de Francis Ford Coppola. Salvar al soldado Ryan General Patton: -¿estaba vd. al mando de esto, capitán?. Capitán: -estuve al mando; mis tanques estaban apoyando una compañía de infantería; se terminó la gasolina y tuvimos que luchar; empezó a las once de ayer noche y hemos terminado hace dos horas; esta mañana la lucha fue, cuerpo a cuerpo. Salvar al soldado Ryan Una película que pudo ser grande y se quedó en grandilocuente y mastodóntica. Francesc Chico Jaimejuan Barcelona, 12 de abril de 2008 Salvar al soldado Ryan
Cuando un chef danés viaja a la Toscana para vender el negocio de su padre, conoce a una mujer local que lo inspira a repensar su enfoque de la vida y el amor. critica: Una película más de las que nos ubican en la idílica Toscana, de tarde de sábado, con una repetitiva y ramplona música que más invita a una cabezadita que a seguir las anodinas aventuras del orondo chez nórdico. Toscana Según cuenta la historia su padre, cocinero, les abandonó a él y a su madre por los aires de la Toscana. Nunca se lo ha perdonado, pero cuando muere y le deja un destartalado castillo convertido en restaurante-merendero se planta allí a venderlo y conseguir dinero para mejorar su estrellado y estirado restaurante en una cualquier de las ciudades nórdicas. Pero todo es llegar y cambiar. Y los planes, a la basura. El guión es pésimo, mal desarrollado y peor resuelto. Los actores y su director llegan justo para poner en escena el dramático, soso y triste guión. De la música ya hemos hablado. Mira que han sacado jugo a la Toscana, desde todos los aspectos, pues aquí no nos transmiten ni siquiera el gusto del aceite o el industrial queso que saborean. De las relaciones, mejor no hablamos, la de adolescentes es más emotiva. De la cocina, poco o nada. Como entretenimiento, lo justo para pasar la tarde. No perdáis mucho más en ello. Toscana