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Kate Dibiasky, una estudiante de posgrado de Astronomía, y su profesor, el doctor Randall Mindy acaban de descubrir algo tan asombroso como peligroso. Un cometa en órbita se encuentra en el sistema solar y va directo a colisionar en la Tierra. A pesar de todos sus intentos por advertir al gobierno y la población, parece que la humanidad está dispuesta a tomárselo a broma. Con la ayuda del doctor Oglethorpe, Kate y Randall emprenderán una gira mediática que les llevará desde la Casa Blanca hasta el programa matinal más loco de la televisión para tratar de concienciar al mundo que está a punto de morir. critica: 10 de diciembre de 2021 514 de 739 usuarios han encontrado esta crítica útil Cuando uno se mete a revisar los comentarios sobre 'No mires arriba', la nueva película de Adam McKay para Netflix, se entiende mejor cómo el ser humano parece estar llegando a un callejón sin salida de estupidez. La nueva teoría de la iluminación negacionista sostiene que Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Timotheé Chalamet y prácticamente todo Hollywood están compinchados con las élites y que 'No mires arriba' es una advertencia sutil auspiciada por masonería que nos informa de que dentro de unos años la pandemia no será, ni de lejos, el más preocupante de nuestros problemas, sino la llegada de un meteorito que acabe con la Tierra. Precisamente lo que hace 'No mires arriba' es burlarse sin piedad de este tipo de estos conventículos conspiranoicos, ridiculizándolos. Hay más actualidad de la que parece en su historia: dos científicos descubren un asteroide que amenaza con destruir nuestro planeta pero son ignorados sistemáticamente por los medios de comunicación y los políticos, además de por una sociedad reaccionaria que responde con escepticismo a la ciencia y niega su validez, tomando por locos o comprados a los dos astrónomos que dan la señal de aviso. ¿Nos suena a algo? Una pista: el movimiento antivacunas, el desfase terraplanista o aquellos sujetos que hablan de que los gases de efecto invernadero reverdecen el planeta. 'No mires arriba' es una carta de amor hacia todos aquellos estúpidos y estúpidas que hacen de este mundo un lugar peor. No mires arriba McKay coloca en el foco un asteroide, pero bien podría ser la crisis del coronavirus o los efectos ya devastadores del cambio climático. El cineasta elabora una sátira inteligente y la dota de un oscuro humor negro, pero en realidad 'No mires arriba' es una cinta aterradora. Porque esa idea que plantean otras películas apocalípticas sobre una Humanidad hermanada contra la destrucción, o unos presidentes de Estados Unidos comprometidos con la salvación de la Tierra, es aquí retratada como lo que probablemente sería en la era post trumpiana: un completo disparate de información falsa, negacionismo, histeria colectiva, fanatismo y sucio electoralismo político. Más allá de su interesante guion y sus personajes bien caracterizados e interpretados, 'No mires arriba' es un estupendo estudio de la idiotez humana en tiempos de crisis, de cómo nuestra especie parece abocada a una catástrofe climática de consecuencias irreversibles mientras que la gente de a pie, suficientemente ahogada ya con problemas más mundanos, prefiere hacer caso omiso de la ciencia o (des)informarse a través de las redes sociales e Internet en vez de afrontar los problemas con entereza y conciencia. Desde luego, es un estupendo retrato de cómo podría ser realmente el fin del mundo en esta era posmoderna. No mires arriba
En mayo de 1940 el destino de Europa occidental depende del primer ministro británico Winston Churchill, quien debe decidir si negociar con Adolf Hitler o luchar sabiendo que podría significar una derrota humillante para Gran Bretaña y su imperio. critica: "Unwanted". Indeseado. Así se percibía a sí mismo Churchill antes de ser nombrado primer ministro; así era percibido por el rey de Inglaterra, por su propio partido y por buena parte de la población. El desastre de Gallipolli y ciertas acciones que llevaron a la muerte por fuego de varios anarquistas lo pusieron en solfa, así como sus actitudes hacia las huelgas mineras debido a la ojeriza que tenía a los sindicatos anarquistas, socialistas y comunistas. Pero era el único que, a parte de Hallifax, podía tolerar la oposición cuando se descabeza a Chamberlain. La película parte en este punto y termina con el salvamento de Dunquerke. Entre tanto, podemos disfrutar de una fotografía maravillosa que remarca los claroscuros al más puro estilo de Rembrandt o Velázquez; de una banda sonora correcta y de una cinemática que tiene sus momentos más logrados en los discursos en el Parlamento. Sin embargo, lo más destacable son las palabras y quien las pronuncia, pues fueron sus discursos (según la película, no según la Historia), las que hiceron del 'Never Give Up' ("No rendirse jamás") casi un lema nacional. Y es Gary Oldman el que se mimetiza con el personaje, tanto en dicción (asomboroso cómo lo hace. Por favor, vedla en versión original), en lenguaje corporal y en expresión facial aún bajo las extensas capas del oscarizable maquillaje. Magnífico. Lo borda en la que, creo, es la mejor actuación de los últimos quince años. Y con Oldman es mucho decir. Volvendo a las palabras, donde más deslumbran es en ese momento populista en el tren, muy bien filmado y guionizado, y en las dos arengas finales, que llegan a emocionar por más palpable que sea la manipulación emocional en la que se basa la susodicha escena del tren, pues es bien sabido que el propio Churchill era firme defensor de una coalición anticomunista y para eso estaba disspuesto a pactar con la Alemania nazi bastante antes de que pasara todo esto. Concretamente, en una reunión mantenida en 1938, Von Ribbentrop (embajador de Alemania en el Reino Unido), ya le confía a Churchill que Alemania iba a invadir la URSS. Y no dice nada. Es más, se alegra. Cosa que se le olvida mencionar a los pasajeros del tren. Curiosamente. Pero como la vida te da sorpresas, el que estuviera dispuestísimo a pactar con Hitler contra las soviéticos, como el novio desengañado, como el fumador desengachado por fin, se revuelve como un loco y pasa a ser el mayor enemigo de lo que antes deseaba: HItler. Y los periódicos de esa época, tras poner verde a los rusos y sus atrocidades en Finlandia y otros países, de repente pasan a ser no tan malos y el demonio pasa a ser Alemania. La prensa y su objetividad, ya saben. Cosa que dura hasta hoy. Y debido a ello (y otras razones, pues es política, donde la integridad brilla por su ausencia y dado que, como dicen en la película, Churchill solo miraba por él mismo), se opone con uñas y dientes a cualquier tratado de paz (que ocupa buena parte del film). Y tuvo razón, por demás. Y supo ganarse a los políticos y al pueblo, al menos durante la contienda, pues al acabar esta fue vencido y desalojado del 10 de Downing Street. Nada de esto aparece en la película, por supuesto. Como el Lincoln de Spielberg, es una especie de hagiografía donde hasta sus exabruptos nos parecen encantadores y donde se le engalana con unos valores que están en el imaginario nacional y colectivo, pero no en la realidad. En definitiva, una película dignísima de ver, cuyos 120 minutos pasan en un suspiro y donde a veces te olvidas de que Churchill está muerto gracias a la intensidad discursiva y a la interpretación de Oldman, quien opaca al resto de excelentes secundarios hasta convertirlos en meras comparsas, por más entidad que quieran darles, como en el caso de su mujer (Kristin Scott Thomas) y su secretaria (Lily James). Creo que no os defraudará. Incluso os puede gustar. Eso sí, olvidaos de la historia detrás de la Historia que han dibujado. El instante más oscuro
El destino de un mediocre grupo de desgraciados comienza a converger lentamente mientras se desmorona. Joong Man va tirando a duras penas trabajando en una sauna y cuidando de su madre enferma, hasta que encuentra en el vestuario una bolsa llena de dinero. critica: El cine coreano ha experimentado un definitivo reconocimiento a nivel internacional, gracias en parte a a la enorme calidad en la mayoría sus producciones, con un esmerado cuidado en todas las facetas de la producción, que siempre rayan a un nivel notable. Nido de víboras El realizador novel Kim Yong-Ho, adapta la historia de Keisuke Sone, un relato criminal deconstruido, muy detallista, y con unos actores implicados, casi todos habituales del cine y la televisión coreanas. Dividida en episodios, algunos con títulos tan curiosos como 'La cadena trófica', Yong-Ho expone a la peculiar fauna que compone el film a un peligro constante, En su crisol caben muchos perfiles, funcionarios, arpías, policías y falsos agentes de la ley, perdedores de toda la vida, condenados todos ellos a encontrarse en un claro ejemplo de vidas cruzadas. Superando cierto bache central, que resulta reiterativo y no aporta verdaderamente nada a la historia, la cinta remonta bastante en su parte final, cuando explica muchas de sus incógnitas, tanto estéticas como argumentales, con un excesivo número de cadáveres a sus espaldas, pero resolviendo el puzzle humano de manera satisfactoria. Para terminar, la cinta supone el nacimiento de un nuevo talento, para una cinematografía plagada de nombres célebres, 'Beasts that cling to the straw' no parece una opera prima, está, como casi todo lo que porta la etiqueta de su país de origen, insultantemente bien rodada, tiene sus defectos, pero bastantes más virtudes, algo que finalmente, la convierte en un film absolutamente recomendable. < Películas del 30 Fancine: Festival de Cine Fantástico Universidad de Málaga> - Lee ésta crítica, y muchas más, en Fusion-Freak.com - Nido de víboras
Leonard (Rylance), es un sastre inglés que confeccionaba trajes en la mundialmente famosa Savile Row de Londres. Después de una tragedia personal termina en Chicago, trabajando en una pequeña sastrería en una zona difícil de la ciudad donde hace ropa elegante para las únicas personas a su alrededor que pueden pagarla: una familia de gángsters. critica: Interesante film de genuino género negro que, a pesar de ser entretenido, no convence en su totalidad. Y es que, más que una película de cine parece una obra de teatro, hecho que en sí mismo no tiene porqué ser negativo pero que en este caso le otorga cierto envaramiento en cuanto a la puesta en escena. El sastre de la mafia Pero de todas formas y siendo esto cierto para mi gusto, lo que más lastra el resultado final, que es más que aceptable, es su guión, en un principio ingenioso, con buenos diálogos beneficiados por unas excelentes interpretaciones, pero que en su parte final derivan hacia los giros imprevistos, que acaban resultando excesivos, poco verosímiles y hasta, en cierta manera, algo presuntuosos por aquello de parecer original y en realidad, queriendo ser epatantes, deslumbrantes, ser artificiosos. El rizar el rizo en este caso juega en su contra aunque no le quita calidad. Técnicamente perfecta, con preciosa fotografía de Dick Pope y conseguida dirección artística que ofrece una estupenda ambientación de la época en cuanto a vestuario y peluquería. Ya digo, gusta y ofrece un buen pasatiempo pero podría haber sido mejor si no se hubiera buscado el lucimiento en cuanto al desarrollo de los acontecimientos. Un poco más de sobriedad en este sentido le habría resultado mejor. Pero está bien. https://filmsencajatonta.blogspot.com/ El sastre de la mafia
Hollywood, años 30. Bobby Dorfman es un joven con ganas de comerse el mundo. Su deseo, por encima de todo, es dedicarse a la interpretación. Por eso, se traslada de Nueva York a Los Ángeles con la idea de hacerse un hueco en el mundo del cine. Allí aprovecha los contactos de su tío Phil Stern, un feroz y todopoderoso magnate de la industria cinematográfica. Será entonces cuando conozca a Vonnie, la glamurosa secretaria de su pariente, quien mira con escepticismo el fulgor de las estrellas. critica: Café society es el término acuñado en los años treinta que se utiliza para designar a los habituales en cafés, clubs y restaurantes de moda. Woody Allen sitúa su nuevo film en esta época, a caballo entre Los Ángeles y Nueva York, para mostrarnos un preciso estudio del ambiente de entonces en ambas ciudades. La película, en la que el propio director participa como narrador, nos pone al día de los pormenores y cotilleos de las personas más respetables de la aristocracia estadounidense que se entregan a los placeres mundanos en fiestas en torno a una piscina o en clandestinos clubs de jazz, cuando no al crimen. Café Society Aunque el film hace constantes menciones a los dramas románticos protagonizados por Barbara Stanwyck, la primera referencia que nos viene en mente al ver la película es Truman Capote. En la polémica novela inacabada Plegarias atendidas el escritor utilizaba la figura de un chapero para diseccionar los secretos y miserias de la socialité más próxima a sí mismo, hazaña que le valió numerosas enemistades durante la redacción. El club Les tropiques de la película bien podría tratarse de La côte basque de la novela, donde los acaudalados clientes se exhiben cuales pavos reales para disimular las miserias de sus vidas privadas, de las que todo el mundo parece estar al corriente. Mientras Capote pretendía actualizar los ambientes de En busca del tiempo perdido de Proust utilizando la decadencia y la depravación de sus círculos cercanos para meter el dedo en la llaga; Woody Allen, en cambio, observa y rememora ciertos modos de vida con admiración por la extravagancia, como si en los años 30 incluso los individuos más frívolos y superficiales hubieran tenido una factura impecable. "Para ver y dejarse ver" es el acertado subtítulo del film donde el sobrino de un importante magnate del cine desembarca en Hollywood para conocer el amor y el desamor. La asistente de su tío le enseña la ciudad y ambos se enamoran al ver que son dos personas que no encajan en ese ambiente de lujos obscenos. Eisenberg y Stewart trabajan por tercera vez juntos y la química es evidente. Resulta sorprendente observar cómo dos actores tan antipáticos llenan la pantalla al compenetrarse, de la misma forma que hicieron en la nostálgica comedia adolescente Adventureland. Pero Café society no es solamente una comedia romántica. La película también habla de cómo cambiamos con el tiempo, de cómo separarse del dolor no siempre nos lleva a la felicidad y de los recuerdos del amor platónico de juventud, muy en la línea de Esplendor en la hierba. Las ambientaciones son casi perfectas. El frenesí de los estudios de Hollywood viene representado de forma más auténtica que la malograda Hail César de los Coen, estrenada unos meses antes en la Berlinale, y los bajos fondos neoyorquinos nos remiten al encanto de Balas sobre Broadway, también de Woody Allen. Además, en el último tercio del film la comedia va desapareciendo sutilmente dejando paso a una melancolía que estalla en el perfecto final abierto, como si de repente nos hubiéramos topado de bruces con un drama sureño en pleno Central Park. Los protagonistas ausentes, perdidos en recuerdos que han dejado pasar y sin que podamos entender qué será de cada uno de ellos. Un film más que agradable, otra carta de amor de Allen a Nueva York, otra hora y algo en la que el director nos hace viajar en el espacio y en el tiempo. Una suerte tener a Woody Allen. Café Society
Un adolescente introvertido realiza por accidente un descubrimiento en uno de los lagos cercanos a su hogar, destapando así los siniestros secretos de sus vecinos. critica: No me van mucho los dramas criminales pero este me calló la boca. Sabe combinar bien todo el tema familiar con el thriller. Al principio casi me arrepiento de empezar a verla porque Tom y Elaine resultan muy desagradables y antipáticos, toda esa relación llena de reproches mutuos y mucha incomunicación que hay entre ellos. Pero gracia a eso también después se puede observar la evolución de ambos, ya que en el fondo se quieren solo que no saben expresarlo ni crear un vinculo sano, todo lo que les pasa ayuda a eso. Lo mejor: contar un drama familiar que a su vez es un thriller, hasta diría que es un noir rural por más contradictorio que suene el término, y hacerlo sin meter narcos, drogas, sicarios, y demás, solo dos familias en el medio del campo y sus sórdidos secretos, esa cosa de usar la menor cantidad de elementos posibles pero saberlos explotar. Holly es un muy buen ejemplo de como deberían ser las mujeres fatales hoy en día, porque eso es lo que es en el fondo, pero sin poses de los 40s que hoy son una caricatura. Lo peor: El arranque se toma su tiempo pero una vez que lo hace no para, ojo tiene un ritmo pausado, fans de la adrenalina busquen otras propuestas. The Winter Lake