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Torrent | 1080P | Español Latino | 2.74 GB | Descargar |
La historia se centra en el hijo de un pastor Bautista de una ciudad de Arkansas. El joven con 19 años decide contarles a sus padres que es homosexual. Ante esta confesión le envían a 'Love in action', un programa de conversión en el que a través de doce pasos y muchas lecturas de la Biblia, intentan suprimir esta identidad. critica: Construir tu propio carácter siempre es tarea difícil para cualquier adolescente: muchas veces sabe (o cree saber) lo que se espera o exige de él, pero no siempre escucha o atiende a lo que él necesita o desea en realidad, porque da más importancia y valor a los dictados normativos – explícitos o implícitos – que va absorbiendo de su entorno (familia, amigos, sociedad, …) que a sus necesidades y anhelos íntimos, porque aún no sabe calibrar por sí mismo los límites entre su pulsión real y sus ansias gregarias de obtener un lugar en el mundo. Es una frágil y sutil lucha entre querer ser bueno y querer ser aceptado por todos a los que ama y necesita. Pero si nos dejamos imponer la tiranía de los ojos que nos miran sobre la verdad de nuestra inalienable esencia, estamos perdidos. Identidad borrada La presente cinta pudiera parecer una obrilla académica que ilustra lo antedicho, pero en realidad es una radiografía del terror (y horror) psicológico al que es sometido un joven – hijo de un predicador evangélico y de una sumisa esposa amantísima – por una denuncia anónima e interesada, de ser gay. Internado en un centro de ‘reeducación’ (terrible y falaz palabra que presupone que podemos ser programados a voluntad) para personas extraviadas del ‘recto camino bíblico’, asistimos al impío y desolador calvario de ser tratado como escoria, como engendro infecto, como morralla inmoral y pecaminosa por la nimia e invisible diferencia de orientar tu deseo y afecto emocional y sensual hacia personas de tu mismo sexo. Podrá ser una disposición minoritaria, pero ¿acaso depende el respeto que nos otorguen los demás a que tengamos que ser, por obligación o mandato, siempre unánimes y uniformes? Quizás para aquellos que nunca hayan tenido que enfrentarse, por los motivos o razones que sea, a lo que de ellos se esperaba o exigía, tengan alguna dificultad de entender el desgarro, angustia y desolación que supone tener que rebelarse frente a tus seres queridos y tomar la decisión de ser honestos consigo mismos antes que sucumbir a la hipocresía y castración de cumplir con la imposición colectiva de fluir con la mayoría y no salirse de los márgenes trazados, aunque esto conlleve el sacrificio de ser excluidos del seno familiar o del amparo y protección de la comunidad. Ser diferente nunca es fácil. Proclamar y defender esa disparidad puede ser devastador. Estamos ante un penetrante estudio de caracteres. Y para ello es de vital importancia contar con unas excelentes actuaciones – como es el caso – para comprender la dolorosa amalgama de los afectos y fobias que están en juego: Lucas Hedges brilla como el acosado afligido; y Nicole Kidman está soberbia como madre escindida entre dos ¿irreconciliables? lealtades. Identidad borrada
Cinco cazadores de élite pagan para cazar a un hombre en una isla desierta. A medida que avanza la cacería, los cazadores se convierten en presa de su presa que demuestra un nivel de supervivencia desconocido. critica: No sé. La película tampoco debería estar tan mal. Es el típico producto mediocre de plataforma en la que los actores, en especial McDonough, se esfuerzan en hacerla con un mínimo decoro. Tiene elementos de tantas y tantas películas de cacerías humanas que salpican la filmografía mundial y que nunca superarán a "El malvado Zaroff"(1932, I.Pichel, EB. Schoedsack) auténtica joya del cine. McDonough parece un Henriksen de Hacendado, reinterpretando el papel de este último en "Blanco Humano" (1993, J.Woo). Hay escenas que recuerdan a Depredador, como cuando todos los cazadores disparan al unísono contra el tupido bosque pensando que ahí se esconde el perseguido. En fin, situaciones comunes y caminos trillados. Apex Sin embargo, lo que desentona es la interpretación-por llamarlo de alguna manera- de Bruce Willis. Parece que haya rodado su papel en un par de horas, sin actores que le den réplica y con un doble calvo para rodar las escenas en las que está de espalda. Eso dicen y me lo creo. No hay compromiso. Dice frases huecas, relacionadas con sus otros filmes. Sus expresiones no encajan con el diálogo en el que se encuentra. Es un loro. Willis se pasea por la isla, apenas le vemos en escenas de acción, no hace nada en ellas. Es curioso como intentan aprovechar su fama como actor especialista en los filmes de acción. De hecho, cuando describen las lesiones de su expediente, éstas corresponden a las aventuras de sus otros personajes, como si hubiesen traído a John McLaine a la isla. ¡Y que foto más horrible han escogido para su expediente! Si Willis se hubiese implicado en el filme, al menos alcanzaría la mediocridad, pero sin ese compromiso, este filme es el típico producto barato de plataforma, sin ápice de interés. ¿Recibió Willis una planta en forma de vaina como regalo? ¿Es posible que Willis haya sido sustituido por una réplica alienígena y que, a causa de esa transformación, haya perdido todo rastro de talento y compromiso? ¿Es Bruce W. un ultracuerpo? Apex
Adaptación de la novela de Charles Martin. La historia sigue a dos personas distintas, Ashley es una escritora que debe coger un vuelo desde Salt Lake City al Este para poder llegar a su boda. Ben es un médico que vuelve de una conferencia médica. Cuando su vuelo es cancelado por problemas con el anticongelante, los pasajeros deciden coger un vuelo charter. Cuando el piloto sufre un ataque al corazón se estrellan en una desolada montaña llena de nieve. Él se rompe una costilla y ella, una pierna. Afortunadamente además de doctor, es un ávido escalador. Mientras intentan descender por la montaña ella empieza a plantearse que quizá se iba a casar con el hombre equivocado. critica: En su primera película en Hollywood, el director palestino Hany Abu-Assad abandona sus temáticas un tanto complejas para narrar una historia de supervivencia que deriva en una historia romántica, adaptando la novela de Charles Martin. La montaña entre nosotros En la víspera de una fuerte tormenta, la periodista Alex (Kate Winslet) no puede viajar a Nueva York para su boda ya que los vuelos han sido cancelados, en la misma situación se encuentra el médico Ben (Idris Elba), quien debería llegar a realizar una operación urgente. Alex persuade a Ben para rentar una avioneta a pesar de no conocerlo, ambos consiguen rentar una, pero en pleno vuelo el piloto se desvanece provocando que la avioneta caiga en la cima de una montaña llena de nieve, por lo que ahora Alex y Ben deberán de luchar juntos por su supervivencia. Abu-Assad presenta ahora una película que en su primera mitad funciona bien, tras un accidente filmado de manera más que efectiva, y dejando a sus dos estrellas en un paisaje bello y desolado con la única finalidad de sobrevivir. En su último tramo la aventura cede en un brusco cambio de género y el relato decae al centrarse en una historia de amor forzada que, ni contando con dos grandes actores como lo son Elba y Winslet, consigue remontar una historia que se desinfla, llegando a un final que parece sacado de otra película. Al final, quien consigue robar la máxima atención es un perro que acompaña a las dos estrellas en su periplo en la nieve, en una película inconsistente que no parece haber sido filmada por su director. http://tantocine.com/mas_alla_montana/ La montaña entre nosotros
Durante una expedición en las tierras salvajes americanas, el legendario explorador Hugh Glass es brutalmente atacado por un oso y dado por muerto por los miembros de su propia partida de caza. En su cruzada por sobrevivir, Glass supera inimaginables tribulaciones, además de la traición de su confidente John Fitzgerald. Guiado por la pura determinación y el amor de su familia, Glass deberá superar un duro invierno mientras busca sin descanso un motivo para seguir adelante y encontrar la redención. critica: 30 minutos. Solo son necesarios 30 minutos de este filme para saber que no se está viendo una simple película sino que se está presenciando cine con mayúsculas. No recuerdo un inicio de película tan tremendamente brutal desde Salvar al Soldado Ryan, salvando, valga la redundacia, las distancias, porque si en esta se nos presentaba la brutalidad del Desembarco de Normandía de la manera más cruda y mejor rodada posible, en The Revenant nos presentan a los personajes en medio de una batalla entre indios y colonos, que gracias a los movimientos de cámara de Iñarritu y la increíble fotografía de Lubezki nos muestra que la violencia bien rodada puede ser sinónimo de belleza. El renacido Durante estos minutos de los que hablo no se da descanso al espectador y rápidamente llega LA ESCENA, todo el que vea la película sabrá a cual me refiero, y es tan brutal que será díficil llegar a olvidar una vez vista, y, me atrevería a decir, que será una de esas escenas recordadas cuando se hable de la historia del cine. Por otra parte, Di Caprio esta brutal, y con brutal quiero decir a que está a un nivel superior a lo que nos tiene acostumbrados, que no es decir poco. Glass, su personaje, le proporciona escenas hechas para su propio lucimiento y que le obliga, además de sacar a flote su estupenda faceta actoral, a tener una potencia física impresionante al alcance de muy pocos actores. Refleja de una manera brutal los sentimientos de su personaje, las ansias de venganza por encima de cualquier circunstancia y todo ello sin apenar soltar palabras de su boca. La mugre, los trozos de carne desgarrada, la sangre, todo le sienta bien a Di Caprio, chapó. Si este año no gana el óscar que deje de intentarlo. Como "villano" de la cinta tenemos a un estupendo Tom Hardy que lo da todo en pantalla haciendo de tipo despreciable, con un acento de "paleto" que al principio es díficil digerir pero que va puliendo a medida que avanza la película. Imprescindible escuchar en VO. Hablemos también de la factura técnica de la película,que en todos, absolutamente TODOS los aspectos roza la perfección, la fotografía de Lubezki es impresionante, los bosques nevados, los ríos helados, los fríos desiertos, podrías sentir una hipotermia sentado en el sofá de casa. Y no pasa desapercibida la edición de sonido, que ayuda, aún mas si cabe, a introducirse por completo en la pantalla. La dirección y el manejo de cámara tampoco se quedan atrás, Iñarritu se recrea en cada gota de lluvia y en cada chispa de fuego para hacernos sentir lo más próximos posible al protagonista. Lo que si está claro, y que le hace restar algunos puntos, es que la duración es excesiva, se podría decir que confiaba algo más en Iñarritu a la hora de medir los tiempos, pero las dos horas y media que dura tampoco molestan pues aún cuando baja un poco el listón sigue siendo una película notable. Es obvio también que la segunda mitad es peor que la primera, pero es que los primeros 45-50 minutos son totalmente insuperables. Empieza muy potente y no le queda más remedio que ir perdiendo ritmo, al menos hasta el último tramo, donde vuelve a aumentar. Pero aún así, como ya digo, no es un problema, al menos desde mi punto de vista. El guión no es tampoco ninguna obra de arte, se centra más en como se cuenta que en lo que se cuenta, pero que mas da cuando se cuenta de una manera tan maravillosa. En definitiva, es una revisión del western, con todos los elementos que lo caracterizan, la venganza, la suciedad, la violencia, la supervivencia... Todo ello mezclado con claras influencias de Malick y con la estupenda narración de Iñarritu. El renacido
Jojo Rabbit es un niño viviendo en plena 2ª Guerra Mundial. Su única vía de escape es su amigo imaginario, una versión de Hitler étnicamente incorrecta que incita los ciegos ideales patrióticos del niño. Todo esto cambia cuando descubre que su madre Rosie está escondiendo a una joven judía en su ático. critica: Taika Waititi ha tenido una década muy interesante. Su estupendo mockumentary Lo que hacemos en las sombras vio la luz en 2014 y se ha ido convirtiendo poco a poco en una de las películas de culto de la década. En 2016 enamoró al público de Sundance con la comedia de aventuras Hunt for the wilderpeople, y tan solo un año después plantó su sello en Marvel, la propiedad cinematográfica más valiosa del momento, con una Thor: Ragnarok que revitalizó al personaje de Thor y que es probablemente una de las mejores películas de la saga. Dos años después nos trae Jojo Rabbit, una comedia sobre la Segunda Guerra Mundial que le hizo ganar el People's Choice en Toronto, el premio más importante de todo el Festival. La anterior ganadora de este premio fue Green book en su camino al Oscar a mejor película el año pasado. Jojo Rabbit ¿Que por qué menciono Green book? Pues porque una vez vista Jojo Rabbit, se entiende que ambas ganaran el mismo premio, ya que, aunque el trabajo que nos ocupa me parezca superior, sí que creo que comparten ciertas similitudes. Ambas cogen un tema delicado (el racismo en la década de los 60 en Estados Unidos vs el antisemitismo nazi durante el Tercer Reich) y lo convierten en una comedia dramática bastante accesible para el gran público. He leído en varias ocasiones que Jojo es una película irreverente, y no puedo estar más en desacuerdo. De hecho, creo que aborda el asunto con muy poco riesgo. Parodiar a los nazis no es algo novedoso, y el tratamiento en esta película es bastante inocuo. La interpretación de Hitler que hace Taika Waititi es moderadamente divertida, y su función de contrapunto es efectiva a la hora de retratar el conflicto psicológico de Jojo, pero el humor de la película es bastante blanco, le falta mala leche. Que oye, tampoco me parece mal. El resultado es simpático, y la progresión temática de la relación entre Jojo y Elsa es tierna, previsible, a menudo sensible y ocasionalmente sentimentaloide. Funciona. Ahora bien, ¿irreverente? Vamos, no me jodas. Irreverente es Ser o no ser. En mi opinión, el punto fuerte de la película está en las interpretaciones. La vena cómica de Taika está más que demostrada a estas alturas, aunque en ocasiones se acerque demasiado al sketch. El debutante Roman Griffin Davis hace un trabajo más que sólido y Sam Rockwell y Scarlett Johansson (vaya pedazo de año está teniendo esta mujer) están fantásticos. Dicho esto, para mí quien se hace con la película es la magnética Thomasin McKenzie, quien ya demostró el año pasado que es una de las promesas actorales de su generación con su papel en Leave no trace. Por el contrario, Rebel Wilson repite el tipo de interpretación que lleva haciendo siete u ocho años, y ya me empieza a dar bastante pereza. En el resto, Jojo Rabbit es lo suficientemente solvente. La banda sonora, con clásicos de la música pop cantados en alemán, es una idea interesante. La factura técnica está muy en sintonía con el resto de trabajos independientes de Waititi. Encuadres simétricos pero alejados de la obsesiva perfección formal de Wes Anderson, cámaras sobre todo estáticas, montajes al servicio de la comedia. En este aspecto, todo bien, pero tampoco nada para tirar cohetes. En resumen, como pasó el año pasado con Green book, creo que Jojo Rabbit acabará siendo una de las películas del año, y a mucha gente le flipará. A mí me ha gustado, especialmente por la calidad de sus interpretaciones y la absurdez de buena parte de su comedia, pero me parece demasiado segura para ser una sátira. Su intención no es provocar, sino trasmitir un mensaje de fraternidad y de igualdad de una manera afable y asequible. Una decisión noble y muy loable, no digo que no, pero personalmente el resultado me parece correcto, no memorable. A pesar de eso, la recomiendo, pero tienes que saber lo que vas a ver. Si la falta de veneno y el mínimo atisbo de sensiblería son cosas que te echan para atrás, tal vez Jojo Rabbit no sea tu película. Puntuación: 6,6 Jojo Rabbit
Después de sospechar que su vecino oficial de policía es un asesino en serie, un grupo de amigos adolescentes pasan el verano espiándolo y reuniendo pruebas, pero a medida que se acercan a descubrir la verdad, las cosas se ponen peligrosas. critica: Parece imposible dejar de volver, una y otra vez, a esas idealizadas vacaciones de los ochenta. Gracias a la cultura popular, se han revalorizado como un período de extraordinarias aventuras, que vivimos casi como si las fantasías de pantalla grande y pequeña sucedieran en la esquina de la calle. Fuimos grandes, era el mejor de los tiempos, y buena parte del entretenimiento moderno solo guarda reverencia a todo ello. Verano del 84 Por eso es de agradecer que 'Verano del 84', consciente del pesadísimo legado que arrastra, se decida por algo diferente, aunque no quiera dejar escapar un regusto a lo de siempre. Porque sí, 1984 fue el año de Conan, el Club de los Cinco, Cazafantasmas y muchos otros. Pero también fue el año de los psicópatas advertidos en el telediario, la vigilancia en suburbios sospechosos y una creciente desconfianza al vecino que siempre saludaba. Tiempos locos generan mentes locas, y eso es algo que la cultura popular olvida, camuflándolas detrás de seres sobrenaturales tras los que no existe peligro "real". Aquí la problemática de esa turbiedad ignorada se condensa, sutilmente, de manera terrorífica, en un cartón de leche, desde el que mira un niño sonriente al que sus padres no volverán a ver. Es entonces cuando Davey Armstrong empieza a observar comportamientos que no encajan con el buen nombre de su vecino, gracias a simples juegos que él y sus amigos llevan a cabo escondiéndose cerca de su casa. Y al principio resulta difícil convencer al grupo de un peligro latente, pero prevalece el sentido de aventura del verano, donde nada parece muy serio y el aburrimiento ha de ser rápidamente asesinado (sobre todo para evitar recordar, demasiado pronto, que los adultos discuten a puerta cerrada y las cosas no duran para siempre). Sin embargo, si siguiera ese camino, este verano ya lo habríamos vivido. Por eso se plantan semillas de insistente duda, acerca de si Davey realmente vigila a un vecino mortífero o solo ve lo que quiere ver, porque la reaparición del amor platónico que fue su niñera le recuerda una edad que no quiere tener. Todos nos acordamos de ese verano en el que jugar a la imaginación se empezó a hacer aburrido, y tal vez de ahí viene la nostalgia ochentera de bordes amables: quizá necesitamos reescribir el pasado para creer que aquel entonces nos enfrentamos al monstruo, y fuimos alguien. Es una impresión metanarrativa que tal vez sus tres directores no buscaban, pero que a la larga acaba propulsando este misterio un poco más allá que otros, saliendo de la pose y el bonito envoltorio. Aquellos años fueron peligrosos, y de vez en cuando no viene mal un trozo de cultura popular que pueda recordarlo. Verano del 84