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Cuando la famosa historiadora norteamericana Deborah E. Lipstadt acusa a determinados periodistas e historiadores de negacionistas en su libro "La Negación del Holocausto", es denunciada por el negacionista británico David Irving, el famoso periodista e historiador admirador de Hitler, y se querella contra ella en 1996 por difamaciones. Entonces Lipstadt se propone derrotar a Irving y los negacionistas en Inglaterra sólo con expertos en el ámbito académico: sin llamar a declarar siquiera a un sólo superviviente de la Shoah. critica: Cuesta mucho creer que la historia que desarrolla Negación -basada en hechos reales- se acerque mínimamente a lo que pudo suceder. No es concebible ni siquiera verosímil que la realidad sea tan disparatada y extremadamente parcial como la ficción que nos ocupa. Negación Sucedió que David Irving, un historiador pronazi, interpuso una demanda contra Deborah Lipstadt, una escritora judía, especializada en temas del Exterminio. La cuestión jurídica se fundamentaba en la difamación y en el desprestigio provocado por unos textos de la judía sobre los trabajos y las actitudes del investigador. Es decir, una controversia entre dos personas con dos opiniones encontradas que, por lo sensible y escabroso del asunto, se eleva a categoría universal, convirtiendo el consiguiente juicio en un dilema primordial y bastante absurdo: existió o no el Holocausto, que un juez -qué papeleta- tendrá que sentenciar. La desproporción del planteamiento no anula el interés de la cuestión, pero, cuando uno lo acepta y espera asistir a un debate sugerente y equilibrado, se encuentra que la trama se ha escrito en un solo sentido. Y lo que nos queda es una polémica a todas luces inútil, pero sobrecargada de razones del lado de lo políticamente correcto y ridiculizada hasta el escarnio del otro. Por supuesto, no hay nada que defender en la postura atroz de un filonazi, pero una obra decente -guste o no- tiene que otorgar al lado perverso ardides, algún que otro argumento y una pizca de inteligencia que hagan sostenible la discusión. Al malo también hay darle sus bazas. Es una cuestión más de equilibrio formal que de ecuanimidad. Por ejemplo, no puedes hacer una película de boxeo basada en la pelea de un peso pesado, musculado y hermoso, contra un mosca raquítico, feo y grotesco y, además, subrayar, aplaudir y festejar los buenos mamporros que recibe el alfeñique. Es abusivo. No hay tensión. No tiene gracia. No sirve. Y así sucede en Negación. Negación
Narra la historia de Srinivasa Ramanujan, un matemático indio que hizo importantes contribuciones al mundo de las matemáticas como la teoría de los números, las series y las fracciones continuas. Con su arduo trabajo, Srinivasa consiguió entrar en la Universidad de Cambridge durante la Primera Guerra Mundial, donde continuó trabajando en sus teorías con la ayuda del profesor británico G. H. Hardy, a pesar de todos los impedimentos que su origen indio suponían para los estándares sociales de aquella época. critica: Ramanujan es uno de los mayores genios de la historia. Bienvenida sea esta película que lo da a conocer al gran público; pelicula cuidadosamente ambientada, primorosamente rodada y adecuadamente interpretada. El hombre que conocía el infinito Pero... la historia daba para algo más, creo yo. En cualquier caso, te la recomiendo, estimado filmaffinitista. Aunque te aburran o asusten las matemáticas, ve a verla. Pues la vida de un matemático es a veces más interesante que la de un gánster o un pirata. El hombre que conocía el infinito
Cuenta la historia de Ken Kaneki, un estudiante universitario, quien después de ser atacado por un ghoul (seres sobrenaturales que sobreviven comiendo carne humana y se esconden en secreto entre los humanos) logra salvarse mediante un trasplante que lo convertirá en mitad-ghoul. Ahora Kaneki deberá adaptarse a su nueva vida ocultando su identidad entre las oscuras calles de Tokio. critica: Adaptación Live Action del manga homónimo que tuvo un anime también con el mismo nombre en 2014. Dirigida por el codirector de Anniversary (2016) y protagonizada por Masataka Kubota (First Love, 2019) y Fumika Shimizu (HK: Forbidden Superhero, 2013). Tokyo Ghoul, la película Cuenta la historia de Ken Kaneki, un estudiante universitario, quien después de ser atacado por un ghoul (seres sobrenaturales que sobreviven comiendo carne humana y se esconden en secreto entre los humanos) logra salvarse mediante un trasplante que lo convertirá en mitad-ghoul. Ahora Kaneki deberá adaptarse a su nueva vida ocultando su identidad entre las oscuras calles de Tokio. Esta adaptación consigue mezclar el terror con elementos típicos de anime, con peleas y momentos de acción, que aunque contados, son más que decentes y curiosos de ver. Por otro lado, la fantasia que contiene la historia que nos cuentan, sacará a mucha gente del film y atraerá a mucha otra, ya que nos enseña un submundo cuanto menos curioso que es el verdadero pilar sobre el que se sustenta la cinta. Tokio Ghoul es una propuesta de terror diferente a lo que estamos acostumbrados, que entretiene con una combinación de horror, acción y el estilo típico de los animes japoneses. Nota personal 6/10 Tokyo Ghoul, la película
Otis es un niño de 12 años que descubre desde muy joven la fama de Hollywood. Su padre es un antiguo payaso de rodeo con diversos problemas, ahora sin trabajo, que decide convertirse en su guardián. Cuando Otis no está divirtiendo a un selecto público pasa el rato con él en hoteles de poca monta situados en las afueras de las ciudades a las que acude a grabar. La convivencia entre ambos es muy compleja: Otis se ve obligado a sufrir sus abusos mientras ambos intentar dar sentido a una relación que se reproduce en el tiempo a lo largo de más de una década. critica: Honey boy es un trabajo singular. Tan singular que de hecho surgió en las sesiones de terapia a las que se sometió el actor Shia LaBeouf durante su estancia en un centro de rehabilitación. Fue allí donde descubrió que sufría estrés postraumático desde su infancia. Como ejercicio, LaBeouf escribió el guion que luego se acabaría convirtiendo en Honey boy. Es decir, llamar a esta película "un proyecto personal" es quedarse muy corto. Honey boy es mucho más que eso. Es un exorcismo. Honey Boy La película nos muestra la relación entre un actor infantil llamado Otis y su padre, un antiguo payaso de rodeos llamado James que ahora se dedica a acompañar a Otis y ser su representante. Otis (supongo que llamarlo Shia habría sido ya demasiado) está interpretado por Noah Jupe cuando es un niño y por Lucas Hedges cuando es ya un adulto en rehabilitación. Las escenas de Hedges funcionan sobre todo como marco narrativo para contar la historia de la infancia del personaje, que es donde pasamos la mayor parte del tiempo. Y madre mía, qué infancia más chunga. La disfuncional relación entre Otis y James es el núcleo de toda la película y el foco de los traumas de LaBeouf. James (interpretado, mirad por dónde, por Shia) es un padre de mierda. Es agresivo, controlador, posesivo, ridículamente exigente. El retrato que hace Shia de su propio padre es duro, deliberadamente oscuro, pero a pesar de todo es capaz de humanizarlo. James es complejísimo. Él también arrastra sus propios traumas y sus propias frustraciones, y los paga con su hijo. Otis, por otra parte, necesita afecto más que cualquier otra cosa. Su madre no está. Busca el cariño de su padre, pero no lo encuentra, por lo tanto, acude a otro lugar. Los diálogos son aguijones, nunca sientes la sensación de paz. Hay algún que otro momento tierno entre padre e hijo, pero duran poco. El aislamiento y el estrés los asfixia. Es un guion muy sólido, fantásticamente estructurado y que destila dolor y honestidad. Lo más destacable de Honey boy, sin embargo, está en las actuaciones. Lucas Hedges está muy bien, como siempre. Noah Jupe demuestra mucha madurez interpretativa para su edad, y su trabajo me parece fantástico. Y Shia LaBeouf hace la que es, para mí, una de las mejores interpretaciones del año. Me cago en mi vida. No sé hasta qué punto tiene que ser jodido interpretar a tu propio padre, y encima a un padre como este. Gracias a LaBeouf, en cambio, James cobra vida. Es un personaje absolutamente despreciable que fácilmente podría haber sido plano o caricaturesco. Sin embargo, LaBeouf consigue que hasta sienta lástima por él. La dirección de Alma Har'el es efectiva, muy espontánea. La fotografía, con mucha cámara en mano, recuerda a menudo a un documental, especialmente en su forma de enfocar a los personajes y de seguirlos por la escenografía. El resultado funciona, le da a la película un aspecto muy inmediato, muy real. La banda sonora está bien, pero no tiene demasiado de memorable. Eso sí, tengo que reconocer que acabar con All I really wanna do de Bob Dylan es una idea fantástica. En resumen, Honey boy es un proyecto único desde su misma concepción. Funciona como desahogo para su guionista y te hace comprender muchas de las idas de olla que ha perpetrado en los últimos años, desde su arresto por conducir borracho hasta su performance con una bolsa en la cabeza en una galería de arte, pero también se puede disfrutar si no se está familiarizado con la figura de Shia LaBeouf, porque a fin de cuentas, Honey boy es una película muy íntima y muy humana sobre los sueños rotos, las relaciones paternofiliales y los abusos de la infancia, y a pesar de su tono severo e incómodo, sus ideas son universales. Puntuación: 7,8 Honey Boy
Nueva adaptación de la novela de Paul Gallico. Narra la historia de una señora de la limpieza que enviuda (Manville) en los años 50 en Londres, y se enamora perdidamente de un vestido de Dior. Decide que ella debe hacerse con uno.... Mrs. Harris Goes to Paris critica: Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia..... Mrs. Harris Goes to Paris
En un elitista colegio británico para señoritas, la profesora Miss G. (Eva Green) se enamora de Fiamma (María Valverde), una nueva alumna bella, solitaria e inquietante. La atención que despierta la joven provocará la envidia de otras estudiantes... critica: Sería difícil, por no decir erróneo, ubicar a Cracks dentro de parámetros realistas porque si bien es cierto que todo se contextualiza dentro de un espacio determinado, también es cierto que ese "todo" se circunscribe dentro de códigos que desafían toda verosimilitud formal. La trama puede desarrollarse perfectamente dentro de códigos realistas, pero no su envoltura: un enorme halo de poesía abruma la narración, llevando a Cracks hasta sus propios límites. Cracks Es una de esas pelis que no te la dejan fácil, resulta extraño ver códigos tan sutiles hoy en día pero así es, y en buena hora recibimos una ópera prima de este calibre: una aristocracia que ve crecer a sus criaturas desde adentro, como un enorme vientre materno cálido y asequible, pero sin probabilidad alguna de emancipación, ya sea individual o colectiva. Es una obra suave, con una trama que avanza entre algodones poéticos y que hace de la mesura su máxima virtud. Pero, ay, también la poesía se tiñe de sus propias tragedias y es allí mismo cuando Cracks cambia de tono, se vuelve más intensa y explícita y sin embargo no pierde ni un ápice de su encanto anterior. Se podría decir que la trama troncal sería una relación lésbica solapada trás el concepto dionisíaco de la belleza "per sé", con el instinto de autosuperación de fondo. Pero también es cierto que sería una síntesis injusta ante una obra que se ramifica conceptualmente, dejando ver otras aristas como la competencia y los modos de vida de una nobleza venida a menos. Algo es seguro: hablamos de un quiebre, todo parte y termina allí. Cracks implica ruptura, fragmentación; por algo esa tapa como de espejo astillado. Como si del espíritu humano sólo pudiera esperarse, en el mejor de los casos, un viaje de auto descubrimiento que ningún internado puede evitar. Mucho menos reprimir. Cracks