Protagonizada por Langley Kirkwood (Warrior), Vuyo Dabula y Tessa Jubber, y rodada en Johannesburgo (Sudáfrica), la película se desarrolla en el transcurso de un fatídico día: en el que un hombre de negocios corrupto y su esposa de la alta sociedad escapan para salvar a su hija -que mantiene una relación con un pequeño traficante de drogas- de un importante señor del crimen.... Colisión critica: Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Colisión
Fiona Maye (Emma Thompson) es una prestigiosa jueza del Tribunal Superior de Londres especializada en derechos familiares que atraviesa por una grave crisis matrimonial. Cuando llega a sus manos el caso de Adan (Fionn Whitehead), un adolescente con leucemia que se niega a hacerse una transfusión de sangre al ser Testigo de Jehová, Fiona descubrirá sentimientos ocultos que desconocía, y luchará para que Adan entre en razón y sobreviva. critica: Aplicar, impasible, los preceptos legales no es siempre sinónimo de justicia. Sobre todo, cuando permanecemos abducidos por la urgencia de lo inmediato y persistimos en el hábito de lo prestigiado por el paso del tiempo y que sancionamos como inamovible y completado. Nada más falaz que creer que todo seguirá siendo siempre igual a lo que ya conocemos porque no conseguimos imaginar otra posibilidad. Cada caso particular merece ser tratado con mimo y dedicación, con la debida atención y cariño como si fuera único e irrepetible. Y en nuestra vida cotidiana deberíamos aplicar este mismo axioma: hoy nada es igual a cómo ayer lo fue, sino que está sometido a las mudanzas y alteraciones que el tiempo marca con su inexorable erosión y descuido. Creer cualquier otra cosa es mantenerse de espaldas a la realidad. El veredicto, la ley del menor Una vez más, Ian McEwan nos propone, tanto en su novela original como en su guion adaptado, una historia en apariencia ordinaria que encubre abismos de desasosiego y ponzoña que van más allá de lo evidente. Por una parte, tenemos un matrimonio de mediana edad, sin hijos, entre un profesor universitario y una juez cuya relación parece resentirse de la corrosión del tiempo y el orgullo. Por otra parte, un caso judicial de extrema urgencia: unos tercos padres, Testigos de Jehová, que niegan a su hijo adolescente una transfusión para facilitar el tratamiento contra la leucemia que lo está postrando en su lecho de muerte. Pero ambas historias se acaban cruzando hasta converger en una única, en la que las certezas de la inconmovible magistrada se ven socavadas, al tiempo que entabla una ambigua relación con el menor hospitalizado, que – una vez repuesto – busca su tutela y guía. Sin embargo, ante la pregunta: ¿de qué va todo? cabe decir que no es unívoca. La ambigüedad puede causar inquietud en aquellos que necesitan certezas y ser llevados de la mano para evitar el temor o la incertidumbre. Pero, en mi opinión, ésta es una de las virtudes de la cinta, que no antepone las posibles respuestas ante la intranquilidad que su desarrollo nos puede ocasionar. Como personas libres que somos, debemos enfrentarnos a la turbación que se nos abre durante el desarrollo de la trama, sin dejarnos condicionar ni por lo que sabemos ni por lo que estamos viendo. Deberemos sacar nuestras propias conclusiones – y si no nos atrevemos a aceptar el envite, es que somos huérfanos del libre albedrío que tan alto pregonamos como, en lo íntimo y callado, podemos lamentar. Si la vida fuera fácil, ¿qué mérito o provecho habría en transitarla? Resaltar la excelente interpretación de Emma Thompson. Y quien sepa todas las respuestas que oposite a demiurgo. El veredicto, la ley del menor
Marlo (Charlize Theron) es una madre con tres hijos, el último recién nacido, que recibe un inesperado regalo de parte de su hermano (Mark Duplass): una niñera para que le ayude por las noches. Al principio le parece una extravagancia, pero Marlo acaba teniendo una relación única con Tully (Mackenzie Davis), una joven niñera amable, sorprendente y, en ocasiones, difícil. critica: Tully es una preciosa fábula sin apariencia de tal que, con la verdad del cine europeo, pero sin renunciar a la agilidad del mejor cine anglosajón, relata las peripecias de una madre a la que su vida no le da más de sí. Pero lejos de ser una simple comedia reivindicativa o de denuncia, la película va mucho más allá. Es una llamada de atención a la capacidad de autoengaño del ser humano. Es la mirada en el espejo del tiempo, y la eterna y temida pregunta que pocos nos atrevemos a preguntarnos, o por lo menos a responder con sinceridad: quiénes éramos, quiénes somos ahora, y si estamos orgullosos de las diferencias entre ambas respuestas. Tully Tully entrelaza momentos brillantes de humor cómplice e inteligente perfectamente hilvanados con la crudeza de la realidad de una mujer casada, madre de dos hijos y uno por llegar, a la que su marido, un bobalicón con cara de bueno, incapaz de comprender o empatizar con su realidad, le ha convertido en una madre cuasi-soltera. Atrevida en sus formas, y por momentos con un brillante y estilizado montaje, la película muestra la fealdad como parte de la vida, el desgaste del cuerpo sin los edulcorantes a los que Hollywood nos tiene acostumbrados, y el cinismo creciente -y siempre divertido- de una madre pasada de vueltas que mira a la sociedad que la rodea como si fuera un planeta alienígena, y que provoca situaciones hilarantes. Una película que nos ayudará a empatizar con las mujeres que han sido madres -sobre todo a los que no somos ni mujeres ni madres- y que como toda buena película, planta su temática desde el principio pero pero sin subrayarla, y nos abofetea con toda su fuerza en el último acto, haciendo que cuestionemos la narrativa autoindulgente que hemos creado de nuestra propia vida, a la que hemos asistido como meros espectadores. Tully
Una operadora telefónica de la línea del 911 de la policía deberá enfrentarse a sus propios temores para intentar salvar la vida de una joven de un asesino en serie que está secuestrando y matando a chicas. critica: Coge unas cuantas escenas que quieres hacer en formato thriller trepidante. Coge a algún actor de renombre y al resto de relleno. Gástate un pastizal en producción, cámaras aéreas, go-pros en primera persona. Y por último, lo menos importante, el guión. Da igual lo que pongas ya que tu objetivo es meter las thriller escenas. Olvídate del espectador ya que es estúpido. La última llamada Y ya tienes lo que querías. Una película con los personajes más estúpidos que te puedas imaginar. Una película que no encaja. De hecho inicia bien, parece que tiene buena pinta, pero minuto a minuto se va desmoronando hasta acabar en un sinsentido épico que además te deja de mala leche. Te pasas toda la película cabreado con todos por ser tan gilipollas. Así que mejor no veas esta, te va a cabrear. La niña te va a dejar exhausto ya que su tono de voz no cambia en toda la película. Y los continuos fallos narrativos son incomibles. Ponte "Buried" o "Última Llamada". Para ver una película estilo thriller de conversaciones telefónicas, se ve que es mejor cámaras a una escena fija toda la película. Si esperas ver algo parecido en ésta, olvídalo [email protected] Te defraudará. La última llamada
Un par de hermanos gemelos del este de Los Ángeles eligen vivir sus vidas de manera diferente y terminan en lados opuestos de la ley. Chicano critica: Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Chicano Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. Chicano
Durante su último año en una universidad de la Ivy League en 1999, la vida de un grupo de amigos y compañeros de equipo cambia para siempre cuando un veterano del ejército asume el cargo de entrenador de su disfuncional equipo de remo....Heart of Champions critica: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Heart of Champions