Comedia que ilustra el poder de la humanidad en mundo fragmentado. Los sueños de 5 extraños que viajan a Puerto Rico, son puestos en pausa cuando las autoridades migratorias los envían "EL Cuartito". critica: La producción es modesta pero muy cuidada y vistosa. No se le puede poner pega alguna. La dirección empezó bien pero se cargó la historia . Se empeñó en una intensa y cuidada dirección de actores y lo único que consiguió fue aburrirnos a base de repetir siempre lo mismo, de chillidos, de gritos y una tontería tras otra. Se olvidó del ritmo. Una pena. La historia prometía mucho en sus inicios pero se desinfló inmediatamente por falta de ideas, A partir de los primeros diez minutos siempre lo mismo y se acabó. Nada más que tonterías. De los protagonistas poco se puede decir. Estuvieron correctos en papeles muy exagerados e histriónicos. Los mejores, con diferencia, fueron los policias. El cuartito
Se centra en un excéntrico y decidido equipo americano de ingenieros y diseñadores liderados por el visionario automovilístico Carroll Shelby y su conductor británico Ken Miles. Henry Ford II y Lee Iacocca les dan la misión de construir desde cero un nuevo automóvil con el fin de derrocar el dominio de Ferrari en el Campeonato del Mundo de Le Mans de 1966. critica: Este tipo de películas sobre temas tan minoritarios como el automovilismo, y más cuando se trata de una competición algo más desconocida (no es la más popular F-1) y ambientada hace décadas, pueden enfocarse de dos maneras: Le Mans '66 - una es hacer una cinta que tome como trasfondo el automovilismo, pero buscando ante todo un entretenimiento, espectáculo sin más para los que son aficionados y para los que no (sobre todo para estos últimos, que son la mayoría). Aquí, cualquier parecido con la realidad, tanto en los personajes como en el desarrollo de las carreras, es pura coincidencia, ni se pretende. Ejemplos podrían ser "Días de trueno", o sobre todo la disparatada "Driven", con el inefable Stallone. - la otra sería un tipo de película con rigor histórico y técnico, para reflejar de la forma más fiel posible cómo eran este tipo de carreras. Entonces el problema es que puede convertirse en un pseudo-documental que hará las delicias de frikazos de las competiciones del motor, pero resultará tediosa para el público general, que además no entenderá buena parte de los aspectos técnicos. En esta línea se encuentra la célebre cinta de "Las 24 Horas de Le Mans" de Steve McQueen, y la magnífica "Grand Prix" de John Frankenheimer. En cualquier caso el nicho de espectadores de estas dos claramente son aficionados al deporte del motor. Pero ambas tienen el gran acierto de entregar una recreación dramatizada. Es decir, una historia de ficción con personajes ficticios, aunque tomando como inspiración, respectivamente, una carrera (Le Mans 70) o campeonato real (el mundial de F-1 de 1965), y personajes reales. Se tomaba así la prudencia de no querer contarnos en ningún momento unos hechos reales al 100 %, algo que sí pretende hacer “Le Mans ‘66”, y es ahí donde naufraga estrepitosamente. Una mezcla de ambos planteamientos se produjo, de forma muy acertada, en la estupenda “Rush” de Ron Howard. Pero si esto era lo que se pretendía en “Le Mans ‘66”, el resultado ha sido equivocado, porque al final es una película claramente orientada al espectáculo palomitero con el grave error, que a mi juicio condena la cinta, de querer, presuntamente, contarnos unos hechos y personajes reales. Y no lo hace, porque casi todos los aspectos técnicos, cronológicos, o deportivos que aparecen, están manipulados, o directamente inventados, falseados. Es decir, que el rigor histórico que se supone debe tener, no existe por ningún lado. Director y guionistas juegan con la baza a favor que el 99,9 % de los espectadores de esta cinta no tendrán ni idea de cómo se desarrollaron realmente los hechos que ocupan la película, el célebre duelo entre el gigante norteamericano Ford y el prestigioso Ferrari a mediados de la década de 1960. Para situarnos, convendría saber que en aquella época, el campeonato del mundo de resistencia, con coches tipo GT y sport-prototipos, era una competición con tanto prestigio o más que el mundial de F-1, y la carrera reina era las 24 Horas de Le Mans. Desconociendo esta historia, posiblemente la película incluso dejará un buen sabor de boca: escenas más o menos espectaculares de carreras, sonido atractivo, actores populares… incluso hay buenos y malos, épica, drama... Es decir, que la película cumple correctamente con el factor espectáculo. Y digo correctamente sin más, porque también en el apartado técnico esperaba “algo” más. No está mal resuelta, pero tampoco se hace gala de unos medios técnicos apabullantes. Incluso antes de verla pensaba que habrían utilizado de forma más amplia efectos digitales para recrear ciertos coches de carreras de la época, o diversas zonas del circuito de Le Mans, y luego no es así. De hecho, algunos aficionados echarán de menos un buen número de coches de la época que no aparecen, y peor aún, como varios otros son burdas recreaciones que ni siquiera se parecen a los originales. Resulta sorprendente como la película de McQueen, rodada en 1970, sí era capaz de mostrarnos algunas réplicas extraordinariamente fieles, y en cambio en esta, 49 años después, con unos medios técnicos infinitamente superiores, aparecen algunos coches totalmente falsos, inventados (pocos, cierto, y sólo al final, pero ahí está el dato). Además, algunas escenas en pista de Le Mans quedan desangeladas y se echa en falta algo más de “tráfico” en pista, público, etc. En cuanto a los actores, pues Matt Damon está en su línea, como una paella sin sal, y el que más se esfuerza es Bale, que este sí es un actorazo, pero tampoco será su papel más recordado. Además, por desgracia, el penoso doblaje daña bastante el resultado final. Imagino que en V.O. ganará enteros. Pero vamos al meollo de mi crítica: la historia y su rigor. El guión se basa en el libro de A. J. Baime “Go like hell”, pero mientras que este autor hacía en su obra una versión novelada manteniendo el rigor y con un buen trabajo de investigación, aquí los guionistas se han tomado todas las licencias habidas y por haber, y aunque evidentemente se toman como base unos hechos reales, el error imperdonable es que lo haga con falsedades y gazapos históricos de primer orden. El espectador “normal”, tan feliz, se irá a casa creyendo que ha visto una historia real, pero los cuatro frikazos que saben cómo fue esta historia en realidad (entre los que me incluyo), pues se van pensando que vaya invención peliculera; no se entiende por qué todo debe contarse con tantas mentiras. En “Rush”, aunque los hechos se contaban de una forma que buscaba el espectáculo y llegar al gran público, se respetaban de forma fiel muchos aspectos deportivos, como resultados de carreras, los coches que aparecían, etc, algo entiendo que imprescindible en una historia real llevada a la pantalla, y que además hacía las delicias de los aficionados al motor. En cambio, en “Le Mans ‘66” no sucede lo mismo. En la zona de spoilers dejo unos cuantos ejemplos de ello. Le Mans '66
Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Rodada íntegramente en japonés, la película ofrece la versión nipona de la batalla de Iwo Jima, el episodio más cruento de la guerra del Pacífico, en el que murieron más de 20.000 japoneses y 7.000 estadounidenses. El objetivo de la batalla para los japoneses era conservar un islote insignificante, pero de gran valor estratégico, pues desde allí defendían la integridad de su territorio. El mismo año, Eastwood dirigió también "Banderas de nuestros padres", que narra la misma batalla desde el punto de vista norteamericano. La versión japonesa muestra cómo el general Tadamichi Kuribayashi (Ken Watanabe) organizó la resistencia a través de un sistema de túneles. Décadas después, varios cientos de cartas son desenterradas del suelo de esa inhóspita isla. Las cartas ponen cara y voz a los hombres que allí lucharon, así como al extraordinario general que los dirigió. critica: “Letters from Iwo Jima” pertenece a una estirpe de películas en peligro de extinción. Es tan intensa, tan terrible, tan abrasadora en sus emociones, que te deja con el estomago del tamaño de un chicle, con la sensación de que te han arrancado algo desde muy adentro. Es una película sencilla y humilde en su concepción, pero es desde esa humildad donde la película se crece, regalándonos escenas absolutamente prodigiosas. Cartas desde Iwo Jima Es impresionante la capacidad de Eastwood para interpretar el papel de los perdedores, aquellos que siguen luchando aún sabedores de su trágico final, metiéndonos en su piel, compartiendo su sufrimiento. Eastwood te somete a un impresionante torrente de emociones en estado puro, moviendo la cámara entre luces y sombras, guiados por la sobria e implacable interpretación de Ken Watanabe, y acompañados por una maravillosa banda sonora, triste y bella a partes iguales. Todo esto, que ya lo hizo en sus obras maestras anteriores (Unforgiven, Mystic River, Million dollar baby) resulta ahora aún más trágico, más desolador, aún más emocionante. NINGUNA película me había hecho sentir tan inmensamente pequeño ante la grandeza de los sentimientos, las emociones y la épica que subyace bajo todos y cada uno de los personajes de "Letters from Iwo Jima". Con ninguna película bélica anterior había odiado tanto la guerra como con esta, porque es que te mete en el mismo campo de batalla, te abrasa con el calor y la arena de Iwo Jima, te golpea con la dureza y el realismo de su violencia, y te auxilia a última hora con una belleza poética, con un lirismo fordiano, con un humanismo digno de Kurosawa. Una increíble e inmensa radiografía de todos los códigos éticos y morales que mueven a las personas en una guerra, un ejemplar estudio de nuestra propia condición humana, detestable y noble a la vez. Una apoteosis continua de sentimientos y emociones. Una película en la que tienes la constante sensación de que todas las escenas tienen algo importante que contarte. La experiencia cinematográfica más estimulante, sobrecogedora, humana y estremecedora de la última década, coronada por un final esplendoroso, de embriagadora tristeza y desolación. “Letters from Iwo Jima” es, para el que aquí les escribe, la obra maestra definitiva de Clint Eastwood. Una obra tan ajustada a derecho y forma, tan grande, única e inolvidable que incluso mejora a su predecesora, coloca a Eastwood en el altar de los más grandes, y por si no fuera suficiente, sitúa a este tremendo díptico sobre la batalla de Iwo Jima en las cotas más altas de la cinematografía de todos los tiempos, y junto a "Senderos de gloria" de Kubrick, como el mayor y más bello alegato antibelicista de la historia del cine. Una obra de arte que resuena en la mente y el corazón días después de su visionado, como un duro y emotivo testimonio de la inutilidad y crueldad de todas las guerras. Chapeau, Mr. Eastwood, y de nuevo, una vez más, GRACIAS Cartas desde Iwo Jima
Sobre Moscú es derribado un objeto no identificado, posiblemente de origen extraterrestre. Esto hace que la mayor parte de la capital quede acordonada, para evacuación a los residentes locales y para que un equipo del Ministerio de Defensa, trate de ponerse en contacto con los llamados “invitados”. critica: Animado por el bizarrismo descontrolado de Guardians me dispuse a ver Attraction, que además lucía un impactante trailer con el aterrizaje forzoso de una nave alien en medio de Moscú. Attraction Y en efecto, el arranque es magnífico, con esa nave averiada arrasando media ciudad en su llegada y con el caos y el lío que se monta inicialmente. Todo ello supervitaminizado por la particular idiosincrasia de la juventud rusa, que mezcla su red social, VK (el Facebook del frío), con cierta tendencia al macarrismo violento y las conductas antisociales... Pero entonces aparece la típica y tópica historia de amor imposible entre dos seres de mundos distintos y todo se hace más convencional, aburrido y previsible. Para ver pasteladas prefiero Hollywood, que tiene más experiencia en el tema. Y es una lástima, porque la historia tenía mimbres para resultar más entretenida... Attraction
Sarah es una estudiante adolescente que toca fondo anímicamente tras huir de casa. Una vez sola, no tiene a nadie que le ayude a superar sus recurrentes pesadillas. Su única oportunidad de sobrevivir pasa por participar en un estudio universitario en la que entabla amistad con el científico supervisor, llamado Jeremy. Sin embargo, hay algo extraño en el procedimiento al que se somete, y con el paso de los días las pesadillas de Sarah empiezan a empeorar. critica: Come True es un caótica, hipnótica y extraña, como pueden ser los sueños. Come True (Se hacen realidad) Tercera película del director canadiense Anthony Scott Burns, donde él mismo es responsable del guión, la fotografía y la música. Estamos pues ante una propuesta muy personal, apadrinada por el productor Vincenzo Natali.(Cube (1997)). El film parte de una premisa ya vista: adolescente con problemas para conciliar el sueño y aporta una nueva mirada al incorporar un dispositivo capaz de mostrar lo que ve una persona que está soñando. Todos estos elementos hacen del film a priori una propuesta tremendamente interesante con muchas posibilidades. Lamentablemente estamos ante una propuesta irregular desde el punto vista dramático. Con exceso de metraje para lo que finalmente nos cuenta, su mejor baza es la utilización inteligente de imágenes con textura retro, algo que recuerda al cine de Cronenberg. El tono onírico y triste potenciado por las ochenteras músicas de Electric Youth la emparenta con films como It Follows (2014) o Nightmare on Elm Street (1984) y es lo mejor del film. El desarrollo dramático se va desinflando y la trama avanza caóticamente hasta llegar a un desenlace más que discutible. En cualquier caso, si obviamos algún momento videoclipero totalmente sobrante, no deja de ser un film estéticamente sugerente con momentos hermosos que justifican, en parte, su visionado. Come True (Se hacen realidad)
Los protagonistas habitarán la misteriosa tierra de Textopolis, donde todos los emojis favoritos de la gente cobran vida, mientras esperan ser seleccionados por el usuario del teléfono. Todos los personajes tienen una sola expresión facial a excepción de Gen, un emoji que nació sin filtro y se llena de múltiples expresiones. Para lograr ser normal, Gen se embarcará en una aventura o “app-ventura”, junto a sus amigos Hi-5 y Jailbreak. Pero pronto, una gran amenaza hará que el destino de estos personajes dependa de los tres amigos, teniendo que salvar su mundo antes que sea borrado por completo. critica: Emoji: La Película, cuenta la historia de un emoticono raro que se llama Gene que tiene más de una expresión, hace una estupidez que pone en amenaza el mundo donde vive y ahora quiere repararlo para ser un emoticono normal. Emoji: La película La historia suena simple y muchos la compararán con otras 1,000 historias similares con mejores resultados. La diferencia entre todas esas mil historias anteriores es su guion, la forma en como que cuentan esta historia del chicho raro que al final salva el día porque es especial. Emoji, tiene uno de los guiones peor trabajados que he visto en años. La historia de por sí es cliché, pero eso no me molesta, lo que es lamentable es que el guion fue escrito con una flojera que impregna a toda la película. Se siente en los personajes, se ve en la animación y en la creación de todo ese mundo conceptual que representa a las apps del teléfono inteligente. No hay nada sobresaliente, técnica ni argumentalmente, solo es aburrido verlo. Y así, con un guion hecho con flojera el resto de sus problemas sale a la luz, comenzando con chistes y gags lamentables y olvidables, con personajes que no conectan con el espectador, con situaciones que solo entorpecen la historia, con momentos emotivos sin emoción alguna, con desarrollo de la historia tan básico que un niño de 5 años inventaría algo con más sustancia. Los personajes principales se vuelven amigos porque sí, la villana no funciona porque sus intenciones son torpes y exageradas con el único propósito de que hasta el más imbécil se dé cuenta de que es la mala. Hay emoticonos que tienen padres, ¿Por qué?, la película no muestra ninguna razón y su existencia no tiene utilidad. El personaje femenino (la hacker emoji) es un personaje puesto a la fuerza para generar cierta simpatía con lo políticamente correcto, intentando hacer una crítica al “machismo” que solo se menciona un par de veces y nada tiene que ver con la historia (creo que es lo peor de la película). En las escenas donde están los usuarios son malas, tirando a lo grotesco por como muestran a los jóvenes, como idiotas incapaces de comunicarse y usar las palabras, si no te importa la vida de los emoticonos, menos de sus usuarios. Los mensajes positivos que intenta promover se manejan con mucha estupidez no hay razón argumental creíble de sus menciones, y no mejora el hecho de que mucho del humor se base en el emoticono de la caca. La película no logra justificar por qué el mundo de los emoticonos es importante, intenta forzar esa idea con la introducción de la película, donde se enfatiza que el mundo dentro del teléfono es genial y que los emoticones son el mejor invento para la comunicación. Desde ese momento la película muere, todo lo demás es ver como el cuerpo muerto de la película se pudre al pasar el tiempo para que al final no quede nada de ella, porque eso es la película: nada, un vacío en tu tiempo que jamás recuperarás. Hay perversión en esta película, por su falta de originalidad, por su intención de meter publicidad de marcas como YouTube o Candy Crush sin ninguna pizca de creatividad; por su intento lamentable y fallido por copiarle a películas exitosas como Intensamente, La Gran Aventura Lego y Ralph El Demoledor con el único propósito de hacer dinero fácil con fórmulas ya probadas, pero sin una pizca de esfuerzo. Tristeza por esta película, porque nos demuestra un mundo que amenaza con sumergirse cada día más en la conformidad y en la estupidez. Por fortuna siempre hay esperanza y mientras algunos intentan ganar dinero de formas tan ruines como los delincuentes, narcotraficantes y los productores de Sony con esta película, hay gente que se esfuerza por superarse y dar lo mejor de sí. Tengan esperanza... la van a necesitar. Emoji: La película