Antes de crear un emporio de la droga, Ferry Bouman vuelve a su ciudad para vengarse. Allí se pondrá a prueba su lealtad y el amor le cambiará la vida. critica: Así como Saul Goodman era un extraordinario hallazgo en Breaking Bad, esta mezcla de malo malote pero con rasgos buenos a destacar y algún encanto personal suelen captar la atención de la audiencia. También imagino que deben ser personajes donde el actor debe poner mucho talento para no cruzar la delgada línea entre el amor-odio del espectador. Creo que, en ese sentido, Ferry y su adorable e injustamente castigada esposa, a veces bastante más "empatizables" que el duro Bob y sus más que cuestionables métodos, se merecían esta mini precuela de la notable Undercover. Esta película nos habla de la evolución de Ferry desde ladero y matón a sueldo al rol de uno de los mayores productores de éxtasis del país tal y como lo conocimos en la primer temporada de Undercover, asi como las circunstancias en que conoce a Danielle. Se agradece la vuelta de personajes que nos recordaran a la serie y otros que servirán de introducción a la tercer y muy recomendable temporada. Dinámica, se ve con agrado. No defrauda. Ferry
Ambientada en Baltimore. Historias cruzadas sobre el amor y el comportamiento humano: una mujer se siente confusa en una sociedad más obsesionada por la tecnología que por el contacto humano, otra mujer se ve atrapada en un rutinario matrimonio, un hombre intenta conquistar a una mujer que tiene un amante, una joven vive obsesionada intentando propiciar encuentros accidentales con el hombre de sus sueños. critica: Se puede decir que el género femenino a nivel global ha evolucionado bastante desde los tiempos en los que cazar un marido atractivo y con presupuesto era el sueño para toda chica soltera que no llegase a los treinta. Yo diría que ahora somos más fuertes, más activas, más independientes y autosuficientes, pero de alguna manera, el gen cazamaridos no acaba de morir del todo, retransmitiéndose de madres a hijas como una herencia universal que se viene legando, junto con las perlas de la abuela, desde el principio de los tiempos. Dicho gen quizás sea responsable de que, mientras las mujeres cambiamos hacia otras formas mutantes de vida, las comedias románticas sigan dirigiendo el misil pro-boda a la parte más desprotegida de nuestras feminidades. Y la cosa debe funcionar porque así seguimos. Qué les pasa a los hombres Esta pastelada de Ken Kwapis no está demasiado mal. Tomando como referencia el modelo de amoríos cruzados de Love Actually, aunque mucho menos diversa, nos presenta las visicitudes sentimentales de varias parejas WASP de impecable fachada y aún más impecable nivel de vida. Personajes-modelo, que identifican a varios tipos de conflictos o espectadores, pero que no son nada por sí mismos, como es de rigor porque no nos representan a nosotros sino a determinados estados amorosos de nuestras vidas. Qué les pasa a los hombres Están casi todos: el tipo simpático enamorado de su mejor amiga que a su vez está liada con un capullo; la pareja en crisis matrimonial; la que lleva viviendo cien años con su novio y está emperrada en casarse...No queda mucha parcela por cubrir. Qué les pasa a los hombres Entre mucho diálogo relleno de tópico sentimental y literatura chick-lit, tenemos un puñado de conocidísimos actores haciendo lo que pueden sin que esto sirva para mucho. Destacan Scarlett Johansson, que interpreta muy bien ese registro de chica vulnerable-mujer fatal que sólo lleva haciendo tres mil películas y Ginnifer Goodwin, un encanto de chica. En un nivel superior se encontrarían Jennifer Aniston, que vuelve a sorprenderme desmarcándose como una actriz "seria" muy a tener muy en cuenta y Justin Long, un tipo que, además de llevar genial su vacío personaje, por alguna extraña razón me siempre me ha dado un morbo brutal. En el lado negativo, Ben Affleck, que al contrario que el vino, no mejora con los años y Jennifer Connelly a la que al parecer no informaron de que esto era una comedia romántica y no un documental sobre funerarias. Qué les pasa a los hombres La película es entretenidísima y más o menos da lo que se puede esperar de ella, que no es mucho. Pero como estudio psicológico sobre la inmutabilidad de las ambiciones románticas femeninas, es digna de repaso. Aseguro, eso sí, un rato super ameno, un acabado amoroso muy satisfactorio y una evasión más que aceptable. A verla si es posible sin novio que luego sacan ideas raras.
Autumn, una apática y callada adolescente, trabaja como cajera en un supermercado rural de Pennsylvania. Viéndose obligada a sobrellevar un embarazo accidental y sin alternativas viables para poder realizar un aborto en su propio estado, ella y su prima Skylar reúnen algo de dinero y se embarcan en un autobús rumbo a Nueva York. Con la dirección de una clínica apuntada en un papel y sin un lugar en el que pasar la noche, las dos chicas se adentran en una ciudad que desconocen. critica: Pocos asuntos como el aborto provocan tanta controversia y polémica en las sociedades occidentales. Más aún si quién se ve en esa terrible tesitura es menor de edad. ‘Never Rarely Sometimes Always’, tercer largometraje de Eliza Hittman, aborda el tema con una perspicacia que no anda reñida con la profundidad. Autumn (Sidney Flanigan) es una joven de 17 años. Trabaja de cajera en un supermercado y se ha quedado embarazada. Es una chica callada, introvertida. Ese tipo de personalidades que guardan la congoja para dentro. De aspecto apacible y distante, impone pensar el calvario que estará viviendo. Nunca, casi nunca, a veces, siempre Decidida a interrumpir el embarazo sin el conocimiento de sus padres, el único apoyo lo tendrá en su prima (Talia Ryder). Hittman aborda un asunto complejísimo esbozando sus diversas aristas, mirando de cara al contexto, inmiscuyéndose en el ambiente que encuentran estas mujeres, empapando la historia de un lado muy humano, lejos de dogmatismos, grandes discursos o encendidas verdades. Autumn reside en un pueblo de Pennsylvania. Médicos de familia en entornos rurales que entienden el consejo en clave doctrinaria, una legislación estatal que impide abortar a una menor, grupos extremistas estigmatizando a mujeres frente a las clínicas abortistas y el evitar que te señalen con el dedo, hacen que las protagonistas busquen el anonimato de una gran urbe. Nueva York es el destino. Un viaje de ida y vuelta que se prolongará por dos días ante una gestación más avanzada de lo previsto. ‘Never Rarely Sometimes Always’ convierte La Gran Manzana en territorio hostil. Empequeñece a dos chicas solas, perdidas, enfrentadas a una coyuntura impropia de su edad. Hittman impone una puesta en escena atmosférica, administrando los silencios y miradas de sus personajes capta lo violento de muchas facetas de la vida. Y lo arroja a la pantalla. Sin miramientos. Posee escenas dónde el espectador siente, percibe la incomodidad. El primer plano de la protagonista contestando a un cuestionario previo a la intervención, o el de su prima enrollándose con un desconocido para sacar unos dólares, son momentos de fuerza insuperable, de gran cine. Estratosférica interpretación de Sidney Flanigan, a la que secunda una actriz chocante y estupenda llamada Talia Ryder. En un momento de la película el personaje de Ryder le pregunta a su prima: ¿alguna vez has deseado ser hombre? Pues eso. Escrito por Juan Pablo Martínez Corchano para https://rockandfilms.es Nunca, casi nunca, a veces, siempre
Alice es una madre soltera de Los Angeles, recientemente separada, cuya vida toma un giro inesperado cuando acoge a tres chicos jóvenes en su casa como inquilinos. critica: En el debut de la realizadora Hallie Meyers-Shyer, hija de los directores Nancy Meyers y Charles Shyer, se busca una reflexiva comedia familiar, que se aleje de los tópicos de las comedias románticas, pero es precisamente eso en lo que se termina convirtiendo. De vuelta a casa (Home Again) Reese Witherspoon es Alice, una madre de familia que ronda los 40 años y está recién separada, por las mañanas lleva a sus hijas al colegio y después trata de echar a andar su carrera como decoradora de interiores. La noche de su cumpleaños sale de fiesta con sus amigas la cual terminan en su casa con tres jóvenes cineastas a los que conoce en un bar, ellos buscan que su premiado corto sea convertido en un largometraje, y encuentran apoyo en la mamá de Alice (Candice Bergen) una actriz retirada que fue la musa de su fallecido marido, un aclamado director y padre de Alice, ofreciéndoles alojarse en la casa de su hija, lo que les traerá algunos problemas. El inicio es prometedor, una breve introducción a la figura del padre cineasta pasando al presente de la madre que lleva a las hijas a la escuela, dos secuencias que funcionan y que encuentran a una actriz como Reese Witherspoon en su esencia, junto a las dos pequeñas que lo hacen realmente bien. Al poco tiempo se irán introduciendo el resto de los personajes, entre ellos los tres jóvenes soñadores que buscan conquistar Hollywood, donde uno de ellos buscará además conquistar al personaje de Witherspoon en una relación carente de química y gracia, así como el resto de situaciones que le suceden a los jóvenes, lo que desvía el foco de lo que debería ser lo importante en el relato, la evolución de Alice ahora como madre soltera a sus 40 años. Pasando la mitad del metraje el relato se empantana y todo tiene poco desarrollo a partir de ahí, las reacciones de los jóvenes intrusos ante la situación familiar se sienten forzadas y solo uno de ellos, el guionista, encuentra natural cabida en un relato que comete el gran error de desperdiciar al personaje de Candice Bergen en una película con cierto encanto y algunos buenos momentos, que ponen a su directora lejos de la gracia de las películas de su madre. http://tantocine.com/mi-nueva-yo-de-hallie-meyers-shyer/ De vuelta a casa (Home Again)
Una madre joven deambula de un hotel a otro con su novio y su hija de ocho años. Consiguen subsistir como pueden hasta que un día descubren una comunidad con casas móviles que ofrece un estilo de vida alternativo. critica: Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Mobile Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. Mobile
Tras la aparición de una misteriosa caja surge una maldición que comienza a extenderse por todas partes. Parece que la fuente de todo está en el poblado Jukai, escondido en medio del bosque Juka, donde si entras nunca volverás a salir...La aldea de los suicidios critica: una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... La aldea de los suicidios